En exclusiva, conversamos con la protagonista de «Pitucas sin lucas», quien da el salto a la gran pantalla con un filme que retrata la sororidad, los sueños y los desafíos de la juventud. Luego de un año estelar en televisión, la actriz nos habla sobre los desafíos del personaje y cómo se preparó para llevar esta historia al cine
Por Diego Ochoa Acosta
El 2024 fue el año decisivo para la carrera de Paulina Bazán. Apenas dos semanas después de haber cumplido 25 años, consolidó su trayectoria al protagonizar dos exitosas ficciones de prime time, «Papá en apuros» y «Pitucas sin lucas». Estos proyectos no solo le brindaron gran visibilidad, sino que la posicionaron como una de las figuras más prometedoras de la televisión peruana, abriendo nuevas puertas en su carrera.

La película “Suiza” mostrará el enfrentamiento de la esperanza de la juventud peruana con la cruda realidad.
Egresada de Artes Escénicas de la PUCP, su camino hasta llegar a la pantalla chica, no fue sencillo. E incluso, pesar de sus logros, atravesó momentos de incertidumbre y escasez laboral, cuestionándose si estar frente a las cámaras era realmente lo suyo. Hoy, con nuevos retos y desafíos, se siente agradecida por no solo mantenerse activa en la actuación, sino también por consolidar su presencia en redes sociales.
El siguiente paso de Paulina Bazán la lleva al cine con Suiza, dirigida por María Fernanda González. La película, que se estrenará en septiembre, presenta a la actriz en el papel de Alejandra, una de las tres amigas que acompaña a Lucía, una joven de 17 años que, después de ser expulsada de su hogar, se refugia en las calles y en las casas de sus amigas. Juntas, comparten el sueño de mejorar su vida y, para lograrlo, trabajan en pequeños mercados, ahorrando dinero para mudarse a otra ciudad. Sin embargo, Lucía tiene un objetivo más ambicioso: conseguir empleo en una joyería para así cumplir su deseo de mudarse a Suiza.

Paulina Bazán, de 25 años, estudió en la Facultad de Artes Escénicas de la PUCP, donde inició su trayectoria en el teatro, y sentó sus bases en la industria audiovisual.
¿Qué te atrajo de la película?
Siempre quise trabajar con una directora porque su visión y sensibilidad ofrecen una perspectiva distinta. También me identifiqué con la historia porque retrata con realismo la vida de muchas jóvenes: crecer en una ciudad caótica, lidiar con una familia disfuncional y encontrar su propia identidad.
«‘Suiza’ es un cine valiente que refleja experiencias auténticas de los jóvenes».
¿En qué crees que la visión de una directora difiere de la de los directores hombres?
Cuando una directora te cuenta una historia sobre temas que evocan lo vivido por una mujer, la autenticidad es innegable. No es que un hombre no pueda retratar bien una narrativa femenina, pero le exige un trabajo más profundo de investigación y tener cierta sensibilidad. En el caso de Mafer, muchas escenas están basadas en sus propias experiencias, lo que aporta una verdad que se percibe en pantalla.

Paulina destaca el valor de trabajar con directoras, subrayando que la mirada femenina (female gaze) aporta autenticidad y sensibilidad a la narrativa.
De las experiencias que Mafer comparte en la película, ¿cuáles te parecen más relevantes?
Los temas que se abordan sin rodeos, a pesar de que en nuestra sociedad sean tabú. Se habla sobre el aborto, las relaciones amorosas en la adolescencia y, además, rompe con la heteronormatividad al presentar una visión honesta y fresca sobre la diversidad. Es un cine valiente que refleja experiencias auténticas de los jóvenes.
¿De qué manera este proyecto te desafió como actriz?
El proceso fue extenso desde el casting, donde hicimos pruebas de química con otras actrices. Volver al cine después de seis años fue un reto. Recuperar la naturalidad, donde la actuación debe sentirse espontánea, ese fue mi mayor desafío.

Paulina, junto a sus compañeras de elenco Paris Bravo y Yhadira Mendoza, protagoniza «Suiza».
«Los proyectos televisivos recientes me dieron mayor visibilidad y permitieron que más personas conocieran mi trabajo».
¿Cómo fue el proceso de filmación?
Ensayamos durante un mes antes del rodaje, lo que nos permitió conectar y generar vínculos genuinos entre las actrices. Luego, Mafer viajó a España para pulir el guion. La filmación duró un mes, principalmente en Lima, con algunas escenas en provincia. Fue un proceso intenso, pero enriquecedor.
A tus 25 años, ¿cómo percibes la evolución de tu carrera con este nuevo proyecto?
Estoy agradecida porque vivir del arte en el Perú no es fácil. Los proyectos televisivos recientes me dieron mayor visibilidad y permitieron que más personas conocieran mi trabajo. Ha sido una combinación de esfuerzo, dedicación y, en cierta medida, suerte. Soy consciente de que la fama y el dinero son efímeros, por lo que mi prioridad es seguir aprendiendo y creciendo como actriz.
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