Parecen tres. Pero se trata de un solo volumen, cuyos componentes guardan una relación solo visible desde el exterior. La dicotomía entre los espacios privados y públicos imprime personalidad a este nuevo trabajo de Cynthia Seinfeld y su equipo de arquitectos.
Por Mariella Checa / Fotos de Juan Solano y Lolo Lamas
Para aprovechar la energía del feng shui, los propietarios de esta casa pidieron a la arquitecta Cynthia Seinfeld que orientara su diseño hacia el este. También los dormitorios debían facilitar que la postura de sueño se dirigiera hacia el mismo punto cardinal. Aunque la solicitud contradecía lo que el entorno determinaba –un emplazamiento más bien hacia el oeste–, la búsqueda del estudio dio por fruto esta singular propuesta, en la que un paralelepípedo, convertido en volumen y alejado de las líneas medianeras, presenta una serie de perforaciones que terminan convirtiéndose en las fachadas más bien ausentes en el perímetro de la construcción.
“Decidimos que, en vez de orientar la casa hacia el jardín, debíamos lograr ciertas intimidades específicas a través de los vacíos que se generaran dentro del mismo paralelepípedo, para poder lograr un buen grado de iluminación, pero también de privacidad y de relación con el exterior”, refiere Seinfeld. Alude así a las áreas abiertas que se lucen en el segundo piso y que no son otra cosa que patios conectados en exclusiva a cada una de las habitaciones. La finalidad es ofrecer a sus ocupantes la posibilidad de regular un mundo personal, aunque esta opción esté ubicada en la periferia del volumen. “Dependiendo de cómo se relacionen las personas con sus respectivos patios, guardarán o no su intimidad, pues estos les proporcionarán un resguardo con respecto a la calle que irá reduciéndose en la medida en que vayan saliendo a estas áreas”, agrega.
Los muros y pisos enchapados en madera shihuahuaco contrastan con el concreto de la casa para destacar que se trata de espacios destajados. Estos vanos cumplen la función adicional de orientar la mirada hacia vistas muy bien estudiadas. Es decir, a través de estos vacíos, una ventana interior puede relacionarse con otra, ubicada más arriba o hacia algún lado, y permitir el acceso visual hacia un pedazo de montaña, una porción de vegetación o un trozo de cielo que ambas enmarcan.
En sentido inverso, las perforaciones son una fuente de iluminación natural –directa, indirecta o de rebote– para los diversos ambientes de la casa, y se suman en esta función a las ventanas de diferentes tamaños y ubicaciones. Del mismo modo, una teatina que corona la escalera captura luz solar para bañar este elemento que funciona como corazón del programa y que fue concebido como una pieza escultórica. Se soporta gracias a una gran pared hecha en fierro aceleradamente oxidado que sube y genera, en la planta superior, un corredor que, al cumplir el rol de muro divisor, devuelve privacidad a un ambiente que de otro modo hubiera quedado a merced de miradas ajenas.
Áreas de respiro
A decir de Seinfeld, la distribución de la casa es muy clara. Hacia el lado norte de la primera planta, se encuentra una franja dedicada a servicios, como cocina, lavandería y depósitos, mientras que en la zona opuesta está la sala-comedor, que tiene una relación directa con el jardín y el paisaje. El área de ingreso, que es más bien lateral, constituye un paso dosificado del exterior al interior, en un recorrido que pasa por un pequeño espacio familiar antes de llegar al ambiente de doble altura que alberga a la escalera, cuyos pasos son también de fierro.
En el nivel superior, el primer contacto es con un gran ambiente de usos múltiples, que puede funcionar como sala de estar para actividades individuales o colectivas, y desde donde se distribuyen los dormitorios. “Precisamente, el hecho de que no se trate de una casa con muchos requerimientos funcionales, en términos de muchos dormitorios, es lo que ha permitido hacer este destajo y finalmente tener este volumen compuesto por los llenos y vacíos”, concluye la arquitecta.
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