En un barrio portuario de Tel Aviv, escenario de relatos bíblicos como el de Jonás y la ballena, se encuentra The Jaffa, un hotel que forma parte de The Luxury Collection by Marriott, y que ha sido intervenido por John Pawson, el maestro del minimalismo arquitectónico.

Por Laura Alzubide / Fotos de Amit Geron

Jaffa

La historia comenzó hace casi tres lustros, cuando Aby Rosen adquirió un antiguo hospital perteneciente a una orden religiosa francesa y construido en el siglo XIX. Por aquel entonces, el promotor inmobiliario al frente de RFR Holding no sabía los avatares que tendría que padecer para hacer realidad su sueño de convertir el hospital en hotel. Jaffa –el barrio portuario donde se ubica, al sur de Tel Aviv– es una suerte de palimpsesto atravesado por cuatro mil años de arquitectura. Cabía la posibilidad de que, al comenzar las excavaciones para exponer los cimientos del edificio y crear nuevos ambientes bajo el nivel de la calle, se toparan con las sucesivas capas de la ciudad. Muros antiguos. Restos arqueológicos. Un legado que había que preservar. Y así sucedió.

Jaffa

Rosen había trabajado antes con el arquitecto británico John Pawson, en la renovación de algunas áreas del Gramercy Park Hotel, en Nueva York. Amaba su estilo minimalista, su manera de abordar los proyectos históricos, su aproximación al proceso creativo, así que le pidió que –con el conservacionista Ramy Gil como socio local– se encargara del proyecto. Gil se puso al frente de un equipo de expertos en restauración, y a partir de entonces el reto no fue solamente negociar con las autoridades hasta dónde se podía llegar, sino también encontrar la personalidad que cada ambiente necesitaba en función de su historia.

“Aby Rosen y John Pawson quisieron mantener la estructura original y la belleza del edificio, conservando incluso la señalización original del hospital”, ha declarado Ariel Benmoshe, relacionista público del hotel, al diario español “El País”.

Jaffa

Una variedad de estilos

El hotel The Jaffa, que abrió sus puertas en agosto del año pasado, tiene ciento veinte habitaciones y treinta  y dos departamentos. El patio central es el corazón del recinto. Se encuentra entre el edificio histórico, con forma de U, y el añadido por Pawson. La estructura original mezcla elementos clásicos –como las columnas romanas con sus capiteles corintios– con piezas de mobiliario contemporáneas. Las calas de los muros revelan genealogías históricas. “La nueva ala y las nuevas habitaciones muestran una especie de sensibilidad de un tipo moderno de moderación”, explicó Pawson al “Financial Times”. “Pero, en el edificio existente, estás siguiendo las indicaciones de lo que ya estaba allí”.

Jaffa

La intervención más espectacular se encuentra en la antigua capilla, con su suelo de damero, techo abovedado y vidrieras luminosas. Para desacralizarlo, se sustituyeron los íconos cristianos por retratos de actores que alguna vez interpretaron a sacerdotes. Ahora, en el lugar donde antes estaba el altar, hay una larga barra.  Se trata del bar-lounge del hotel, con meseras que llevan uniformes que evocan el hábito de las monjas, aunque terminen por encima de la rodilla.

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El nuevo edificio no prescinde de la mixtura histórica. Allí, en el lobby, emergen del piso los restos de un muro del siglo XIII –un bastión de las Cruzadas que se descubrió durante las excavaciones–, que ahora convive con piezas de mobiliario de Shiro Kuramata y Pierre Paulin, y obras del artista británico Damien Hirst.

Jaffa

En las habitaciones, John Pawson reflexiona sobre la arquitectura local cuando cita la técnica árabe de tallado en madera para crear unas modernas celosías en persianas y balcones. En cada habitación hay imágenes de la fotógrafa israelí Tal Shochat. No se necesita mucho más, aparte del mobiliario indispensable. “La arquitectura y las texturas son tan hermosas y líricas que no es necesario agregar nada, ni un solo adorno”, ha afirmado Aby Rosen. 

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Artículo publicado en la revista CASAS #272
Fotos: cortesía de The Jaffa Tel Aviv