Las intervenciones de Elena Testino combinan elegancia y un estilo descontracturado. En este departamento, la interiorista peruana redobló la apuesta, con una propuesta etérea y acentos de color intrépidos.
No es un impulso nuevo: la irreverencia siempre ha estado presente en su trabajo. Empezó, modesta, desafiando los clichés de la elegancia y se afianzó, de a pocos, hasta construir un estilo propio, con el casual chic como bandera. Ahora, sin embargo, parece haber encontrado otro giro, con la incorporación de colores vibrantes. “Es un proceso que no tiene nada que ver con las tendencias. Con el tiempo, uno va cambiando y aprendiendo. Hace algunos años, por ejemplo, me gustaba hacer todo con tonos claros. Pero ya no”, dice la interiorista Elena Testino. Y esa exploración –la de los colores poco usuales en la decoración peruana– ha sido el eje para diseñar este departamento.
Los dueños del lugar, ubicado en el edificio YOO diseñado por Philippe Starck, buscaban un interiorismo fresco y original, que reforzara la luminosidad del piso. Por eso, Testino ideó una paleta de colores blancos y azules, con toques de mostaza y oro para las áreas principales. “La idea era generar atmósferas contemporáneas y eclécticas, pero casuales. Que uno se sienta a gusto en ellas”, cuenta.
Así, la sala se planteó como un ambiente amplio con dos áreas de asientos, integradas al bar. El punto de partida, allí, fue un conjunto de pequeñas mesas de centro en acero y vidrio, junto a unas de madera y otras en pan de plata. “Queríamos una pieza distinta, con movimiento orgánico y que, a la vez, fuera versátil”, explica. Este era uno de los espacios claves para los propietarios: necesitaban que se adapte para organizar reuniones sociales y, a la vez, al uso diario. Con esa idea, incorporó un gran sofá blanco de lino y algodón, dos sillones giratorios, un conjunto de taburetes, y un sofá de terciopelo azul eléctrico con laterales ligeramente curvos, junto a una alfombra en tonos arena y oro que completa la armonía entre las piezas. “Elegimos un diseño tejido en telar, para darle un aire más casual”, cuenta. En el bar utilizaron un mueble de madera en doble altura –la misma empleada en las mesas de centro– y una consola de apoyo. Y las ventanas, finalmente, se mantuvieron sin cortinas ni paños decorativos, para conservar la vista al malecón y facilitar el ingreso de luz.
Cadencia artística
Elena Testino cree que lo suyo es guiar a las personas para que vivan más bonito. Y, para eso, el arte siempre ha sido fundamental. En el caso de este departamento, a pedido de los propietarios, eso implicó una renovación de la colección familiar. De esta manera, una pintura de Gam Klutier potenció el colorido de la sala y se integró a las piezas de Julia Romano, Javier Bellomo y una escultura de Víctor Delfín. En el hall de ingreso, por otro lado, reubicó un cuadro de Belinda Tami e instaló unas obras de cerámica de José Tola, en la terraza. Y, finalmente, una pintura de Mateo Liébana se convirtió en el disparador para la intervención del comedor diario. Allí, el contraste con los muros azul hortensia es explosivo, y está acompañado por mobiliarios en tonos arena, un cuadro de Hernán Pazos, un chandelier y una consola de mármol empotrada, junto a un espejo de grandes dimensiones, que crea una sensación de amplitud y refracta la luz de la sala.
Contrapuntos estéticos
El cambio de ritmo llega en el estar, un área más distendida donde reaprovecharon algunas piezas de los propietarios y construyeron un escritorio integrado. “Revestimos parte de la sala y el escritorio con un papel con pequeños grafitis, eso nos dio un efecto bien simpático”, cuenta la interiorista. “Y, luego, pintamos la mesa de centro (un mueble que ya tenían) con efecto wash e instalamos un estante de estilo industrial y dos sillones de cuero que retapizamos en un tono más claro”.
Por último, en el dormitorio principal, la alfombra de telar en tonos arena funciona como elemento integrador de la propuesta. Allí, los contrastes son más sutiles, con tonos celeste pastel y oro como protagonistas. “Queríamos que se vea suave”, explica Testino. Esa sutileza, sin embargo, se extiende por todo el departamento. Sus contrapuntos en la composición –como este último– lograron esquivar la monotonía. Pero, también, lo han impregnado de una fuerza vital.
Artículo publicado en la revista CASAS #260