La quinta individual del pintor peruano reúne más de veinte lienzos recientes en la Galería Limaq y propone recorrer el Centro Histórico desde una experiencia sensorial vinculada al mar, la abstracción y la contemplación contemporánea.

Por: Redacción COSAS

¿Qué ocurre cuando la pintura se convierte en una forma de volver a mirar la ciudad? Esa pregunta atraviesa “Silencio Abisal”, la exposición de Manuel Elguera Diez-Canseco inaugurada en la Galería de arte Limaq del Museo Metropolitano de Lima, ubicada en el Parque de la Exposición. La propuesta, abierta al público hasta el 4 de enero de 2026, se presenta como una invitación a caminar nuevamente el Centro Histórico y a reconectar con sus espacios culturales desde una experiencia actual, íntima y perceptiva.

La Galería de arte Limaq, en el Museo Metropolitano de Lima, espacio que alberga “Silencio Abisal”, la quinta exposición individual de Manuel Elguera Diez-Canseco, abierta al público hasta el 4 de enero.

La exhibición se inscribe en un momento de reactivación urbana, al situarse en uno de los museos más representativos del Cercado de Lima. La apertura oficial incluyó una mañana de actividades abiertas dirigida a niños, jóvenes y adultos, orientada a acercar al público al proceso creativo del artista. Este formato buscó romper la distancia habitual entre obra y espectador, permitiendo un diálogo directo con la pintura como lenguaje y como experiencia.

Para Manuel, el acto de pintar surge como una necesidad vital y una forma de comunicación con su entorno. Su trabajo se alimenta de lo cotidiano, de la observación constante y de una relación profunda con la naturaleza, especialmente con el océano. Esa conexión se traduce en composiciones dominadas por colores intensos, movimientos libres y una gestualidad marcada.

Rocío Ponce y Evely Kuchenbecker, en el día de la inauguración.

Cinco años de trabajo reunidos en Limaq

“Silencio Abisal” reúne más de veinte lienzos, varios de ellos inéditos, que abarcan un periodo de cinco años de producción. Chorreados, barridos y espatulados construyen superficies dinámicas donde la abstracción se despliega como un territorio de exploración emocional.

La muestra evita recorridos rígidos, ni guías cerradas. Cada visitante se aproxima desde la sensibilidad personal, construyendo su propia experiencia frente a los lienzos. “Silencio Abisal” ofrece un espacio de respiro dentro del circuito urbano. La contemplación se plantea como una herramienta para experimentar la ciudad de otra manera, desde el silencio, el color y el movimiento.

La elección del Museo Metropolitano de Lima refuerza el vínculo entre la exhibición y el entorno. Situado en la intersección de la avenida 28 de Julio con Garcilaso de la Vega, el recinto forma parte de un eje cultural que invita a redescubrir el Centro Histórico.

Los lienzos que integran “Silencio Abisal”, integran el color, el gesto y la abstracción que articulan el universo pictórico de Manuel Elguera Diez-Canseco.

Hernán Pazos, Mariana Rosell, Manuel Elguera y Coco Bedoya, en el día de al inauguración.

Trayectoria de un artista marcado por la naturaleza

Manuel Elguera Diez-Canseco es un artista plástico autodidacta, desarrolló desde temprana edad una atracción por los colores vibrantes y la experimentación con materiales. Inició su formación en Perú y posteriormente se trasladó a Pensilvania, donde se graduó como teniente en la Valley Forge Military Academy. Luego cursó estudios universitarios en Estados Unidos antes de emprender un prolongado viaje personal ligado a la naturaleza.

Apasionado del mar, el surf y la caza submarina, recorrió distintos continentes y playas en búsqueda de olas y zonas de buceo. Ese contacto con paisajes, culturas e idiomas despertó la necesidad de trasladar esas vivencias al lienzo. Desde el año 2000 reside de forma permanente en Perú y, desde 2006, participa en exposiciones individuales y colectivas en Perú y Chile.

Manuel Elguera Diez-Canseco trabaja principalmente en formatos medianos y grandes, combinando óleos, acrílicos, látex y técnicas mixtas, con la abstracción como eje central de su exploración pictórica.

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