Con la Casa Ronda, Marina Vella crea una arquitectura de espacios compartidos, de recorridos interiores y exteriores y de materiales naturales. Una arquitectura dedicada a la contemplación, a la vida en la playa y al solaz.

Por Rebeca Vaisman / Fotos de Gonzalo Cáceres Dancuart

Marina Vella

Vista desde la playa, la casa parece tener un corte lo suficientemente amplio como para permitir que el cerro descienda e ingrese. Los metros que en realidad separan la construcción del cerro desaparecen. Es más que un efecto visual. Parece ser la lógica de la casa: una construcción abierta, que se enclava a los pies del cerro y que aprovecha la fortaleza de su piedra para desarrollarse, para existir. Esa fue la imagen que tuvo la arquitecta Marina Vella la primera vez que recorrió el terreno en la playa de Cañete. El cerro generaba una vista importante que no se limitaba a la fachada trasera. Continuaba por uno de los laterales del terreno, convirtiéndose en un peñasco que llega casi hasta el mar, e impidiendo que otra casa pueda ser construida en el lote contiguo. El cerro, pues, no solo es el guardián de la playa, también abrazaría con especial afecto la nueva construcción, abarcando dos de sus cuatro lados. La arquitecta decidió usar esa piedra colorada en el interior de la casa, y fue con este material que generó el elemento alrededor del cual se dan todas las dinámicas y recorridos: el patio en forma de ronda. Parte importante de la construcción implicó subir al cerro, bajar la piedra, trabajarla e ir armando con ella un muro que respetase el lenguaje de su protector. Es por eso que, desde la arena, el cerro parece uno con la casa. De alguna manera, lo es.

Marina Vella

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Una casa mediterránea

Los propietarios son una familia hispano-peruana que suele vacacionar en Menorca. Su referencia es la tipología de casa de playa de la isla balear: el uso de materiales naturales, la presencia de patios con cantidad de cojines, un estilo rústico y acogedor. La arquitectura de Vella reconoce esos elementos, que funcionan como punto de partida. Sin embargo, había otras cosas que resolver: esta es una playa muy ventosa, las clásicas terrazas como frente de casa no funcionan pues no se pueden usar de noche, por el aire frío. Es así que surge la idea de un patio central como eje de la casa, que abarque las vistas frontal (hacia la playa) y lateral (hacia el peñasco que se desprende del cerro). “En el anteproyecto diseñamos un patio muy curvo que tenía que atravesarse constantemente para moverse de un punto a otro de la casa”, explica Marina Vella.
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“Eso se fue corrigiendo hasta el diseño final: el patio se achicó un poco y se separó, de tal forma que si es invierno, por ejemplo, no tienes que salir para transitar por la casa”.

Marina Vella

El patio es el centro de la casa y el punto que domina las mejores vistas de la playa y de la piscina. Pero debía cerrarse para preservar su intimidad. Se diseñaron doce paneles giratorios cuyo nivel de apertura se puede controlar. Volviendo a la referencia menorquina, se utilizó la silla Acapulco como inspiración para los paneles, hechos a partir de un marco de acero inoxidable y un tejido de soguilla sintética.
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El banco que sigue la curva del muro es un elemento importante. Sus dos cuerpos metálicos están forrados en ratán, rodeados por árboles y buganvilias.
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El área social transcurre de cara al mar, mientras que los dormitorios se ubicaron en la parte trasera de la casa. La familia necesitaba varios, que se distribuyeron en dos pisos (uno hacia abajo). En el primer piso se encuentra la habitación principal, un dormitorio secundario y el de servicio, mientras que abajo está el cuarto de invitados con su propio patio, y dos dormitorios más. El dormitorio principal también tiene una terraza propia, con vista hacia el cerro. Cuando se está de pie en esa terraza, se observa la punta del cerro elevándose, se aprecia la continuidad de la piedra, la conexión con el material. Parece que se estuviera dentro del cerro mismo. Una perspectiva que enriquece la experiencia de la casa.

Marina Vella

Artículo publicado en CASAS #253