Un departamento con vista privilegiada a la naturaleza busca capturar su esencia bajo techo. Así, en esta propuesta de Erika Zielinski, los revestimientos de madera, las lámparas de cuarzo y las mesas de mármol evocan sutilmente la belleza del exterior.
Por Tatiana Palla / Fotos de Gonzalo Cáceres Dancuart
Encontrar el equilibrio perfecto para unir una propuesta moderna con guiños a la naturaleza es un reto que Erika Zielinski, artista y diseñadora, ha enfrentado en este departamento. Se trata, por cierto, de un encargo especial. El cliente no es un desconocido para Zielinski, sino el primero de su carrera como diseñadora.
El nuevo encargo tenía un concepto guía. “El propietario me pidió que fuera masculino y urbano, que se notara que era un departamento para él, y me dio bastante libertad para hacer lo que se me ocurriera”, explica Zielinski. “Como tiene vista al Golf de San Isidro, el concepto que trabajé fue traer el jardín exterior al interior, pero no de una manera literal llenándolo de plantas, sino colocar elementos que hagan pensar en el exterior de manera más abstracta”, explica Zielinksi.
Por ello, trabajó un enchape con saldos de maderas nativas de la Amazonía, como shihuahuaco, estoraque, nogal, congona y también cedro. En la base de este protagónico enchape armó una barra de cemento desencofrado con una chimenea de etanol incorporada. Dos piezas de cuarzo natural brasileño esconden luminaria en su interior y dan el protagonismo esperado a los listones de madera.
Las paredes laterales se recubrieron con una textura acrílica que imita al cemento. Así, se evitó la monotonía de las paredes blancas con las que el departamento fue entregado. Dos espejos verticales reflejan la vista del exterior, mientras que una pareja de sofás blancos completan la sala.
Detalles íntimos
El área privada del departamento inicia en la sala de televisión. “Aquí tuve que invertir la disposición del espacio y eliminar dos ventanas que no daban iluminación y miraban al muro del edificio del costado. Así mejoré la circulación del espacio”, explica Zielinski.
El mueble de televisión dialoga con un escritorio industrial trabajado con madera y malla de chimenea. La decoración adoptó tonos oscuros para evitar reflejos a la hora de ver películas.
El azul, color predilecto de la diseñadora, se repite en este espacio con un sofá de dos cuerpos. El mueble juega a tono con dos cuadros en óleo elaborados por ella misma. Zielinski, que estudió arte en la PUCP, suele tener este tipo de detalles.
“Los ambientes que yo hago los veo como una pieza de arte en su conjunto. Muchas veces intervengo yo misma los espacios con piezas mías porque siento que se integran mejor a todo lo que estoy haciendo. Todo tiene que ir en un ritmo, tener armonía para crear una composición que tenga sentido”, explica.
La habitación principal, mientras tanto, se trabajó en tonos grises para dar el mayor descanso visual posible. “Esta persona trabaja mucho, entonces pensé que la habitación principal debía ser calmada, sin mucho color, sin complicaciones y que invitara a descansar. Me concentré más bien en las texturas como mantas de lana o cojines de cuero envejecido, que fueran ricas de agarrar”, propone.
La cabecera con retroiluminación, tapizada en lino, también permitió esconder los enchufes e interruptores en los laterales de la cama.
Finalmente, el cuarto de visitas está pensado como una habitación de hotel. Un respaldar de rafia marrón y dos lámparas colgantes dan la sensación de amplitud al espacio, y permiten el mejor uso de las mesas de noche tipo nido. La bajada de cama, que lleva a pensar en las olas del mar, cierra esta permanente alusión a la naturaleza que recorre todo el departamento.