Una vez más hacemos un recorrido sabroso, esta vez por insumos y productos que probamos y que pueden encontrar en algunos de los rincones de la costa peruana. Sí, no solo en Lima, como para abrir ese abanico: desde vinagres de pura uva hasta aceites de oliva y arroces flor. ¿Con qué pueden nutrir su despensa?
Por Paola Miglio (@paola.miglio)
El Dandy. Arrancamos por las bondades lambayecanas. Vinagre de uvas Italia seleccionadas. Fermentación natural y un chispazo que hará cambiar radicalmente el sabor de lomos saltados y ensaladas. No solo la botella está bien diseñada, sino que es parte de la gama de productos elaborados artesanalmente desde las canteras de Héctor Solis y que se vende en Chakupe, gran despensa Moche.
Acá el catálogo es amplio y abundante, además alberga loches de Ferreñafe para fondos de guisos o cremas para evitar las frioleras, cervezas artesanas, arroz flor (ese preciso para que quede brutal, graneado más no desperdigado) si hay suerte y pato, sí el criollo criado en Chiclayo con el que en el Fiesta Restaurante Gourmet se hacen los arroces con pato más sabrosos (ojo al dato). Si tienen suerte hay cabrito, le suman unos buenos frejoles y ya está. Para llenar la alacena entera y preparar el banquetazo en casa.
Parada breve en Lima. Acá los pequeños y grandes emprendimientos abundan y a veces confunden. Así que andamos con el ojo avizor y después de tanta prueba y decepción, pues nos inclinamos por un nuevo café en el centro de Lima, nuevo para nosotros porque recién tuvimos tiempo de entrar. Urqu está en Jr. Áncash saliendo de la Basílica de San Francisco y no solo tiene métodos y cafés tradicionales que cuando fuimos trabajaban con granos de Villa Rica, sino además bolsas para llevar en grano con producciones del Vraem Ayacucho, Oxapampa y Santa Teresa (La Convención, Cusco), ese que ha hecho tan famoso al productor Dwight Aguilar.
Hay turistas entrando y saliendo, así que la recomendación es ir temprano, comprar para llevar y acompañar con un churro criollo de San Francisco en Jr. Lampa, recién salidos del perol, rellenos de abundante manjar o crema pastelera y bañados en azúcar. Lo más simple. Lo necesario para un paseo de fin de semana lejos del circuito gastronómico limeño al que estamos tan acostumbrados.
El sur: de Ica hasta Tacna. Algunos insumos que nos hicieron estas semanas y a los que nos volvimos un tanto adictos. El aceite de oliva de Santo Olivo, pero el extra virgen y de pomo pequeño. Le andamos echando un chorrito desde al pan (con algo de sal de Maras), la pasta que no necesita más si es buena y se cocina al dente, hasta al platón de lentejas de los lunes.
La salvación en precio y muy buena calidad, sobre todo cuando las opciones de fuera llegan a costos disparatados y es momento de apoyar lo bien hecho en casa. ¿El favorito? El arauco y además hay una versión con hongos Porcón. Andamos de sur a norte, para cerrar en Ica. Así que en el camino los guargueritos glaseados de Tradiciones Arias son para comprar por cajas. Hay niditos de novia también. Así que si se pueden encargar, desde donde estén, no dejen de pasar la oportunidad. Aunque no estemos muy enterados, Moquegua es nicho de gastronomía fecunda, de quesos sabrosos, pisco y macerados. Su repostería destaca por ser una de las más finas de la región y hasta del país. Hay que escarbar más para que nos llegue la información (una recomendación, el libro Los dulces de Moquegua que encuentran en librerías de Rosario Olivas y Sandra Plevisani).
De Arequipa, La Recova, espacio que rescata tradiciones de antaño y que armó Monica Huerta en La Nueva Palomino en tiempos de pandemia. Ahí no solo enseña usanzas picanteras, sino que ofrece menjunjes precisos e indicados para elaborar en casa las mejores contundencias. Ajíes secos, en polvo, colorados y amarillos empacados y precisos para integrar el especiero diario. Si ya andan por ahí pues aprovechen que en la puerta trasera del Convento de Santa Catalina venden bolsas de hostias, no consagradas claro, un placer culposo que guardamos desde la infancia y que, cómo no, pueden untar de manjares o mermeladas. Sí, así de indulgentes andamos.
Cerramos en Ica. Con para nosotros, las mejores tejas que se producen en Perú. Hablamos de la tradicionales, de las bañadas en caramelo blanco rellenas de limones confitados con manjar de olla, de guindones, pecanas, que se venden en donde la señora Buendía, en la misma ciudad de Ica, o si andan por Lima, en su filial en Miraflores. Una de cada una para terminar el día en dulce compañía, a pesar de todo, eso alegra el invierno y reactiva el amor por lo nuestro. Seguimos apoyando el producto peruano. Obvio.
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