Diethell Columbus, abogado y candidato de Fuerza Popular para la Alcaldía de Lima, se presenta en sociedad con una propuesta de acciones simples y baratas –aunque poco articuladas– para aliviar los grandes problemas de la ciudad.
Por Edmir Espinoza / Retrato de Raquel Foinquinos
A pesar de ser para muchos un improvisado dentro del escenario político, Diethell Columbus –abogado, profesor universitario, columnista y ex administrador municipal de San isidro y Jesús María– se jacta de ser un ciudadano de a pie, de conocer Lima y sus problemas más enraizados, y asegura tener la experiencia y las condiciones para liderar el cambio urgente que requiere. Será el tiempo el que dilucide si su propuesta de medidas concretas, baratas y de acupuntura seduce a un electorado que pareciera reclamar soluciones creativas y urgentes para una ciudad a punto de colapsar.
Es sábado, son las diez de la mañana y Diethell Columbus espera esta entrevista en un puesto de venta de quinua, a pocos metros de la estación Naranjal, en Independencia, en una escena que parece algo impostada. Vestido con una camiseta blanca y un chaleco informal, este abogado de treinta y siete años asegura que nunca pensó en tentar el cargo de máxima autoridad metropolitana, aunque su discurso deja entrever que, luego de dieciséis años dedicados a la función pública, su candidatura ha sido cocinada a fuego lento.
Columbus ha vivido en Comas, San Isidro, Jesús María, Chorrillos, Cieneguilla, La Victoria y San Juan de Lurigancho, y entiende que esta visión panorámica de Lima le otorga ciertas ventajas de cara a una campaña corta e intensa. Empero, su propuesta de pequeñas acciones que alivien la vida de los limeños todavía se vislumbra algo gaseosa y poco articulada, lejana a la idea de planificación urbana que tanto requiere nuestra capital.
–¿Siempre lo sedujo la idea de ser alcalde de Lima?
–No te voy a mentir, no me acostaba todas las noches pensando en ser candidato. Nunca me interesó. Pero soy una persona que cuando se presenta una situación, la analiza, ve de qué forma puede aportar, y toma una decisión. Y, cuando se presentó la invitación formal de Fuerza Popular, lo conversé con mi esposa y finalmente decidimos aceptar el reto. Básicamente porque, en el trabajo previo que habíamos estado realizando de capacitación de las bases, nos dimos cuenta de todas las falencias que tiene la ciudad y de las posibles soluciones que no implican mucha inversión, pero que te generan una rentabilidad social increíble para Lima.
–Por ejemplo…
–Por ejemplo, Pasamayito. Yo me siento superfeliz de haber sido el que inició la conversión de Pasamayito y que otras personas hayan querido replicar nuestra idea, que tiene que ver con asfaltar esta vía (que conecta Comas con San Juan de Lurigancho). Una pequeña obra que tiene dos grandes efectos en la ciudadanía: por un lado, va a ahorrar el flujo de tiempo de personas de Comas a San Juan de Lurigancho, de tres horas a media hora, y por otro lado, si hoy gastan más o menos un promedio de diez soles entre ida y vuelta, con Pasamayito asfaltado costará la mitad. Hablamos de pequeñas grandes obras que a la ciudadanía le importan.
–A pesar de figurar ya con un 2% de intención de voto en las últimas encuestas, todavía el limeño promedio no conoce del todo a Diethell Columbus. ¿Por qué el vecino debería confiar en su candidatura como solución a los problemas de la ciudad, teniendo en cuenta que no ha liderado antes un gran equipo de funcionarios?
–El ciudadano, cuando termine de conocerme, se dará cuenta de que soy un ciudadano más, como él. Que ha padecido los problemas del transporte, que ha padecido las trabas sin fin que tiene cada municipalidad, que ha padecido la inseguridad ciudadana. Soy un limeño más.
–Yo también soy un limeño más y no pretendo ser alcalde la ciudad.
–Sí, pues. Pero yo he sido gerente general en municipalidades, que es la máxima autoridad administrativa del organigrama de una municipalidad, y eso quiere decir que no solo me he dedicado a hacer informes, sino que he sido articulador y ejecutor de políticas públicas locales. Lo he visto y conozco el tema. Así que decir que no he liderado un gran equipo tan cierto no es. Creo que hay una gran diferencia entre mi perfil y el del resto de candidatos, y es que yo aposté por el servicio público desde que me volví ciudadano.
–Quizá la principal tarea pendiente del próximo alcalde sea afrontar el problema del transporte y la movilidad. Han existido muchas propuestas de reforma, pero todas han fracasado. ¿Cómo solucionamos un problema transversal que sufrimos todos los limeños, sin excepción?
–En cuatro años es imposible solucionar todos los problemas de la ciudad, pero se pueden tomar medidas importantes. En transporte, se quiso iniciar una reforma muy ambiciosa en la época de Susana Villarán, que no se puso en práctica y que nosotros vamos a impulsar. Por otro lado, está el tema de los corredores: necesitamos ampliarlos y ponerlos en funcionamiento de verdad. Pero eso va ir de la mano con contratos que no sean hechos al galope.
–¿Esto quiere decir que la ampliación y mejora de los corredores solucionará los problemas de movilidad en la ciudad?
–No es solo eso. También está el tema de la semaforización inteligente y sincronizada. A veces la solución a los problemas de congestión vehicular tiene que ver con un tema más de geometría vial y semaforización que con un tema de hacer un by-pass. Adicionalmente, poner el tema de fiscalización de tránsito con inspectores viales.
–La contratación de inspectores y la ampliación de la red de semaforización parecen medidas temporales. Siguiendo con su idea de administrar la ciudad a partir de la planificación, ¿no necesita Lima soluciones radicales para un problema tan profundo como el caos vehicular?
–Quizá. Pero, mira, hay quien ha propuesto la instalación de teleféricos. Esto implicaría necesariamente hacer expropiaciones, y esto te va demorar un montón; se va acabar tu gestión y no vas a acabar. Lo mismo que Castañeda con el tema del Jockey. Nos hemos acostumbrado a que la política y las propuestas para Lima sean maquillaje. Yo no te vengo a proponer cosas rimbombantes, sino cosas que se pueden y que vamos a hacer.
–Un aspecto que pareciera haberse dejado de lado en los últimos años es el desarrollo humano. ¿Qué tan prioritario es para Lima construir ciudadanía y habilitar nuevos espacios públicos para los vecinos?
–Creo que es imprescindible trabajar en este tema. Me importa la seguridad, me importa el transporte, pero quizá en el caso del desarrollo humano es donde más se pueda trabajar desde la municipalidad. A nosotros nos interesan los espacios públicos, pero no el espacio público que histórica y tradicionalmente se ha manejado desde el punto de vista municipal, que pasa por un poco de concreto, una banca, un poco de pasto y geranios.
–¿De qué espacio público hablamos, entonces?
–El espacio público como nosotros lo enfocamos es un espacio de encuentro vecinal. Es intentar regresar al concepto de barrio, a partir de espacios de convivencia ciudadana en donde puedas compartir con tu vecino, con el del edificio, con el del frente. Hablamos de una articulación un poco más inteligente que una losa de concreto. Es dar, por ejemplo, usos adicionales a estos espacios. Espacios donde puedas leer un libro, un periódico. Generar espacios deportivos anexos a espacios culturales, parques con juegos para niños donde podamos implementar wawa wasis o guarderías municipales. O complementar una losa deportiva con un cafetín, una biblioteca, y una sala de usos múltiples donde se puedan dar cursos para jóvenes, madres y adultos mayores.
Artículo publicado en la revista CASAS #258