Trabajos de conservación en el tradicional conjunto de San Francisco vienen recuperando un bien artístico que data de 1670. Puesta en valor se suma a la futura recuperación de la plazuela como espacio público en el Centro Histórico de Lima.
Por Redacción COSAS
A punta de bisturí y con mucha paciencia. Así es como una cuadrilla de especialistas en conservación de Prolima liberan de una docena de capas de pintura moderna la fachada de la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad, ubicada en el tradicional pero deteriorado conjunto de San Francisco. De a pocos, se asoma la tonalidad rojiza de una pintura mural que data de 1670, año de la consagración del templo. Y así, siguiendo los valores originarios que lo hicieron Patrimonio Mundial en 1988, comienza la recuperación de uno de los entornos arquitectónicos más emblemáticos del Centro Histórico de Lima (CHL) y de toda la ciudad.
Diseñada con la famosa técnica del trampantojo, la pintura mural de la iglesia de la Soledad da la ilusión de un acabado arquitectónico de ladrillo, determinando así la particularidad de esta obra. Gracias al uso de las llamadas ventanas exploratorias, con las que los profesionales llegan hasta la capa primigenia de la edificación, se pudo resolver que la pintura mural se extiende a lo largo de la fachada que limita con el jirón Áncash -es decir, la cara que da hacia la plazuela de San Francisco-, y de su lateral izquierdo, que colinda con la primera cuadra del jirón Lampa, recientemente peatonalizada.
El proceso para su recuperación parte con el delicado decapado de la pintura moderna que la mantuvo oculta durante décadas. Luego, se eliminarán otros elementos ajenos de la superficie y se detectarán, restaurarán y consolidarán las zonas más afectadas por el tiempo e intervenciones pasadas.
Finalmente, se aplicará una serie de acciones planificadas y especializadas para la restitución de sus valores originarios y puesta en valor para vecinos, visitantes y feligreses. Este trabajo, además, forma parte de la recuperación de 13 fachadas de iglesias en el CHL. A la fecha, ya se entregaron las iglesias de Copacabana, en el Rímac, y Recoleta, en la plaza Francia. Próximamente se presentará la de Santa de los Padres, en el Santuario de Santa Rosa.
La Cofradía de la Soledad
Hacia 1560, un grupo de devotos del culto de la Madre de Cristo en el Misterio de sus Dolores y Soledad, provenientes de Sevilla, fundó en San Francisco la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, una emblemática asociación religiosa que perdura hasta nuestros días y que organiza, año tras año, la tradicional procesión del Viernes Santo, con la Virgen de la Soledad y el Santísimo Cristo del Descendimiento como protagonistas.
En 1603, casi medio siglo después de su fundación, la Cofradía construyó la primitiva capilla de la Soledad, un templo que con el pasar de los años fue calificado como oscuro, de tamaño bajo y demasiado simple. Existió hasta 1669, año en que fue demolido para la construcción de la actual iglesia de la Soledad, que conserva su estructura original pero que ha tenido modificaciones en su portada, en el cuerpo alto de sus torres y en las bóvedas, debido al paso del tiempo y los terremotos.
Durante los primeros años de existencia de la primitiva capilla fue que se le encomendó al arquitecto y escultor Pedro de Noguera esculpir la imagen del Cristo Crucificado, obra que terminó en 1620 y que hoy está resguardada en la cripta de la construcción más moderna.
Los restos de la primitiva capilla y de su cripta, ubicados bajo el actual piso de la plazuela de San Francisco, han sido el objeto central de la investigación arqueológica que desde el 2019 viene ejecutando el Equipo de Arqueología de Lima. Entre los hallazgos destacan el piso original de cantos rodados, los restos del antiguo muro pretil que rodeaba el convento de San Francisco y piezas de cerámica y azulejos de la época.
Cabe destacar que estos magníficos vestigios han sido integrados a un proyecto que recuperará y pondrá en valor toda la plazuela de San Francisco, profundamente deteriorada junto al resto del entorno debido al paso del tiempo, la ausencia de intervenciones para su conservación y la destrucción de parte de su patrimonio. El objetivo es recuperar el brío del pasado para las generaciones del presente y del futuro.
En base a las recomendaciones de la Unesco para la conservación del Patrimonio Mundial, y con el visto bueno del Ministerio de Cultura, la comuna limeña renovará todo el piso de la plazuela. También restaurará la fuente e instalará nuevo mobiliario de descanso y luminaria ornamental. De igual manera, se instalarán tres ventanas arqueológicas para que el público pueda conocer, de forma amigable y permanente, los restos de la capilla de 1603.
El proyecto también plantea la reconstrucción de una sección del muro pretil, correspondiente a la zona del atrio contiguo al jirón Áncash. En el resto de la plazuela, se establecerá una huella de pavimento en el suelo que indique la zona por la que pasó el muro antiguamente. Como componente importante, el proyecto contempla retirar el cerco que rodea la plazuela, instalado por la Municipalidad de Lima a fines de los años ‘80. De esta manera, se busca facilitar el acceso de vecinos, feligreses y visitantes a este emblemático espacio urbano e histórico-arquitectónico del CHL, recuperado en contexto con la peatonalización del Damero de Pizarro.
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