El hijo mayor del Nobel peruano compartió recuerdos inéditos sobre los viajes juntos por Lima, la etapa final del escritor y la reconciliación entre sus padres, que describe como “lo más hermoso”

Por: Redacción COSAS

Álvaro Vargas Llosa ofreció una entrevista a El País en la que narra con detalle los últimos momentos de su padre, compartiendo recuerdos de la vida cotidiana, la literatura y la familia en los meses finales del Nobel de Literatura. La conversación se realizó durante la VI Bienal Vargas Llosa, celebrada del 22 al 25 de octubre en Cáceres y Trujillo, donde se entregó el premio de novela a El caballo dorado de Sergio Ramírez.

Patricia Llosa y Mario Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa y Patricia Llosa, casados desde 1965, se separaron en 2015 después de 50 años de matrimonio.

Seis meses después del fallecimiento de Mario Vargas Llosa, el pasado 13 de abril, las celebraciones literarias y académicas en su honor continúan. Desde el Congreso Internacional de la Lengua Española en Arequipa hasta las jornadas organizadas por Letras Libres en Madrid, su legado sigue vivo. En ese contexto, la VI Bienal Vargas Llosa reunió a escritores, críticos y familiares para recordar al autor de La ciudad y los perros.

Los viajes por Lima en esa etapa sirvieron como un puente entre la ficción y la realidad. “Yo tenía que cumplir una función, tenía la responsabilidad de conducirlo, y además quería que él fuera grabando cosas. En la vida real a él le encantaba convertirse en personaje, era un aventurero”, relata Álvaro acerca de los paseos junto a su padre. En esas salidas, el novelista recuperaba fragmentos de obras como La historia de Mayta, al sugerirle: “Quiero que te conviertas en el narrador que está yendo a la cárcel”.

La intensidad de esos momentos aumenta al describir: “Era evidente que estaba recuperando imágenes, que vislumbraba cosas un poco vagas contadas por él mismo en sus libros”. Y añade: “Lo novedoso era lo más duro: ver al hombre vital que había sido metido en una especie de cárcel, completamente aprisionado por la enfermedad”.

Álvaro Vargas Llosa

Álvaro Vargas Llosa compartió recuerdos íntimos de los últimos meses de su padre, el Nobel Mario Vargas Llosa.

La «tribu» que se reunió

La relación familiar fue intensa; siempre fuimos una familia, pero ahora éramos una tribu. Aunque viviéramos desperdigados por el mundo, todos convergíamos hacia él. Lo vivíamos con una intensidad nunca vista”, afirma Álvaro. En el transcurso de ese año, realizó 12 viajes a Perú “desde París, desde Nueva York, para estar con ellos, con mis hermanos”.

Estos desplazamientos permitieron recuperar momentos de cercanía y despedida: “Los paseos se convirtieron en una cosa maravillosa. Una forma de ayudarle a morir feliz. Cuando llegaban las dos de la tarde, acabábamos de comer, y ya quería salir, era el momento cumbre del día”.

La «tribu» describe la unión y cercanía que los hijos y allegados de Mario Vargas Llosa compartieron durante sus últimos meses, transformando la familia en un grupo íntimo y solidario alrededor del escritor.

En el corazón de su testimonio se encuentra una afirmación significativa: “La reconciliación con mi madre es lo más hermoso que ocurrió en la etapa final de su vida”. Álvaro lo describe como “un acto de amor, que ya no se podía expresar de la misma manera que antes … Porque estaba en aquella cárcel que lo limitaba esencialmente y mentalmente. Pero … era un acto de contrición”. Su padre expresó con gestos lo mucho que le debía a Patricia Llosa, quien “estaba muy conmovida, muy generosa”.

“Ese encuentro fue lo más hermoso que vi, todo fue muy genuino, auténtico. Si tú estás con tus facultades limitadas, un gesto pequeño es un gesto que lo dice todo”. Rememoran los poemas que ambos habían leído años antes, un recuerdo que volvió a cobrar forma.

Legado, memoria y próximas páginas

Al analizar la última novela de Vargas Llosa —Le dedico mi silencio— Álvaro confirma que fue escrita “en perfecto estado de memoria. Fue lo último que pudo escribir. Cuando corrige las pruebas ya se advierte una decadencia”. El ensayo que quiso abordar sobre Jean‑Paul Sartre jamás se concretó.
Respecto al vínculo del escritor con el diario para el que colaboró más de treinta años, comenta: “La relación con El País fue umbilical, fraterna. Él fue tentado muchas veces para irse, pero nunca titubeó. Decía: ‘El País jamás me ha puesto una limitación, yo tengo la obligación moral de seguir’. Era su periódico. Punto”.

Álvaro Vargas Llosa describe cómo los últimos momentos junto a su padre estuvieron marcados por la memoria, la literatura y la cercanía que reforzó los lazos familiares.

Hoy, Mario Vargas Llosa será recordado principalmente como autor, esposo y padre; “es lo que queda: el escritor, el esposo, el padre, así lo verá el gran público. El autor de La casa verde, La guerra del fin del mundo, La fiesta del chivo, La tía Julia…”, afirma Álvaro. Sobre la prensa del corazón añade: “A la prensa del corazón no le tengo mucho cariño … No significa que no haya excepciones, pero no es una prensa que tenga un sentido de los límites o de la oportunidad”.
En el cierre de la conversación, expresa: “Yo era un hijo muy cercano a él, por tanto, la relación, la amistad, el afecto, la conversación, el diálogo, todo. Echo de menos todo.”

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