Los diamantes rojos, de los más escasos del mundo, se crean bajo condiciones extremas, a más de 150 kilómetros de profundidad y a temperaturas muy altas. Los movimientos magmáticos los arrojan a la superficie en países como Tanzania, Rusia y Argyle -donde se encuentra el 95% de ellos-, aunque los yacimientos más célebres se hallan en Brasil, donde son recogidos por el hombre. El diamante rojo es uno de los más raros –no hay más de noventa en el mundo que lleguen al quilate–, de ahí su alto precio y su inmenso valor como joya. También los diamantes azules son de los más especiales del mundo: el diamante Oppenheimer se terminó subastando por 58 millones de dólares, y se convirtió así en la joya más cara de la historia. Michael Grimberg, graduado del Gemological Institute of America, nos introduce en el apasionante mundo de los diamantes y el lujo.
La venta del diamante azul Oppenheimer –de 14,6 quilates y del tamaño de una almendra– por 58 millones de dólares, y del Blue Moon –de 12 quilates– por 45 millones de dólares, ha llamado la atención de asesores financieros de todo el mundo, quienes los están añadiendo a portafolios ya diversificados con productos más tradicionales, como bonos o bienes raíces. Un beneficio obvio, además de ser una buena inversión, ya que es de las pocas cosas que se pueden disfrutar utilizándola. Laurence Graff, el millonario que controla el mercado de diamantes legales, dice que “los diamantes son una excelente inversión porque son fáciles de transportar, aumentan en valor y, además, sirven para conmemorar grandes momentos”.
¿Qué tanto de verdad hay en esto?
Efectivamente, el diamante Oppenheimer se subastó en el precio que mencionas y se ha convertido en la joya más costosa del mundo. Esto se debe a que es el diamante azul más grande –tiene 14,7 quilates– y puro del mundo, lo que lo convierte en una pieza única. El Blue Moon, de 12 quilates, alcanzó los 45 millones de dólares, y se convirtió en la segunda joya más costosa. Fue comprado por un coleccionista de diamantes basado en Hong Kong y que bautizó la piedra como The Blue Moon of Josephine en honor a su hija. Y no solo Graff sostiene que los diamantes son una excelente inversión, sino también De Beers, Winston y muchos otros dueños de minas de diamantes en el mundo.
¿Es cierto que todos los diamantes, en especial los azules, aumentan de valor con el tiempo?
Como en todo mercado, esto es un tema de oferta y demanda. Los diamantes azules, y especialmente estos de los que hemos hablado, que presentan un azul intenso y son totalmente puros o limpios, llamados Vivid Blue y conocidos como internally flawless, son muy escasos y difíciles de encontrar en el mundo. Más aún los que tienen estos tamaños, por lo que se consideran piezas únicas y muy raras. Definitivamente, el valor de cualquier diamante tiende a aumentar con el tiempo. Según un estudio hecho por “The Wall Street Journal”, los diamantes han subido un 80% su valor en los últimos treinta años, eso sin considerar el ajuste inflacionario.
¿El mercado peruano compra diamantes a manera de inversión?
Hoy mucha gente piensa que comprar diamantes es una buena inversión. Yo soy gemólogo, joyero y amante de los diamantes, y si me preguntas a mí, yo sí invierto en ellos porque pienso que siempre es importante diversificar tu portafolio de inversiones. Ahora, para invertir en diamantes, debes ser un conocedor o asesorarte con una persona de confianza experta en el tema.
Por ejemplo, cuando un empresario invierte su dinero, espera recibir una rentabilidad trimestral, semestral o anual sobre ese dinero invertido. En cambio, si compras un diamante, obtienes dos cosas: no solo inviertes en una joya sino que también, como yo lo veo, lo conviertes en la celebración de un momento lindo e importante, marcando algo que se va a recordar toda la vida, como una pedida de matrimonio, un regalo de aniversario y, por supuesto, siempre pensando que estas joyas pasarán de generación en generación en una familia.
Te pongo otro ejemplo: un hombre le regala a su esposa un diamante de 10 quilates D Flawless por sus 25 años de matrimonio. En este caso, el esposo lo regala por amor y porque quiere celebrar un momento especial. No lo hace como una inversión, pero lo más probable es que, en una economía normal, este diamante pueda subir quizá de un 10% a un 20% en unos cuantos años.
¿Qué opinas de los diamantes de colores como inversión?
El de los diamantes de color es un tema muy extenso, pero sí debo decir que hay diamantes con colores más comunes, como los amarillos o los blancos. Estos tienen menos valor que los diamantes de colores mucho más raros como los rosados, azules y rojos. Yo recomiendo invertir en los últimos o, en todo caso, en los blancos de la mejor calidad D Flawless o los amarillos, también de mejor calidad, que son los vivid yellows.
Este setiembre, en la Biennale des Antiquaires de París, se presentó un diamante en bruto de 813 quilates, el Constellation. Fue una sensación mediática, el más caro del mundo en lo que a diamantes en bruto se refiere. ¿Cómo se mueve el mercado en esas esferas tan altas? ¿Quién asume los riesgos? Técnicamente, ¿se requiere de una pericia fuera de lo común?
Efectivamente, este ha sido uno de los diamantes en bruto más grandes encontrados en la historia. Con un peso de 813 quilates, fue hallado en una mina de Botswana. El mercado del diamante en bruto es totalmente diferente al del diamante ya cortado y faceteado, es un expertise totalmente distinto. Hay muchos profesionales que se dedican a esto exclusivamente y lo estudian muy a fondo, ya que un pequeño error puede costar millones y, como en cualquier negocio, uno pretende rentabilizar su inversión. Ha habido casos en los que empresas del rubro han comprado un diamante en bruto y, después de tallarlo en varios diamantes de distintos tamaños y formas, el valor total de mercado de estas piezas era menor al precio pagado inicialmente.