«Hallazgos arqueológicos en uno de los barrios más tradicionales del Centro Histórico dan nuevas luces sobre los canales prehispánicos que surcaban los antiguos terrenos de la ciudad. Municipalidad de Lima busca integrar excavaciones a espacios públicos».

Por Redacción COSAS

Pregúnteselo a cualquier arqueólogo con conocimiento de causa: excavar en el Centro Histórico de Lima (CHL) implica casi siempre hallar restos o vestigios de nuestra historia. Incluyendo tiempos prehispánicos. Un caso reciente es el del Equipo de Arqueología de Lima, que ha encontrado -y sigue indagando- nuevas pautas sobre uno de los principales canales que surcaban los antiguos terrenos de la ciudad: el canal de Monserrate. 

Junto al de Huatica, el canal de Monserrate fue construido por los antiguos limeños para conducir el agua del río Rímac hacia los terrenos de cultivo en los márgenes de su cauce, en la zona donde hoy se erige el CHL. Ambos canales también representaron una de las razones fundamentales por las que Francisco Pizarro eligió a Lima como la nueva capital política del Perú (el español respetó el trazado original de los canales en la configuración fundacional de la Ciudad de los Reyes). Y hoy por hoy, son elementos protagónicos en el Proyecto de Investigación Arqueológica Canales de Lima, impulsado por la comuna limeña. 

El Canal de Monserrate. Prolima.

Excavación en la plazuela de Monserrate, uno de los barrios más tradicionales del Centro Histórico de Lima.

Excavando el Centro Histórico 

Situado en el corazón del CHL, entre el río Rímac y las avenidas Emancipación, Alfonso Ugarte y Tacna, el tradicional barrio de Monserrate fue sede de negocios y talleres de diversa índole durante los años del virreinato. Allí, por ejemplo, funcionaron las denominadas ollerías, en las que se fabricaba loza o cerámica vidriada. También fue sede de dos molinos, que representaron una de las principales actividades económicas durante la época: el de Pastrana (1613) y el de Monserrate (1634), que aprovechaba la fuerza del canal del mismo nombre para su funcionamiento. En este tipo de edificaciones se elaboraba desde pólvora hasta harina de trigo -para la elaboración de pan- y otro tipo de productos alimenticios. 

A partir de una exhaustiva investigación histórica y de excavaciones hechas en el terreno de la plazuela de Monserrate, el Equipo de Arqueología de Lima, a cargo de Prolima, ha determinado las características y la evolución del canal, cuyo rol fue fundamental para el desarrollo económico-social de la zona. Se ha determinado que tuvo un ancho aproximado de 4,40 metros y que está presente en los planos más antiguos de Lima, fechados en el siglo XVII. En estos se puede ver que el canal de Monserrate corría en paralelo a un tramo del sector oeste de las murallas de la ciudad.

El Canal de Monserrate. Prolima

El canal de Monserrate figura en los planos más antiguos de Lima, fechados en el siglo XVII.

Asociado a los vestigios del canal se halló un piso empedrado a base de cantos rodados, que destaca por sus figuras geométricas en forma de rombo. Debido al uso extendido de esta técnica durante la época, es probable que haya ocupado todo el terreno de la actual plazuela. La resistencia natural de este tipo de suelos, por cierto, permitió que su uso extendido se mantuviera en Lima hasta el siglo XIX (hoy por hoy, Prolima lo viene replicando en la recuperación de espacios públicos como la plaza Francia, la plazuela de Santo Domingo y el santuario de Santa Rosa, entre otros). 

De acuerdo con la evidencia recopilada, hacia el siglo XVIII existió un segundo canal con un ancho de 4,90 metros que funcionó en paralelo al de Monserrate. Y hacia el siglo XIX, los planos muestran solo la presencia del nuevo canal, por lo que se infiere que el primero quedó en desuso. 

El Canal de Monserrate. Prolima.

La fuerza del antiguo canal de Monserrate se aprovechó para poner en funcionamiento el molino del mismo nombre, durante el virreinato.

En el marco del Plan Maestro para la recuperación del CHL, ejecutado por Prolima, el Equipo de Arqueología de Lima continuará con su investigación para seguir definiendo el trazado original del canal de Monserrate y de otros testimonios arqueológicos que aún subyacen en la zona. En ese contexto, en el futuro se espera integrar este y otros espacios arqueológicos investigados -como el Molino de Aliaga, en la Alameda Chabuca Granda; la capilla de la Soledad, en la plazuela de San Francisco; o la capilla de la portería de San Juan Macías, en la plaza Francia- al paisaje urbano del CHL, poniendo en valor hallazgos que aportan a los valores patrimoniales de la ciudad, desde lo histórico, lo cultural, lo educativo y lo turístico. 

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