La arquitecta Karím Chaman propone un encuentro entre formas sinuosas y colores vivaces para crear una decoración que estimula todos los sentidos. Semblanza de un interiorismo contemporáneo ecléctico, antes happy chic.
Por Gloria Montanaro / Fotos de Gonzalo Cáceres Dancuart
Cuando un cliente se confiesa seguidor de Jonathan Adler, sabes que el interiorismo debe ser alegre, colorido y glamoroso. Ese fue el camino que siguió la arquitecta Karím Chaman durante la decoración de esta townhouse de cuatro niveles y sótano en pleno San Isidro.
Ellos, una pareja de empresarios jóvenes, padres de tres niñas y fanáticos del diseño, el arte y los animales, eran clientes de Karím Chaman Boutique y amantes de las marcas que la tienda ofrece. Cuando surgió la necesidad de vestir los mil doscientos metros cuadrados de interiores de su casa, se acercaron a la arquitecta y le manifestaron la afinidad que sentían con su estilo. Así comenzó a gestarse una relación de cercanía que “permitió lograr una óptima interpretación de sus ideas”, según comenta Chaman.
Esta vivienda de gran metraje y arquitectura clásica de Mario Lara cuenta con un primer nivel en el que se ubica el área social: sala, comedor, terraza y cocina; un segundo nivel con tres dormitorios en suite y un dormitorio principal con baño, walk-in closet y terraza; un tercero con dos salas de juego, una para niños y otra para adultos; y el último con lounge, dormitorio de huéspedes y terraza con piscina temperada. En el sótano hay un área de estacionamientos, depósitos, dormitorios de servicio y lavandería. “Es una casa con mucho movimiento, pero donde todo funciona en su lugar, permitiendo un orden constante”, describe Chaman.
Elogio de la libertad
Ese movimiento fue el empujón para proyectar un interiorismo anclado conceptualmente en el dinamismo y la versatilidad. Aparte de eso, los clientes no tuvieron mayores solicitudes, y al momento de crear brindaron mucha libertad al estudio de Chaman. “El único requerimiento fue que cada rincón fuese lindo”, dice la arquitecta.
Los acabados exteriores fueron elegidos por Mario Lara, y los interiores, por Karím Chaman Arquitectos. Para equilibrarlos, se utilizaron colores neutros y luego se añadieron acentos en azul y turquesa.
“Los clientes contaban con una colección de arte que tuvimos en cuenta durante todo el desarrollo”, cuenta Chaman. Esas piezas, algunas de Ramiro Llona, José Tola, Víctor Humareda y Aldo Chaparro, fueron los únicos objetos presentes en el interiorismo que la familia ya poseía tal cual. El resto fue pura innovación.
Artículo publicado en la revista CASAS #271