El esposo de Carolina Herrera, fallecido a los 91 años, fue clave en el éxito de la diseñadora venezolana y protagonizó uno de los matrimonios más influyentes en el mundo de la moda.

Por Redacción COSAS

Reinaldo Herrera, esposo de la diseñadora Carolina Herrera, falleció este martes, dejando una fortuna valorada en 130 millones de euros. En ausencia de un testamento específico, el reparto de su patrimonio seguirá las leyes de Nueva York. Carolina heredará los primeros 50.000 dólares y la mitad de los bienes restantes, mientras que sus hijas recibirán la otra mitad. Esta fortuna abarca propiedades de alto valor histórico y cultural, así como una prestigiosa colección de arte.

La residencia más emblemática del matrimonio es un ‘brownstone’ en el Upper East Side de Manhattan, donde Reinaldo y Carolina  vivieron durante décadas. Esta mansión no solo destaca por su ubicación privilegiada, sino también por la valiosa colección de arte que alberga. Entre las piezas más notables se encuentran los retratos de Carolina realizados por Andy Warhol en 1979, así como un retrato del padre de Reinaldo pintado por Salvador Dalí en 1959.

A este patrimonio se suma la Hacienda La Vega, una propiedad de 65 habitaciones ubicada en Caracas. Construida en 1590 y en manos de la familia Herrera desde 1899, es considerada la casa habitada más antigua de América. Reinaldo Herrera visitó por última vez esta histórica mansión en 2013, y su futuro ahora dependerá de la voluntad de los herederos, quienes deberán decidir si mantenerla en la familia o ponerla en el mercado.

El marquesado que no podrá heredarse

A diferencia de su fortuna material, el título nobiliario de Reinaldo Herrera no será parte de la herencia. El marquesado de Torre Casa, concedido en 1722 por el rey Felipe V de España, estuvo en la familia hasta 1984, cuando Reinaldo lo perdió debido a la legislación de sucesión vigente en ese momento. Dado que no tuvo descendencia masculina, el título pasó a Alejandro Alfonzo-Larraín Recao, quien lo ostenta hasta la actualidad.

La historia podría haber sido distinta de haberse aplicado la Ley de Igualdad para la Sucesión de Títulos Nobiliarios, vigente en España desde 2006. Esta norma, que elimina la discriminación de género en la transmisión de títulos, ha permitido que figuras como Tamara Falcó hereden marquesados sin importar su género. Sin embargo, la reforma llegó demasiado tarde para las hijas de Reinaldo Herrera, quienes no podrán reclamar el título que una vez perteneció a su familia.

«Dos cosas son ciertas, te amaré por siempre y te extrañaré», escribió Patricia en un emotivo homenaje a su padre en redes sociales.

De la aristocracia venezolana a la alta sociedad neoyorquina

Nacido en 1933 en una familia aristocrática de Venezuela, Reinaldo Herrera creció rodeado de influencias culturales y políticas. Su primer acercamiento a la fama llegó como presentador del programa ‘Buenos días’, un espacio televisivo venezolano que marcó su incursión en los medios de comunicación. Sin embargo, su destino cambió radicalmente al casarse con Carolina Herrera en 1968, trasladándose a Nueva York y estableciéndose en la élite de la moda y la sociedad internacional.

Su llegada a Estados Unidos le permitió desempeñar un papel clave en el mundo editorial. Como editor de proyectos especiales de Vanity Fair, Reinaldo coordinó entrevistas exclusivas con líderes políticos y figuras influyentes, incluyendo a Yasser Arafat, Muamar Gaddafi y Manuel Noriega. Su red de contactos lo convirtió en un personaje clave dentro de la diplomacia social, facilitando encuentros entre artistas, empresarios y mandatarios.

La influencia decisiva en el éxito de Carolina Herrera

Aunque nunca participó directamente en el diseño de la marca Carolina Herrera, su rol en la consolidación de la firma fue fundamental. «Carolina no habría triunfado sin mí», afirmó en una entrevista con El País, reconociendo su influencia en la carrera de su esposa. Su visión estratégica y su capacidad para generar conexiones en la alta sociedad fueron determinantes en la expansión de la marca.

Carolina Herrera y Reinaldo Herrera en la recepción de su boda en 1968

El debut de Carolina Herrera en el mundo de la moda ocurrió en 1981 con un desfile en el exclusivo Metropolitan Club de Nueva York. El evento contó con el respaldo del empresario venezolano Armando de Armas y la icónica editora Diana Vreeland, quien impulsó la carrera de la diseñadora en Harper’s Bazaar y Vogue. Desde entonces, la pareja se convirtió en anfitriona de eventos sociales de alto nivel, donde reunían a personalidades influyentes de la política, las artes y las finanzas.

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