El exmandatario, símbolo de austeridad en el poder, falleció en su chacra de Rincón del Cerro, Montevideo, tras anunciar en 2024 que padecía cáncer de esófago.

Por Redacción COSAS

José Mujica, expresidente de Uruguay entre 2010 y 2015 y una de las figuras más singulares de la izquierda latinoamericana, murió este martes a los 89 años. La noticia fue confirmada por el presidente Yamandú Orsi a través de su cuenta en X. Mujica falleció en su chacra de Rincón del Cerro, el mismo lugar donde quiso vivir —y morir—, alejado del ruido, rodeado de tierra y memoria.

En abril de 2024, el exmandatario anunció públicamente que padecía un cáncer de esófago. Lo hizo él mismo, en una sorpresiva conferencia de prensa. Siguieron 32 sesiones de radioterapia, una recuperación dolorosa y varios ingresos hospitalarios por complicaciones derivadas de su alimentación. Aunque por momentos pareció que el tumor había cedido, en enero de 2025 él mismo informó que el cáncer había hecho metástasis. Fue, otra vez, un acto de entereza: en una entrevista con el semanario Búsqueda, Mujica dijo su última gran frase pública: “Hasta acá llegué”. Pidió que lo dejaran tranquilo, que no le solicitaran más entrevistas, que le permitieran pasar sus últimos días en su chacra, andando en tractor y recorriendo sus plantaciones.

Ese pedido no se cumplió del todo. Aunque debilitado, Mujica siguió recibiendo a presidentes, exmandatarios, artistas y periodistas. Participó en actos políticos y asistió a la asunción del nuevo Parlamento y del nuevo presidente. Su presencia era símbolo y testimonio.

La vida de Mujica fue, como él mismo la definió, “una novela”. Guerrillero tupamaro, preso durante 13 años en condiciones extremas, figura central del Frente Amplio, presidente austero que donaba la mayor parte de su sueldo, vivía sin lujos y hablaba con una filosofía llana que lo volvió referente internacional. Fue querido por muchos, criticado por otros tantos, pero difícil de ignorar.

Murió el martes, apenas dos días después de que no pudiera acudir a votar en las elecciones departamentales de su país. “Está a término”, dijo su esposa y compañera de décadas, Lucía Topolansky, en una entrevista radial. “Estoy hace más de 40 años con él y voy a estar hasta el final. Eso es lo que le prometí”, afirmó.

Su último deseo fue ser enterrado en su chacra, junto a Manuela, su perra de tres patas, símbolo involuntario de su estilo de vida. Como en vida, también en su partida, Mujica eligió la tierra, la sencillez y la coherencia