«Andamio Vivo», la propuesta que nos representará en la Bienal de Arquitectura de Venecia de 2025 (a llevarse a cabo del 10 de mayo al 23 de noviembre), hilvana magistralmente la historia, la cultura y los saberes de una comunidad muy antigua y rica: la de los Uros del Altiplano peruano y el lago Titicaca.
Por: Laura Gonzales | Fotos: cortesía del equipo curatorial y PUCP
“Andamio Vivo” es un proyecto que cumple de sobra con lo que pretende el curador Carlo Ratti: conectar las inteligencias colectivas naturales y artificiales. Además, tal como revela el arquitecto Alex Hudtwalcker en representación del equipo peruano ganador del concurso convocado por el Patronato Cultural del Perú , “ la muestra será inmersiva, viva y reveladora”.
¿Cómo se prepararon como grupo para arribar a la propuesta ganadora?
Inicialmente, el equipo tuvo la intención de participar en el concurso para el pabellón peruano motivado por la reflexión sobre las implicancias del nuevo puerto de Chancay en nuestro país. Estas conversaciones fueron desplazándose hacia cuestionamientos sobre la navegación prehispánica en el Perú, un tópico que, desde hace muchos años, oscila entre la especulación científica y la mitológica.
Así, llegamos a un evento específico en la historia de la navegación peruana: la expedición URU, dirigida por Kitín Muñoz, que construyó la embarcación de totora más grande jamás vista en 1988, sobre un gran andamio de troncos de eucalipto en la playa Punta Negra. Inmediatamente, hermanamos este evento con otro que es cíclico y donde Uru tuvo su origen: la construcción de las islas de totora donde habitan los Uros en el lago Titicaca, que flotan sobre un andamiaje subacuático.
¿De qué manera “Andamio Vivo” cumple los conceptos del tema de la Bienal de Arquitectura de Venecia 2025 (Intelligens. Natural. Artificial. Colectivo)?
El ingenio local que busca el curador Carlos Ratti pretende conectar inteligencias colectivas, naturales y artificiales, tres inteligencias que nuestra propuesta contiene. Por un lado, la construcción de estos objetos (las islas y la balsa) requiere de una inteligencia colectiva, un trabajo que, sin el apoyo comunitario, simplemente no sería posible. En el caso de la inteligencia ancestral, viene alimentada por la memoria y la práctica sistemática, la costumbre. Este conocimiento, como la inteligencia artificial, funciona en base a un banco de datos cultural.
De otro lado, la construcción de los objetos se ha llevado a cabo usando un material en común, la totora, que ha aportado, con sus características específicas, una inteligencia natural que hace que ambos inventos sean exitosos. Ambos eventos utilizan, durante su ejecución, estructuras complementarias, andamios, para hacerse posibles.
Entre otros objetivos, ustedes tienen el de visibilizar arquitecturas efímeras y, por tanto, pueblos relegados. Podría decirse que “Andamio Vivo” también tiene un discurso político?
Esta es una muestra de arquitectura, y la arquitectura, como expresión cultural, siempre está ligada a acciones políticas como la toma de decisiones colectivas o la administración de recursos. Se suele malentender que la arquitectura solo involucra a lo edificado, al objeto construido que está en pie, y que toda la disciplina gira en torno a ello. Sin embargo, la arquitectura se compone también de personas, territorios, recursos naturales, objetos gráficos, textos y más.
En sus propias palabras, el término “andamio” lo ha hecho reflexionar sobre cuáles son sus andamios, las estructuras que sostienen su quehacer arquitectónico. ¿Qué podría decir sobre ello?
Un andamio es una estructura que precede a otra. Aparecen para sostener momentáneamente una edificación y luego son descartadas. Nosotros tomamos con rigor la definición de que los andamios preceden al espacio arquitectónico, pero son parte esencial de este. Estas estructuras físicas, reales y efímeras, nos hacen reflexionar sobre qué hay detrás de nuestras arquitecturas, qué las sostiene y qué dejan tras su desaparición. En un mundo como el actual, que afronta múltiples crisis climáticas, bélicas y demás, reflexionar sobre cómo podemos mitigar con nuestro accionar estas situaciones adversas se vuelve trascendental.
«Creemos que este trabajo logra hacernos más conscientes de que todo lo que usamos en los procesos constructivos es también parte de un acervo cultural digno de ser preservado»
¿Cómo están trabajando para acercarse al visitante de la Bienal y atraerlo hacia su propuesta?
“Andamio Vivo” busca redefinir y ampliar el concepto del andamio como aquella estructura que sucede en un mundo inferior, que es esencial e indispensable para hacer posible la existencia de una vida en la superficie. Muchas veces esos andamios son efímeros, desaparecieron sin dejar huella, como es el caso de los andamios construidos para hacer posible la embarcación Uru.
Sin embargo, en otros casos están allí, pero ocultos. No los vemos, como es el caso del andamiaje subacuático de las islas de Los Uros o los palafitos de Venecia. En ambos casos, efímeros u ocultos, el pabellón busca visibilizarlos, habitarlos y recorrerlos, ofreciendo al visitante una experiencia inmersiva, viva y reveladora. Creemos que este trabajo logra hacernos más conscientes de que todo lo que usamos en los procesos constructivos es también parte de un acervo cultural digno de ser preservado. Reconocer la importancia de lo efímero en este tipo de proyectos es reconocer también lo trascendentes que son estas inteligencias colectivas, naturales y artificiales operando en conjunto.
Son las estructuras temporales –como el Uru o las islas flotantes de los Uros–, complementarias pero trascendentales, trabajadas en jornadas colectivas con muchas personas, las que hilvanan lo natural, lo artificial y lo colectivo en la propuesta curatorial de “Andamio Vivo”.
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