Aunque ha escrito poesía desde siempre, acaba de lanzar su primer libro, “Un disparo al aire”, que será publicado oficialmente a fines de julio por la editorial Caja Negra. La obra, que reúne aforismos y poemas de casi una década, le ha empezado a abrir camino en el mundo de las letras. 

Por Vania Dale

Fotos de César Mansilla Sialer

Hace poco, Jaime Bayly dedicó varios minutos de su programa a leer y elogiar varios de los poemas de «Un disparo al aire», de Juan José Roca Rey . Luego, por si fuera poco, lo hizo protagonista –junto a su hermano, el torero Fernando Roca Rey– de una historia disparatada que contó en la columna semanal que escribe para un diario local, el mismo en el que ahora Roca Rey acaba de estrenar el primer capítulo de su novela.

Quiero empezar preguntándote por la frase al final de tu libro: “Todos nos convertimos en poetas cuando perdemos”. ¿Los poetas son unos losers?

La mayoría de poetas que he leído, los que han marcado un hito en la historia, sí: al final, se quedan solteros, envejecen, son borrachos. Uno se muere de cirrosis, Bukowski es un empedernido… Y es en sus épocas más duras que escriben poemas. Después ya han escrito novelas y otras cosas. Pero mientras peor les fue, más poesía escribieron.

Y en tu caso, ¿qué fue lo que perdiste que te hizo escribir poesía? ¿Identificas algo en particular?

Mmm… no, pero empecé a hacerlo en una época de altibajos, durante los veintitantos, en que no sabes hacia dónde vas. Renunciar al trabajo mientras que ves que el resto sigue creciendo y sentir que estás estancado…

roca rey

Pareciera que el peso de lo que la gente espera de ti ha sido también una constante en tu vida. En la dedicación de «Un disparo al aire» se lee: “A los que me quieren, aunque siempre termine haciendo lo que no quieren”. ¿Te has sentido la oveja negra?

No, no tanto eso, soy el hermano del medio y el que no hizo lo que el resto de sus hermanos hacía. Pero hasta yo haría lo mismo: tratar de encaminar a los hijos hacia algo seguro. Y esto, a lo que me estoy dedicando ahora, es algo poco seguro. Es hasta un disparo en el pie a veces (ríe).

¿Tu familia esperaba que tú siguieras con la tradición de la tauromaquia? ¿Cómo es que te escapas de eso?

Yo de chico me aburría con eso, no me llamaba la atención. Estudié ingeniería industrial por el simple hecho de que no sabía qué hacer y porque era bueno en matemáticas. Me pareció una carrera no muy difícil; me fue bien, empecé a trabajar en banca y me quedé ahí. Fue una buena época. Pero nunca me esforcé al 100 %, porque no era lo que quería hacer para nada. No hay nada peor que tenerlo todo y aun así sentirse incompleto. Sabía que lo mío estaba por otro lado. Entonces, me fui de ahí para intentar hacer lo mío, eso que aún no tenía claro, pero que era mío finalmente.

¿A ti te gusta la tauromaquia? ¿Te gusta ir a ver a tus hermanos?

Sí, sí, yo voy cuando torean ellos.

¿No te pone nervioso?

Completamente (ríe). Es un momento de sufrimiento… y después ya.

El alcohol es un elemento bastante recurrente en los poemas de «Un disparo al aire». ¿Lo es también en tu vida?

O sea… de hecho soy bebedor. Siempre lo he disfrutado. No es el centro de todo, pero a quién no le gusta tomarse un par de copas de más de vez en cuando.

Hace poco Jaime Bayly leyó varios poemas tuyos en su programa y te comparó con Sabina. ¿Te gusta esa comparación?

De hecho, Sabina es un poeta de aquellos.

 A propósito de Bayly, te tengo que preguntar por la columna que escribió hace poco, en la que cuenta una anécdota que protagonizan tú y tu hermano Fernando. ¿Cuánto de verdad hay en ella?

Bueno, es una ficción, pero sí está basado en una fiesta a la que fuimos de chicos con mis hermanos. Fue un juergón, y quedó como parte de la historia que al final ha mezclado Bayly con otras. Nos mandó la historia y nos reímos bastante, en verdad.

Además, los hizo quedar superbién… (Bayly hace referencia a la supuesta bien dotada anatomía masculina de los hermanos)

Un buen marketing, de hecho. Y, en realidad, no importa que hablen bien o mal, sino que hablen.roca rey

¿Esto de haber publicado tus poemas te ha hecho, de alguna manera, cuestionar lo que estudiaste y lo que has venido haciendo hasta ahora?

No, me parece algo completamente necesario haber estudiado lo que he estudiado, me da otro enfoque. Tal vez si hubiera estudiado literatura sería uno más de los que todavía no publican. Porque en verdad miles de personas me dicen: “Oye, cómo te has lanzado a publicar”, y yo respondo que no sé, que tal vez no le di tanta importancia a los supuestos críticos, porque venía de un mundo sin relación con el de la literatura. Como no conocía a prácticamente a nadie en este, no me interesaba como a los que habían crecido en él. Y, por otro lado, también me ha dado una noción numérica, de negocios, que me podría servir bastante en este otro mundo.

 Ahora que “Un disparo al aire” ya está publicado y para seguir con tu analogía, ¿a qué crees que le ha terminado dando esa bala?

Creo que me está abriendo bastante campo. Número uno, por lo gratificante que ha sido, ha hecho que me meta de nuevo a escribir, porque había perdido un poco la costumbre. De hecho, ahorita estoy justo por terminar el piloto de un guion medio de comedia negra que voy a presentar en un par de semanas. Creo que mejor no darle a nada con el poemario; es decir, que siga avanzando y que siga abriendo campo.

En tu caso, hacer poesía es un paso previo a la narrativa, ¿cierto? No te circunscribes a la poesía.

Exacto. Soy escritor, en general.

¿Te gusta autodenominarte escritor? ¿Te lo habías tomado en serio antes?

Siempre he tenido eso por dentro… Nunca me había llamado así en voz alta (ríe)… Pero me gusta. O sea, puedo ser un escritor bueno o malo, pero soy escritor, al fin y al cabo.