La pasión con la que Belén Alcorta y Sebastián Silva hablan de su trabajo es conmovedora. Es imposible que su entusiasmo pase desapercibido cuando hablan del mar, de las ballenas, de la vida de su familia en la cálida costa norte del Perú. Sus hijos, Lua y Gabriel, escuchan atentos toda la conversación, y sonríen cuando se sienten aludidos. El bronceado parejo de Gabriel es la imagen perfecta de una vida al borde del mar, en contacto con la naturaleza, bajo el sol de Los Órganos, a solo unos minutos de Máncora, paraíso de tablistas y turistas.

La ballena jorobada es la reina de las expediciones de Pacífico Adventures.

Hace diez años, Belén y Sebastián decidieron fundar Pacífico Adventures, una empresa de ecoturismo marítimo e investigación científica. Ella es especialista en ecoturismo y él, biólogo marino. “En nuestro caso, el turismo es una herramienta para la conservación de la naturaleza. Esa es la piedra angular de nuestro trabajo”, afirma Belén con una gran sonrisa, antes de empezar a contarnos la historia de Pacífico Adventures. “Sabíamos que el mar del norte tenía mucho potencial en cuanto a atractivo y fauna, pero se sabía muy poco a ciencia cierta. Empezamos a organizar excursiones y a hacer salidas de observación, y fue en estos tours que comenzamos a registrar los avistamientos de cetáceos, y nos dimos cuenta de que había una temporada muy marcada de migración de ballenas jorobadas. Buscamos la información existente y casi no había nada. Después de tomar registros, sobre todo de las ballenas, nos dijimos que no íbamos a esperar por un proyecto que nos financiara la investigación, y decidimos utilizar los mismos tours como plataformas para realizarla”.

El libro es resultado del trabajo de los autores con la Universidad Científica del Sur.

Así nació la idea más importante de Pacífico Adventures, la de financiar la investigación con el turismo, una idea que, como dice Sebastián, “es pionera en su campo. Y nos encanta la modalidad de trabajo, que es la autosostenibilidad”.

Las reinas de la costa

“Cuando vi saltar a una ballena por primera vez, fue realmente impresionante, nunca en mi vida me voy a olvidar. Y de hecho, llevar esa experiencia a la gente”, dice Belén, con el mismo entusiasmo con el que empezó la entrevista, “permitirles escuchar los cantos y ver a una madre con su cría, hace que se cree un vínculo de cariño con lo que tenemos en nuestro mar. Ese es el trabajo que queremos hacer: acercar a la gente al mar, sensibilizar, y que se preocupen por nuestro mar, que no pase desapercibido”. Ese quizás sea el resumen perfecto del trabajo de Pacífico Adventures, un trabajo con y para la comunidad.

Las ballenas jorobadas llegan a la costa norte de nuestro país para reproducirse.

La empresa consta de un equipo fijo de veinticinco personas, entre biólogos, guías, pescadores y avistadores. Estos últimos, dice Sebastián, son una parte fundamental del éxito que ha tenido Pacífico Adventures: “La chamba importante ahí es la de los avistadores de tierra, que tienen un campo de visión desde Cabo Blanco hasta Vichayito, y de Vichayito hasta Las Pocitas. Ellos nos ayudan mucho, aparte de los tres botes que buscan ballenas”. Los avistadores han permitido que este año haya un 100% de éxito en lo que se refiere a la observación turística de ballenas. La estadística no es menor, ya que este es un campo turístico en el que suele pasar que las excursiones son costosas y poco exitosas.

Los turistas tienen la posibilidad de ver a las ballenas jorobadas –que pueden medir hasta dieciséis metros, como un edificio de cinco pisos– saltar y juguetear, como parte del cortejo previo a la reproducción. Y, desde que consiguieron un hidrófono, también pueden oír los cantos de las ballenas. “Los cantos se escuchan muy fuerte, solo basta con meter un hidrófono y se escucha todo, es una experiencia alucinante”, dice Belén.

Pioneros en investigación

El turismo es solo la mitad de la tarea de Pacífico  Adventures. La otra, quizás la más importante en lo que respecta a la conservación de nuestra fauna marítima, es la investigación científica. “Lo interesante es que, así como vienen turistas, también llegan investigadores, biólogos sobre todo, que trabajan en el tema, y todos pasan por la casa. Algunos tienen objetivos de investigación, con tesis en mente, y, de hecho, hemos asesorado algunas de ellas”, señala Sebastián.

Por Dan Lerner

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