La propuesta peruana para la Bienal de Arquitectura de Venecia 2020 estará a cargo de Felipe Ferrer. La idea es convertir las rejas (elementos de polarización, segregación y exclusión) en alternativas que llenen los parques, como juegos para niños. Su propuesta tiene connotaciones desde políticas hasta sociológicas.
Por Laura Gonzales Sánchez / Retrato de Sanyin Wu
¿Cómo viviremos juntos? Esta es una pregunta demasiado amplia si la escuchamos en una conversación cotidiana. Y, aun cuando tratemos de precisarla en un contexto particular, sigue siendo inmensa. Sin embargo, Hashim Sarkis, el curador de la Bienal de Venecia, que se llevará a cabo entre el 23 de mayo y el 29 de noviembre de 2020, ha querido que este sea el lema del evento de arquitectura más grande del mundo.
El arquitecto Felipe Ferrer Cárdenas, profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, se impuso en el concurso curatorial al responder a esta interrogante, según el criterio del jurado. Con un equipo conformado por Javier Vásquez Tapia, Alejandro Alarcón, Marina Gubbins, Luis Arévalo, Francisco Obregón y Daniela Díaz Tenorio, ha dado forma a una idea que, a diferencia de otras, no es un proyecto con vistas al futuro, sino una exhibición expresa.
Experiencia vivencial
“Playground. Artefactos para interactuar” transforma un elemento de segregación y fragmentación urbana, como son las rejas, en mobiliario: bancas, escalones y, sobre todo, juegos mecánicos como el sube y baja. El ambiente, que se montará en El Arsenal de Venecia, pondrá énfasis –a través de toda la escenografía y en las actividades a desarrollar por los visitantes– en la idea de que “es inviable vivir sin el otro”. Uno de los objetivos del interiorismo del espacio es trasladar a la niñez a quienes lleguen al lugar, y para ello se apelará, entre otros recursos, a olores y a sonidos. En el primer caso, nos remitirán a los parques. En el segundo, se escucharán risas infantiles a lo lejos. El tacto también entrará en escena cuando se toque la pintura, de varias capas, con óxido de la reja.
En cuanto al concepto, se jugará con la idea de lo que está adentro y lo que está afuera, como para remitirnos a lo privado y a lo público, respectivamente. La reja es la que crea la división. “Lo vemos en el Parque Universitario, el Parque de Las Aguas, en el Campo de Marte”, precisa Ferrer.
Como bien señalan Jordi Borja y Zaida Muxí, el espacio público es el espacio de expresión colectiva, de la vida comunitaria, del encuentro e intercambio cotidianos. Y las rejas nos privan del espacio donde se materializan las relaciones sociales. “Nosotros entendemos las rejas no solo como un dispositivo de seguridad, sino como un elemento de segregación. Para mí es un tema de miedos: el miedo al otro y el miedo a uno mismo”, reafirma Ferrer.
–Estaríamos hablando, entonces, de otra dimensión de la propuesta…
–Efectivamente. Ya no es solo un proyecto de análisis de diseño, sino que se vuelve un viaje interior, que profundiza en la idea de cómo cada uno entiende sus propias rejas.
–Pero no podemos ser ajenos al hecho de que existe un problema, que es la inseguridad ciudadana.
–Tiene que haber un límite para la gran invasión de rejas que empezó en la época del terrorismo, cuando todos teníamos miedo de que nos pongan un coche bomba en la puerta de nuestras casas. Tengo muy claro que nadie puede transgredir los espacios privados, y en esto soy bien barraganiano: lo que es hacia el interior no tiene discusión. Sin embargo, en el espacio público todos somos iguales. Es el lugar donde nos conectamos con los demás.
–¿Cuál es la repercusión que se pretende tener a través de la exhibición “Playground. Artefactos para interactuar”?
–En realidad, es un momento importante para usar el sostén que nos da la bienal con la finalidad de ser escuchados. Las rejas son violencia. No querer ver lo que pasa al otro lado. Son agresividad de una parte. Y descubrir cómo, al ser transformadas en artefactos para un parque infantil, cobran potencia, porque los juegos de niños son los más potentes, es como si fuera poesía. El sube y baja es la síntesis de todo lo que hay en este proyecto, porque llega un momento en que los dos están en el mismo nivel hasta que uno decide bajar, y el que se queda arriba depende del otro…
–¿Por qué se focalizó en la niñez?
–Porque es en esta etapa de la vida en la que no tenemos códigos. No discriminamos, no excluimos, y es el juego, precisamente, el que se encarga de construir relaciones.
–Finalmente, en el aspecto arquitectónico, ¿cómo cree que la propuesta responde a lo que el curador plantea?
–Con el diseño de los elementos del parque para niños, con los recursos como olores y sonidos, con la experiencia que se vivirá en el espacio. Todo es lo más arquitectónico posible. A esto agregamos que mostraremos un video del proceso de transformación de las rejas que están realizando los herreros.
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Una bienal disruptiva y de alto impacto
Esta será la quinta participación del Perú en la Bienal de Arquitectura de Venecia. El concurso ha sido organizado por el Patronato Cultural del Perú y patrocinado por la Fundación Wiese, el Grupo El Comercio y PromPerú. Contó con un jurado conformado por José Orrego, José Beingolea del Carpio, Reynaldo Ledgard, Ángeles Maqueira, José Ignacio Pacheco Díaz, Marta Morelli, Sharif Kahatt y Marianela Castro de la Borda. Los finalistas fueron los proyectos “Futuro en el interior / The future is (inside us)”, de Favio Chumpitaz; “Ruralized”, de Héctor Loli; “Transversal”, de Óscar Pita Wu, y “Materia Común / Common Matters”, de Rodolfo Cortegana.
“El hecho de haber entrado en esta discusión alrededor de cómo el espacio público es limitado, ameritó que la propuesta del arquitecto Felipe Ferrer fuera la ganadora”, sostiene José Orrego, director del concurso curatorial y comisario del Pabellón Peruano de la Bienal de Venecia. “Esta se ajustó perfectamente a lo que buscamos como país para representarnos. Nos pareció muy interesante que se empiece a cuestionar no solo el cierre permanente del espacio público de nuestras ciudades, sino el hecho de que nadie entre a discutir si es válido o no”.
Para Orrego, quien piensa en el alto impacto de una idea disruptiva, es muy importante destacar cómo se ha institucionalizado la participación peruana en la Bienal de Arquitectura de Venecia, y cómo hoy en día las instituciones que los acompañan se prestigian. “Pero creo que lo más relevante siempre ha sido la intención del Patronato y los organizadores de que las distintas bienales puedan ser traídas al Perú y que formen parte de la discusión local”, añade.
Artículo publicado en la revista CASAS #276