Los hermanos Malachowski dieron sentido y belleza a una casa de playa que trabajaron desde foja cero. Arquitectura, construcción e interiorismo unieron sus miradas para enriquecer un proceso que pocas veces goza del potencial de estas tres fuerzas en conjunto.

Por Giacomo Roncagliolo / Fotos Renzo Rebagliati

Augusto, Gonzalo y Naike Malachowski forman parte de la más reciente generación de una familia de arquitectos, diseñadores y artistas que durante décadas ha transformado y potenciado la experiencia estética y vivencial de los habitantes de nuestro país. Hoy, estos tres hermanos lideran Malachowski Arquitectos, un estudio capaz de abarcar la arquitectura, la construcción y el interiorismo de toda clase de proyectos. De estreno reciente, una casa de playa al sur de Lima es muestra de lo que pueden conseguir cuando estas tres aristas confluyen y dialogan a lo largo de un mismo proceso.

Sótano abierto

Se esperaba que la casa pudiera albergar a todos los miembros de una numerosa familia, entusiasta de recibir invitados y organizar reuniones sociales con frecuencia. Dado que los parámetros del balneario para la primera fila de casas impedían elevar un segundo piso, construir un sótano era mandatorio. No obstante, el objetivo fue lograr que aquella planta subterránea se sintiera más bien como un espacio lleno de luz, cercano a lo que uno espera de un patio central. 

Fue así como nació la idea de instalar una pérgola bioclimática como techo de la vivienda. Esta estructura de persianas configurables aseguró tres propósitos cruciales: el ingreso de luz durante la temporada de verano, la posibilidad de mantener la casa cerrada por completo durante el invierno y, por último, la facultad –en los meses en que la casa no fuera utilizada– de otorgarle al sótano algunas horas de luz a través de un control remoto a distancia. 

Gracias a esta estrategia, la arquitectura de la casa pudo integrarse con elementos de vegetación, sello de este estudio de hermanos, quienes priorizan la presencia abundante del verde natural, su frescura y su vitalidad. De esta forma, además de seleccionar plantas resistentes que pudieran vivir todo el año frente al mar, los ingresos de luz y aire permitidos por la pérgola bioclimática impulsaron su salud y su crecimiento, que hoy ha sorprendido a todos.

El sentido de un color

Otra de las marcas de Malachowski Arquitectos es el desarrollo de proyectos atemporales; es decir, espacios en los que el cliente pueda permanecer a gusto durante muchos años, acompañando sus cambios de estilo con variaciones puntuales de mobiliario, telas, cojines y otros accesorios. En ese sentido, la casa fue pensada como un lienzo neutro, apoyado fundamentalmente en los tonos blancos y en su contraste con el bambú, material muy resistente a la intemperie que además fue el encargado de otorgarle calidez al hogar y también aquel espíritu veraniego que toda casa de playa necesita.

Si acaso hubo un ambiente donde el protagonismo del bambú fue contrapuesto a un tono distinto, este fue la cocina. Para este espacio, la clienta ya tenía en mente un estilo medianamente clásico, así como una idea del color que quería utilizar. Tras algunas pruebas, se llegó a un azul ligeramente pálido, muy acogedor. Esta elección, además, se tomó como referencia para otros acentos de color de la casa, como los cuadros que acompañan la sala de estar y los dormitorios, algunas sábanas y cobertores, así como otras piezas de diseño.

Ahora bien, donde mejor se aprecian los frutos de trabajar conjuntamente la arquitectura y el interiorismo fue en el bar de la sala. Lo que inicialmente había sido concebido como una pared más, detrás de las copas y las botellas, cambió su naturaleza luego de que el diseño de las puertas corredizas del bar iluminara la posibilidad de plantear una ventana que conecte visualmente la sala con el pasaje lateral de la casa. Allí, en el exterior, se colocó una vegetación frondosa que ahora sorprende a los invitados cada vez que se abren las puertas del bar.

La casa, en suma, no es solamente prueba de cuánto enriquecimiento puede sacarse de un equipo de profesionales que se encargue de todas las áreas involucradas en un proyecto, sino además un manifiesto de creatividad. Allí donde otros hubiesen encontrado obstáculos, los hermanos Malachowski supieron ver nuevas oportunidades. El resultado: una casa única, amplia y profunda, con un sorprendente juego entre afuera y adentro –así como entre arriba y abajo–, y un sentido de estilo y funcionalidad proyectado a perdurar muchos años en el futuro.

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