En medio de un ambiente solemne, líderes políticos, miembros de la realeza y fieles se congregan en la Plaza de San Pedro para dar el último adiós al líder de la Iglesia Católica.

Por Fiorella Ramírez Menacho

El funeral del Papa Francisco, fallecido el pasado lunes, fue presidido por el cardenal Giovanni Battista Re, y se llevó a cabo frente a la majestuosa Basílica de San Pedro, donde cerca de 400 mil personas de todas partes del mundo, la realeza europea y representante de 130 países e instituciones internacionales se reunieron para despedirse del pontífice.

Los dignatarios invitados ocuparon los asientos dispuestos en el lado derecho de la plaza, mirando hacia la Basílica. De acuerdo con el protocolo, los jefes de Estado de Argentina e Italia se sentaron en la primera fila, seguidos por los monarcas reinantes y, posteriormente, los demás mandatarios acomodados en orden alfabético por país, utilizando el francés como idioma de referencia.

El ataúd del papa Francisco fue llevado a la basílica de Santa María la Mayor, en cumplimiento de su deseo expreso.

El féretro de Francisco, sencillo y de madera, refleja el estilo de humildad que caracterizó su pontificado. Las lecturas y oraciones de la ceremonia destacaron su lucha constante por los pobres, su defensa de la paz mundial y su llamado al diálogo interreligioso. Al término de la misa, el cuerpo fue trasladado a su lugar de descanso final dentro de las grutas vaticanas.

El príncipe William de Gales

En representación de su padre, el rey Charles III del Reino Unido, el heredero al trono llegó al Vaticano para seguir la tradición británica establecida desde el funeral de Juan Pablo II en 2005. El propio Charles, en su época de príncipe, fue uno de los últimos visitantes de Francisco en su residencia de Casa Santa Marta, apenas semanas antes del deceso.

El príncipe de Gales, de 42 años, acudió sin su esposa, Kate Middleton.

Donald Trump

Entre los líderes políticos presentes destacó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien asistió acompañado de la primera dama, Melania Trump. La presencia de Trump marca su primer viaje oficial al extranjero en su segundo mandato. Pese a los desencuentros que ambos protagonizaron en el pasado —particularmente sobre temas como la inmigración— Trump mencionó en su mensaje póstumo que Francisco fue «un muy buen hombre» que «amaba al mundo y, especialmente, a quienes pasaban momentos difíciles».

Mientras el resto de invitados usaron la tradicional vestimenta negra para el funeral, incluida su esposa Melania, Donald Trump optó por un traje azul.

El rey Felipe VI y la reina Letizia

España también envía a sus soberanos, quienes ocupan su lugar en la plaza de San Pedro. Junto a ellos, se unen otros monarcas como el rey Philippe y la reina Mathilde de Bélgica; el rey Carl XVI Gustaf y la reina Silvia de Suecia; así como el príncipe Alberto II y la princesa Charlène de Mónaco.

Desde Noruega, el el príncipe Haakon, asiste junto a su esposa, la princesa Mette-Marit, en muestra de respeto hacia el Papa que abogó por los derechos humanos y el medio ambiente.

Los padres de la princesa Leonor, arribaron a Italia este viernes 25 de abril y se hospedaron en la embajada de España ante la Santa Sede.

Volodymyr Zelensky

Desde Ucrania, el presidente junto a la primera dama Olena Zelenska acudieron a Roma, a pesar de la tensa situación en su país tras recientes ataques a Kyiv. Zelensky elogia al Papa como un líder que «sabía dar esperanza y aliviar el sufrimiento a través de la oración». El vínculo entre Francisco y Ucrania se había fortalecido tras la invasión rusa de 2022, cuando el Papa pidió insistentemente por la paz y la defensa de la soberanía ucraniana.

Volodymyr también mantuvo conversaciones informales con el presidente de Estados Unidos en la Basílica de San Pedro antes del servicio.

Antes de la ceremonia, Donald Trump mantuvo una reunión con el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, que la Casa Blanca describió como «muy productiva».

Luiz Inácio Lula da Silva

El presidente de Brasil, país con la mayor población católica del planeta, Luiz Inácio Lula da Silva tomó su lugar durante la misa. Lula, quien mantenía una relación cercana con el pontífice, decretó siete días de luto nacional en su país. «La humanidad pierde hoy una voz de respeto y acogida», declaró tras la noticia, y recordó las varias reuniones que compartió con el fallecido Papa en el Vaticano y en Brasilia.

Ferdinand Marcos Jr.

El presidente de Filipinas también se hizo presente en Roma. En su declaración pública, el mandatario describió a Francisco como «el mejor Papa de mi vida». Filipinas, donde el 80% de la población se identifica como católica, fue escenario de una de las mayores concentraciones humanas durante la visita papal de 2015, cuando seis millones de personas asistieron a una misa en Manila.

Javier Milei y otros representantes de Estado

Líderes de América Latina como el presidente de Argentina, Javier Milei —procedente de la tierra natal del Papa— y el presidente de República Dominicana, Luis Abinader, también formaron parte del nutrido grupo de asistentes.

Otros jefes de Estado que acudieron a Roma incluyen a Andrzej Duda (Polonia), Frank-Walter Steinmeier (Alemania), Zoran Milanovic (Croacia), Daniel Noboa (Ecuador), Micheál Martin (Irlanda), Maia Sandu (Moldavia), Edgars Rinkevics (Letonia), y Christopher Luxon (Nueva Zelanda). Desde Asia, el vicepresidente chino Chen Chin-Jen representó a su país, mientras que desde Medio Oriente, asistió el rey Abdalá II y la reina Rania de Jordania.​

El presidente argentino, Javier Milei en la misa al aire libre.

​Ausencia de Dina Boluarte

La presidenta del Perú, Dina Boluarte, no fue parte del funeral del Papa Francisco en Roma debido a que el Congreso de la República le negó el permiso necesario para viajar al extranjero. Según la legislación peruana, la mandataria requiere autorización del Legislativo para salir del país, ya que no cuenta con un vicepresidente que asuma la gestión durante su ausencia. La solicitud fue rechazada con 45 votos en contra, 40 a favor y una abstención.

El Congreso argumentó que la presidenta debía priorizar la atención de problemas nacionales, como la creciente ola de violencia en el país. Algunos legisladores criticaron el uso de recursos públicos para el viaje y exhortaron a Boluarte a adoptar una actitud más austera, siguiendo el ejemplo del sumo pontífice.

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