Testimonio subte, la exposición que rescata las experiencias de la escena subterránea limeña
Este movimiento contracultural no se limitó a un grupo de rebeldes que desafiaban al “sistema” con riffs desesperados. Su música, en el Perú, estuvo marcada por la recesión económica y el conflicto interno más sangriento. Pero sus expresiones se esparcieron, también, en las artes plásticas y gráficas, e incluso en la moda, hasta generar un circuito de producción, reproducción y distribución alternativo.
“Desborde subterráneo: una contracultura juvenil en tiempos violentos (Lima 1983-1992)” rescata su esencia a través de fotografías, indumentaria, fanzines, casetes, afiches y volantes de unos doscientos grupos musicales que se hicieron un lugar en la escena local –desde auditorios, centros culturales y discotecas hasta universidades–. Dentro de estas piezas, la línea de tiempo con el paralelo entre la irrupción subte, el avance del terrorismo y los vaivenes políticos es imperdible.
La exposición, bajo la curaduría de Alberto Candia, también ofrece un homenaje a los cuarenta años del punk. Y desde allí, comienza a establecer las conexiones con los primeros esbozos de los colectivos subterráneos peruanos, hasta alcanzar una identidad propia. Se presenta en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), hasta el 9 de abril.
Naturaleza contemporánea
“Dimensión variable” hace un paneo de la pintura y la escultura peruana contemporánea. Está conformada por obras de mediano y gran formato de dieciocho artistas consolidados y con proyección intermedia –Ricardo Wiese, Leoncio Villanueva, Mateo Cabrera, Jean Paul Zelada e Iliana Scheggia, entre ellos–. Todas, sin embargo, tienen un elemento común: la exploración incansable de materiales. La muestra se presenta en La Galería, y se puede visitar hasta el 18 de marzo.
Paisajes renovados
Como aquellos escritores capaces de llevar el lenguaje hasta el extremo –ese abismo donde parece a punto de quebrarse–, y de moldearlo con una fuerza nueva, Stefano Klima usa el horizonte para inquietar a sus espectadores. Para no dejar dudas respecto a la subjetividad de sus imágenes. “Paisaje un juego sutil”, la primera exposición individual de este fotógrafo peruano, reúne algunas de sus mejores piezas en color, y en blanco y negro. Se puede visitar hasta el 15 de abril, en la Alianza Francesa de La Molina.
Juego de opuestos
La obra de Silvia Westphalen nunca ha hecho concesiones. Desde que la artista italiana comenzó su exploración con el mármol, en 1983, ha mantenido intacta su obsesión por las dicotomías. “Las edades de la piedra” ofrece un recorrido por ellas en sus esculturas más logradas. Pero, también, deja al descubierto la formación de una voz propia, y su relación con la naturaleza, el cuerpo y el tiempo. La antología –curada por Eliana Otta– se exhibe hasta el 9 de abril, en la Galería Germán Krüger Espantoso.
A contracorriente
Herbert Rodríguez es un símbolo de la contracultura peruana. Su nueva exposición, “Nadie sale vivo de aquí”, reúne más de un centenar de collages, pinturas objeto, registros de videos, fotografías y fanzines creados entre 1979 y 2016. La muestra está organizada en siete ejes temáticos: “Experimentalismo”, “Derechos Humanos”, “Viva la Revolución” –con sus obras de protesta–, “Medios de dominación”, “Feria de prestigios” –donde cuestiona la institucionalidad artística–, “Sexo” y “Decir la verdad es una performance”. Se presenta en la Galería Juan Pardo Heeren, hasta el 26 de marzo.
Por Gloria Ziegler