Desde hace doce años, una empresa inmobiliaria española, dirigida por Fernando Palazuelo, nada en contra de la corriente en un mercado que construye edificios nuevos cada dos por tres, y en cambio apuesta por rehabilitar edificios históricos en el Centro de Lima.
Por Luis Felipe Gamarra / Retratos de Diego Valdivia
Fernando Palazuelo es un madrileño apasionado por la arquitectura y la historia, por lo que disfruta su trabajo comprando y rehabilitando edificios emblemáticos en centros históricos de varios países. Ha hecho intervenciones en Madrid y Barcelona –donde adquirió y recuperó sesenta y tres edificios a fines de los ochenta y principios de los noventa–, Palma de Mallorca, Nepal. Y, desde hace doce años, intenta recuperar, con más éxito que cualquier alcalde, el Centro Histórico de Lima, a partir de la rehabilitación de veintitrés edificios.
–¿Cuál ha sido el proceso de expansión de Arte Express en el Perú desde su primera intervención en el Centro de Lima?
–Nuestro primer proyecto fue alrededor de la Bolsa de Valores, con cinco edificios, luego vino la plaza San Martín, con otros cinco edificios, y finalmente, la confluencia de las avenidas Nicolás de Piérola, Tacna y Wilson, con nueve edificios más. En total, entre rehabilitados y en proyecto, tenemos veintitrés edificios. Hemos comprado recientemente un edificio en la plaza Dos de Mayo, donde estamos comenzando los trabajos de rehabilitación, otro en la plaza Francia y uno más en la esquina de Huancavelica con Cailloma.
–A diferencia del modelo de negocio desarrollado en España, Arte Express no vende los edificios que rehabilita, sino que los alquila como oficinas. ¿Por qué es tan difícil vender inmuebles en el Centro de Lima?
–Cambiamos el modelo de negocio, al ser conscientes de que la recuperación del Centro de Lima iba a llevar aproximadamente unos veinte años, en vez de los diez años que normalmente es el periodo que necesita una ciudad para recuperar su centro histórico. Acá, por diversos factores regionales y locales, supimos desde el inicio que la recuperación iba a tardar. Decidimos alquilar porque no había compradores. Sigue sin haberlos todavía.
–¿Por qué diez años más que otros centros históricos?
–Son temas relacionados con la geografía, el uso que se le da al centro, que más que un destino es un lugar en el que la gente vive o viene a trabajar. No hay áreas verdes, que son importantes.
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Existe mucha delincuencia, prostitución. Un edificio que estamos en proceso de compra está ocupado por drogadictos, meretrices, incluso había una destilería informal.
–Pero no es su labor lidiar con esos problemas.
–No. Pero, si no, ¿cómo recuperas esos espacios?
–La recuperación del Centro Histórico parece una promesa que nunca termina de llegar. Se habló de la mejora del transporte urbano, pero el alcalde de Lima dejó este proyecto a la deriva. Lo mismo que la peatonalización, que no figura en los planes de Luis Castañeda. ¿Afecta en alguna medida a sus inversiones?
–Lamentablemente, grandes iniciativas, antes o después, han terminado fracasando. Aunque se han hecho cosas. Yo tengo que decir que la peatonalización que la alcaldesa Susana Villarán desarrolló en algunas calles ha sido un gran éxito. Yo peatonalizaría todo el centro e impediría el acceso vehicular, como ocurre en todos los centros históricos del mundo. No puede ser que el Centro de Lima sea una plataforma para llegar de sur a norte y de este a oeste. Esto tiene que convertirse en un destino en sí. Si así se hiciera, esta sería una de las zonas más bonitas de América. Pero mientras no haya un plan integral del centro, una oficina de información, incentivos para la rehabilitación de edificios históricos por los mismos propietarios, la recuperación del Centro de Lima seguirá como una tarea pendiente y los inversionistas irán con cierta cautela.
–¿Existen normas municipales que faciliten o promuevan este tipo de inversiones en la recuperación de la infraestructura inmobiliaria histórica o, por el contrario, todo está a merced del libre mercado?
–Recuperar un centro histórico y conseguir las licencias para rehabilitar edificios dentro de él es difícil en cualquier parte del mundo. Lima no es ni más ni menos complicada que Madrid, Barcelona, París, o cualquier ciudad italiana o norteamericana. En el Perú hay poca experiencia rehabilitando, por lo que es complejo. Y siempre será más fácil construir en otra parte de la ciudad, que rehabilitar un edificio de cien años en el Centro Histórico.
–¿Qué tan decepcionante fue que el alcalde Castañeda desestimara el proyecto Vía Parque Rímac, que iba a contribuir con el objetivo de recuperar una gran parte del Centro Histórico?
–Ya estamos acostumbrados a que las expectativas no se materialicen. Estamos acostumbrados a sufrir. Somos corredores de maratón. Ha habido noticias muy positivas y otras no tanto. Pero nosotros no hemos venido a comprar una cosa, a venderla y marcharnos. Hemos venido a quedarnos, y Arte Express se quedará aquí. Soy muy positivo con respecto al Centro Histórico.
–¿En qué etapa se encuentran el proyecto de su desarrollo inmobiliario y el plan de inversiones?
–Te diría que en una etapa bastante madura.
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Tenemos quince edificios ya alquilados a diferentes empresas y entidades del Estado. Hemos conseguido un gran éxito comercial, y éxito desde el punto de vista del patrimonio. Nadie creía que podríamos alquilar tantas oficinas en el Centro Histórico. Hoy tenemos una serie de empresas y organismos del Estado que traen diariamente a nuestros edificios quince mil personas. Seguimos avanzando. Estamos comprando un edificio cada cuatro o cinco meses, y no vendemos ninguno.
–Todavía existe un prejuicio en el limeño sobre la conveniencia de vivir o trabajar en el Centro de Lima. Es una tara que se basa en la falta de servicios y la inseguridad. ¿Cómo cambiar la percepción del limeño respecto a su Centro Histórico?
–La visión negativa que tiene la población de su centro histórico ha pasado ya en otras ciudades. Pasó en París en los años setenta, en Palma de Mallorca también ocurría. El barcelonés ha despreciado su centro histórico durante muchísimo tiempo, hasta que comenzó el proyecto de recuperación de la Ciudad Vieja de Barcelona, en el año 1992, a propósito de los Juegos Olímpicos. Lima va muy retrasada con respecto a los centros históricos de Europa, pero también de la región. Quito, Santiago, solo por citar un par, están mucho mejor.
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Aunque es cierto que ningún centro histórico tiene el tamaño y las características del limeño. No me cabe duda de que más temprano que tarde el limeño volverá a su centro histórico. El centro no tiene más remedio que mejorar.
–En 2011 se decía que ya no faltaba nada para culminar la compra del Hotel Bolívar, ¿por qué aún sigue en proceso?
–Es una operación muy complicada por la situación jurídica del inmueble, pero espero poder darte una noticia positiva antes de que termine el año. Es un proyecto que nos entusiasma mucho, pero hay que tener paciencia.
Artículo publicado en la revista CASAS #251