La oficina del Ministerio de Cultura que administra los tickets a Machu Picchu se negó a vender entradas a tour operadores y prensa extranjera invitados por CANATUR y Promperú para promocionar el destino, pese a una orden expresa del ministro Fabricio Valencia. Tras varias horas de desacato, cedieron recién al final del día, dejando el claro mensaje de que es la autoridad local, y no el Estado, quien está al mando.

Por: Mery Jiménez 

Perú Travel Mart, el evento más importante para la promoción turística del país, fue inaugurado el jueves 26 de junio por la presidenta Dina Boluarte. Organizado por la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), con apoyo de Promperú y el Ministerio de Relaciones Exteriores, su edición 2025 incluyó un viaje de familiarización a Cusco con más de 30 tour operadores internacionales, prensa extranjera y este medio, con el objetivo de vender el destino Perú, incluyendo su mayor atractivo: Machu Picchu.

Pese a que Canatur solicitó con semanas de anticipación las entradas para la Ciudadela Inca, la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco se negó a emitir los boletos. Ni siquiera la intervención directa del ministro de Cultura, Fabricio Valencia, ni de la ministra de Comercio Exterior y Turismo, Desilú León —quienes gestionaron el pedido ante la oficina en Aguas Calientes— logró revertir la decisión.

La Dirección accedió a vender los tickets recién al cierre de la jornada laboral. La vicepresidenta de Canatur, Maritza Montero, visiblemente indignada, calificó el incidente como un “maltrato al turista”. Pero lo sucedido fue más allá: fue un abierto desacato de la autoridad local a la autoridad estatal.

Perú

Los tour operadores y prensa extranjera invitada a Machu Picchu con el fin de promocionarlo se quedó estupefacta al ver el manejo de las entradas en Aguas Calientes.

La negativa fue recibida con sorpresa por los operadores y la prensa internacional, que vieron peligrar la visita a la llamada Ciudad Perdida de los Incas. El mensaje fue contundente: ni los más altos funcionarios del Estado tienen control sobre sus propias instituciones. ¿Qué mensaje de desgobierno se han llevado quienes compran y promueven el destino Perú?

La situación de Machu Picchu

La crisis en Machu Picchu no es nueva, pero se ha agravado al punto de comprometer la experiencia del visitante y la imagen del Perú como destino turístico global. Gremios del sector han denunciado públicamente el caos operativo en Aguas Calientes —hoy Machu Picchu Pueblo—, la venta opaca de boletos, y la pérdida de control por parte del Ministerio de Cultura, al que acusan de omisión sistemática. La situación ha llegado a tal extremo que exigen declarar en emergencia la gestión del santuario y establecer un nuevo modelo de gobernanza.

Uno de los antecedentes clave es la decisión adoptada en 2021 por la entonces ministra de Cultura, Betsy Chávez, quien autorizó, en un gesto calificado como populista, la venta presencial de mil entradas diarias. Desde entonces, el desorden se ha profundizado. Para conseguir un boleto de ingreso, el visitante debe enfrentar colas que pueden tomar hasta cinco horas, divididas entre la obtención del “pre-ticket” y, horas más tarde, el ticket oficial —que generalmente aplica recién para el día siguiente. El trámite es personal e intransferible, lo que provoca aglomeraciones a diario frente a la oficina del Ministerio de Cultura: adultos mayores, personas con movilidad reducida, mujeres gestantes y niños son obligados a soportar largas esperas en condiciones precarias.

Los testimonios recogidos en la zona dan cuenta del nivel de deterioro. “Hice una cola de dos horas y media para el preticket y luego cuatro horas y media más para el ticket. Para pagar, te llaman con un megáfono del uno al mil, solo en castellano. Quienes no entienden, están perdidos. Solo hay dos cajas atendiendo”, relata Hugo Castignani, turista español. “En el pueblo la sensación es agobiante, hay muchas personas en un espacio pequeño, y mucho trajín entre autobuses, tiendas y turistas”, añade Esther Blanco, otra visitante extranjera.

Turistas viven una odisea para comprar boletos al santuario de Machu Picchu. La autoridad local desafía al Estado.

Casos como el de Lucía Montoya, una turista mexicana con cáncer, retratan la insensibilidad del sistema. Pese a haber comprado sus entradas online con tres meses de anticipación, estas solo permitían el acceso a la Ruta 1, un circuito panorámico sin ingreso a las ruinas. Esta es la opción que más se ofrece en línea, lo que obliga a los turistas a acudir presencialmente para tramitar un segundo ticket que sí permita recorrer el santuario.

Este mecanismo forzado obliga a muchos a pernoctar una o dos noches adicionales en Machu Picchu Pueblo, generando sobrecostos no planificados. Para quienes viajan con itinerarios cerrados o presupuestos ajustados, este esfuerzo resulta muchas veces en vano: son numerosos los que regresan a casa sin haber pisado las ruinas que soñaron visitar.

El guía local, Rony Calsin, de la empresa Perú Sightseeing , explica: “La población pide que estos mil boletos se vendan de manera presencial […]. Ellos dicen que necesitan dinamizar su economía con estos turistas que no lograron ingresar y se quedarían en el pueblo una noche más consumiendo servicios de hotelería, restaurantes y otros adicionales”.

Gremios turísticos exigen declarar Machu Picchu en emergencia por el caos operativo que deja mal la la imagen del país .

Así, a costa del turista, Aguas Calientes experimenta un crecimiento forzado. Con solo caminar algunas cuadras, pudimos evidenciar que el mercado local ha duplicado su tamaño, hay varios hoteles nuevos y una serie de edificios en construcción, casi todos la zona. La ciudad se levanta y expande para albergar a más personas; mientras que hace tan solo dos días, Machu Picchu ha sido incluido en la polémica lista de lugares que “ya no valen la pena visitar” de Travel and Tour World (TTW).

Los gremios de turismo de Cusco enviaron un comunicado el martes 1 de julio al Ministerio de Cultura instando a tomar acción sobre la problemática. Por su parte, Canatur se reúne hoy jueves 3 con el ministro de Cultura para reclamar lo mismo. Mientras tanto, los problemas estructurales de la gestión dejan pérdidas de hasta 25 millones de soles en lo que va del año. ¿Se pondrá fuerte el Estado o se dejará manipular nuevamente con la amenaza de una huelga? Lo cierto es que, luego de lo vivido en el Perú Travel Mart, queda claro que quien tiene el control de un patrimonio que le pertenece a todos los peruanos no es el Gobierno.

Suscríbase aquí a la edición impresa y sea parte de Club COSAS .