Conversamos con el director del largometraje de National Geographic que narra la historia del inicio del programa espacial y los primeros astronautas de Estados Unidos a través de espectaculares imágenes de archivo, nunca vistas hasta hoy, y que ya se encuentra disponible en Disney+.
Por Raúl Cachay A.
La carrera espacial que enfrentó a Estados Unidos con la Unión Soviética en medio de las tácitas escaramuzas de la Guerra Fría fue, sin duda, uno de los acontecimientos más apasionantes del siglo pasado. Aunque solemos ver esta pugna por llegar primero al espacio como una suerte de ‘Grand Prix’ tecnológico entre las dos principales potencias del planeta, quizás lo más interesante fue todo lo que ocurrió en los entretelones de programas míticos, como Mercury, Gemini y Apollo en Estados Unidos o las misiones Vosjod, Soyuz y Sputnik al otro lado de la ‘cortina de hierro’: los avances científicos no son posibles sin las personas.
Y los inicios de la NASA y del programa espacial de Estados Unidos estuvieron lleno de personalidades absolutamente fascinantes. La mejor prueba de ello son las numerosas publicaciones y producciones audiovisuales que han sido motivadas por aquellos primeros ‘héroes’ de la Agencia Espacial de Estados Unidos. El más importante de ellos, sin duda, es el libro “The Right Stuff”, de Tom Wolfe, publicado en 1979, que ha servido de inspiración para una película notable (dirigida por Philip Kaufman en 1983) y una serie de televisión (que podemos ver ahora en Disney+ bajo el título de “Los elegidos de la gloria”).
Proyecto Mercurio
Ahora llegó el turno del largometraje documental “The Real Right Stuff” (traducido al español como “Proyecto Mercury: Los siete valientes”), una gran producción de National Geographic que los amantes de la ciencia, el espacio, la tecnología o las historias de la Guerra Fría no se deberían perder (ya se encuentra disponible en la programación de Disney+).
Conversamos en exclusiva con Tom Jennings, el director y productor ejecutivo del proyecto, quien cuenta en su hoja de servicios con una importante cantidad de documentales también imprescindibles, como el recordado “Diana en sus propias palabras” (sobre la princesa de Gales), “Apollo: Missions to the Moon”, “Challenger Disaster: Lost Tapes” y “The Lost JFK Tapes”, además de series y miniseries, como “In Their Own Words” (con episodios dedicados a los casos de Bernie Madoff y el desastre de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon).
“El principal obstáculo de que se presentó durante la producción de “Proyecto Mercury: Los siete valientes” fue, precisamente, la búsqueda de las imágenes de archivo. Mi intención desde un primer momento fue la de mostrar imágenes que no fueran familiares o que no estuvieran ya en otros documentales dedicados al programa espacial.
Como el formato que escogimos para el documental es tan singular -no tiene un narrador ‘en off’ ni entrevistas recientes-, teníamos que contar la historia prácticamente en ‘tiempo real’, con las grabaciones de la época. Las imágenes que estaban disponibles y que muchos ya han podido ver previamente no me servían para eso. Al final tuvimos que recopilar decenas de horas de material fílmico, más de cien veces del que finalmente quedó en la película. Para ello, por ejemplo, recurrimos a los archivos de las pequeñas televisoras y estaciones radiales locales, y encontramos material que había permanecido guardado desde los años 50 o 60. No podíamos confiar en el material de las grandes cadenas de televisión ni de los archivos ‘oficiales’. Fue un largo proceso de investigación”, asegura el director de «Proyecto Mercury: Los siete valientes».
Tanto en “Proyecto Mercury: Los siete valientes” como en “Los elegidos de la gloria”, uno de los detalles que sobresale es la condición de ‘celebridades’ a las que accedieron prácticamente de inmediato los siete pilotos de prueba que formarían parte de la primera generación de astronautas en Estados Unidos. Incluso, llegaron a firmar un millonario contrato con la revista “Life” para contar en exclusiva sus historias personales. Más adelante, la llegada a la Luna también convirtió en ‘estrellas’ a Neil Armstrong o Buzz Aldrin.
Héroes espaciales anónimos
En la actualidad, no obstante, los astronautas se han transformado en héroes anónimos. Son muy pocos los que podrían recordar el nombre de la última persona que realizó una ‘caminata espacial’ o de alguno de los circunstanciales residentes de la ISS (la Estación Espacial Internacional, que no hace mucho surcó el cielo nocturno de Lima). ¿Qué pasó? ¿Por qué los astronautas dejaron de ser personajes mediáticos? ¿Por qué hoy debemos escuchar teorías de la conspiración que indican, incluso, que la llegada a la Luna fue una farsa que jamás ocurrió? “Bueno, ya había gente que no creía en la llegada a la Luna incluso entonces.
Cuando hicimos el documental sobre la misión Apollo, encontramos imágenes de entrevistas hechas al día siguiente del alunizaje en 1969 en las que mucha gente ya cuestionaba la veracidad del hecho. Cuando aparecieron los astronautas del proyecto Mercury, nadie había hecho algo parecido antes. El ser humano siempre había soñado con viajar a las estrellas y ahora existía un puñado de siete hombres que lo lograrían. Además, hay que recordar que era la Guerra Fría, una época muy loca, en plena ‘Era Nuclear’, con muchos miedos, en la que la gente necesitaba héroes de carne y hueso, como ellos.
Luego, las misiones de la NASA fueron perdiendo ‘popularidad’ paulatinamente, salvo en los casos en los que los astronautas estuvieron a punto de morir, como en la misión Apollo XIII o cuando de hecho lo hicieron, como en la tragedia del Challenger. Lo que pienso que ha ocurrido es que, antes, la NASA apuntaba hacia lo que había más allá de la órbita terrestre; mientras que hoy, la ISS está básicamente mirando hacia nosotros desde el espacio, para entender mejor nuestro planeta. No obstante, aunque estoy seguro que hoy muy pocos podrían recordar el nombre de algún astronauta, creo que todos sí conocen perfectamente a tres personajes relacionados con la exploración espacial: Jeff Bezos, Elon Musk y Richard Branson.
Pese a que probablemente ellos vean al espacio como una posibilidad de negocio, lo que tienen en común es que están apuntando hacia lo que por ahora está más allá de nuestro alcance”, responde Jennings, quien inició su trayectoria profesional como periodista de prensa escrita, en medios como “The New York Times”, “Los Angeles Times” y la agencia Associated Press (de hecho, en 1994 fue nominado a un premio Pulitzer en periodismo).
Para Jennings, la gran aventura espacial del hombre aún no termina, sino todo lo contrario: nos quedan muchas fronteras por cruzar. “Marte representa para la generación actual lo que la Luna fue para la gente de los años 50 o 60”, afirma. Como dijo alguna vez el gran Stephen Hawking: debemos recordar que siempre será mejor mirar hacia las estrellas que contemplar nuestros pies.
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