A los veintiséis años, Camila ha tenido una vida agitada. El pasado político de su padre se ha sumado al presente político de su madre, embajadora de Nicaragua en el Perú, lo que la ha llevado a viajar constantemente. Estudió una parte del colegio en Managua y otra en Lima, pero fue en Bolivia donde empezó a descubrir su pasión por la fotografía. El momento lo recuerda con nitidez. “Tenía diecisiete años y estaba viajando por primera vez sin mi familia, con una amiga. Fuimos a Bolivia, y fue en el salar de Uyuni cuando me di cuenta de que lo de la fotografía podía ir más allá, porque me encantaba y porque me gustaron mis fotos”, cuenta Camila.
Después de terminar el colegio y de llevar algún curso esporádico de fotografía, decidió irse a estudiar a Italia, donde estuvo un tiempo siguiendo Filosofía, en Roma. “No es que allá hubiera un problema con la carrera, pero me di cuenta de que la fotografía es lo mío. Se me ha hecho evidente: me gusta más que cualquier otra cosa”, afirma.
¿Son compatibles la fotografía y la filosofía? Camila responde con elocuencia: “La foto y la filosofía tienen mucho en común. Yo miro la realidad en función a encuadres fotográficos posibles. Ese aproximarse a algo a través del tomar distancia del sujeto es un movimiento análogo al de la reflexión. Lo cotidiano se contradice con la fotografía, que justamente busca inmortalizar lo efímero; desde el momento en el que eliges algo para fotografiar, lo concibes como irrepetible, con lo cual le restas su cualidad de cotidiano”.
El futuro es un viaje
Otra de sus grandes pasiones responde, probablemente, al estilo de vida que ha llevado desde pequeña, y es viajar. Camila continúa su explicación filosófica añadiendo el componente de viaje. “Cuando viajas ocurre lo mismo de lo que te hablé antes, porque tu mirada es extraña al entorno que estás conociendo. Le das trascendencia a un hecho o un objeto fuera de su contexto. Mis tres pasiones, al final, no se diferencian demasiado, y lo que espero es saber combinarlas de la mejor manera posible”, añade.
En este momento de su vida, Camila se dedica a hacer sesiones fotográficas, principalmente, retratos. En noviembre expondrá en el Palacio de la Cultura de Nicaragua una serie de retratos de mujeres desnudas, y a partir de agosto empezará la carrera corta de Fotografía, en Corriente Alterna. “Todavía no tengo el manejo de la técnica como para hacer fotos de estudio, así que creo que lo que me falta me lo va a dar la carrera”, agrega. ¿Y el futuro lejano? “Me gustaría poder hacer las dos cosas que más me gustan, viajar y tomar fotos, y poder vivir de eso”, concluye.
Fotos de Diego Valdivia
Estilismo: Sara Vílchez
Maquillaje y peinado: Arenna Alva
Producción: Paola Gianino
Asistente de fotografía: Miguel Ángel Mejía
Agradecimientos: ZARA, LAMA