Ya tenemos preparada la lista de los mejores álbumes de este año que nuestro crítico Raúl Cachay ha recogido y posicionado con rigurosidad. Así, tras un 2018 lleno de pluripensamiento y juicios paralelos que pocas veces llegan a interceptarse, llega a COSAS el listado de discos internacionales favoritos de aquellos viciosos y filántropos de la música, solo de la buena.
Por Raúl Cachay A.
Dos mil dieciocho ha sido un año complejo, escarpado y confuso. Y ese estado de permanente desconcierto al que nos sometieron los acontecimientos ocurridos durante los últimos once meses y pico también tuvo un correlato en la producción musical local e internacional.
En la música, como en casi todo lo demás, fue imposible alcanzar consensos: mientras unos celebran la irrupción de la española Rosalía como una bocanada de aire fresco que le confiere inteligencia y osadía al pop de consumo masivo; otros la desprecian acusándola de ‘apropiación musical’ por no tener cromosomas genuinamente gitanos surcando su flujo sanguíneo; mientras unos se alegran con la nueva forma de entender el reggaetón y la música urbana de J Balvin, quien ha logrado esquivar los clichés sexistas, misóginos y homofóbicos siempre asociados con esos subgéneros latinos gracias al que es, probablemente (como ya lo apuntó más de un crítico), uno de los discos mejor producidos de los últimos años; otros se enfurecen hasta la pataleta porque una revista tan influyente como la española “Rockdelux” lo colocó en la portada de su última edición del año.
Y así, la tendencia a la polarización y la desavenencia pareció guiar nuestro destino durante un 2018 que, no obstante, como siempre, nos dejó muchísimos discos, canciones y momentos musicales memorables.
Aunque el imperio cada vez más siniestro de las plataformas de streaming y sus algoritmos invasivos sigue arrinconando al formato del álbum con su avalancha de playlists y recomendaciones arbitrarias (guiadas, cómo no, por los mismos jefes de la industria que en el pasado nos obligaban a pagar 20 dólares por un disco compacto cuyos costos de fabricación no superaban los 75 centavos), durante el 2018 se editaron producciones notables en prácticamente todos los géneros y estilos que solemos asociar con el universo musical del rock y el pop.
Y se confirmaron tendencias que, a estas alturas, ya son irreversibles, como la presencia casi hegemónica de mujeres en los primeros lugares de todos los recuentos importantes en la prensa anglosajona (y en el nuestro también, por supuesto, con Rosalía, Courtney Barnett, Robyn, Janelle Monae y Snail Mail en el top 10) o el resurgimiento de la BANDA (así, con mayúsculas) como gran catalizadora de la atmósfera emocional y las tendencias de su tiempo (Idles, Car Seat Headrest y The 1975, todo desde trincheras sonoras distintas, como ejemplos supremos).
En medio de un clima casi siempre enrarecido, pocos discos fueron capaces de transmitir un repertorio tan amplio y tan cálido de vibraciones como el monumental “Heaven and Earth”, del saxofonista estadounidense -y gran estrella del jazz contemporáneo- Kamasi Washington: un álbum extenso y expansivo, en el que el músico pendula entre géneros y los hermana en un torrente de sonidos que desafía, acompaña e hipnotiza, en muchos casos al mismo tiempo. Es música orgánica y atemporal, que se nutre conceptualmente del movimiento por los derechos civiles, los grandes referentes musicales de la resistencia negra en Estados Unidos (hay guiños a Gil Scott Heron, Curtis Mayfield, The Lost Poets y Marvin Gaye) y, claro, del espíritu insumiso e intuitivo del free jazz.
No fue el único lanzamiento que podríamos circunscribir a ese género que traspuso las barreras de los compartimentos estancos para ser disfrutado por audiencias más amplias: basta repasar los últimos discos del etíope Hailu Mergia (protagonista de una de las historias musicales más entrañables del año, cuando su carrera musical fue redescubierta y relanzada tras décadas en las que se dedicó a conducir un taxi), Sons of Kemet, Makaya McCraven y Khruangbin para sentir que ampliamos un poco más nuestros horizontes y nos deshacemos de prejuicios y estereotipos.
En el 2018, en el plano internacional, también hubo lugar para los regresos inesperados pero oportunísimos (The Breeders, Cat Power, Cowboy Junkies, etc.), tardíos triunfos de veteranos inagotables (David Byrne, Paul McCartney, Elvis Costello, John Prine, Alejandro Escovedo), nuevos y fascinantes experimentos con el rock pesado y el metal (Deafheaven, Zeal & Ardor, YOB, Sleep) y menos trabajos trascendentes de hip hop que en años anteriores (ojalá Kendrick Lamar editara nuevos discos de material propio todos los años o que Kanye West comprara de una vez por todas el boleto de regreso del lado oscuro), aunque los lanzamientos más recientes de Cardi B, Pusha T, CupcakKe y la dupla formada por Jean Grae y Quelle Chris sí cumplen el requisito de ser rigurosamente imprescindibles.
Estos son nuestros setenta discos favoritos del 2018:
70. Shame – “Songs of Praise”
69. Helena Hauff – “Qualm”
68. Arctic Monkeys – “Tranquility Base Hotel & Casino”
67. Yves Tumor – “Save in the Hands of Love”
66. Alejandro Escovedo – “The Crossing”
65. Tirzah – “Devotion”
64. Jorja Smith – “Lost & Found”
63. Melody’s Echo Chamber – “Bon Voyage”
62. Sleep – “The Sciences”
61. Anna St. Louis – «If Only There Was a River»