El coleccionista fotográfico más importante del país se enfoca en el estado de la imagen en el Perú. Además, dispara sobre el mercado del arte, la venta del Centro de la Imagen, la próxima subasta fotográfica del MALI y su nuevo libro sobre Martín Chambi.
Por Lucas Cornejo Pásara Fotos Diego Moreno
Acaba de vender el Centro de la Imagen en Lima, que fundó hace 23 años junto al centro cultural El Ojo Ajeno y la asociación Foto e Imagen. Antes, vendió Química Suiza (Quicorp S.A.) a Intercorp por US$583 millones. Es miembro asociado de la Junta del Museo de Arte de Lima (MALI), que próximamente hará una subasta fotográfica. Es también de ascendencia suiza, padre de dos hijos y esposo de Sylvia Fort Brescia, campeona internacional de dressage. Y ha contribuido con la creación de la feria LimaPhoto, el festival Mirafoto y la Bienal de Fotografía de Lima. Su colección privada de artes visuales incluye miles de piezas de pintura, escultura y fotografía. Recientemente, publicó con la Editorial RM el libro Martín Chambi. Fotografía en España, de gran éxito en toda Europa. El volumen reúne una serie de fotos que forman parte de su colección.
Con respecto al nuevo libro que has publicado de la obra de Martín Chambi, ¿dónde está esta colección?
En Lima. Mi colección empieza con fotografías contemporánea que compraba en galerías o ferias. En cierto momento, empecé a comprar fotografía vintage europea, francesa principalmente. Tengo toda una división que abarca fotografía de 1860 a 1890. Mientras seguía comprando, me di cuenta de que el Perú también tenía una producción fotográfica interesante. Me dediqué a busca con el curador con el que trabaja entonces. Viajé a Arequipa, a Ayacucho para ir recolectando piezas. Se pagaban en soles.
¿Cómo te interesas por la fotografía?
Cuando era niño. Me volví fanático. Aún conservo mi primera cámara en mi oficina, una Kodak Brownie negra de película de 120mm. No recuerdo a qué edad la tuve. Diez o doce años. Después, en algún momento hubo una Instamatic. Hacía mis fotos, aunque no conservo mucho archivo de esa época. Me fui a estudiar a Estados Unidos. Comencé con administración de empresas y el primer año fue catastrófico. No tenía la paciencia y me pasé a la facultad de comunicaciones en Boston University. Ahí hice mi carrera en Fotografía. Regresé a Lima en 1970 de vacaciones y me puse a trabajar en el diario La Prensa de Don Pedro Beltrán y en El Dominical de El Comercio. El 31 de mayo ocurrió el terremoto en Huaraz. Me tocó viajar al Callejón de Huaylas a hacer fotografías de toda esa experiencia. Fue así que me fui desarrollando poco a poco. Al concluir mis estudios, me mudé a Europa y empecé a trabajar en una compañía en Suiza, en el área de publicidad. Tomaba fotos de productos. Estuve seis meses hasta que me dijeron que siga un programa de desarrollo de administración. Hice mi carrera y estuve fuera hasta 1976. Regresé al Perú a continuar con el negocio de mi familia y dejé de lado la fotografía por un tiempo. Aún no coleccionaba. En 1997 hubo cambios en los negocios familiares y decidí tomar un curso de fotografía con Roberto Huarcaya, que había regresado de España y Francia. Entonces dictaba en un instituto textil, Gaudí, en Miraflores. Estuve un año así, en talleres de fotografía. Un día me llamaron a decir que el instituto cerraría. Hablaron conmigo y en 1999 fundamos el Centro de la Imagen, con título académico reconocido por el ministerio. Poco a poco, fue creciendo. Un día llegó un joven cubano que había venido al Perú en el 2001 y me trajo la fotografía del Che dedicada y firmada por Korda, esa clásica foto que has visto en todos lados, en las llantas de los camiones en Camboya, en Estados Unidos o en cualquier lado. Era original. Se la compré y, sin querer, empezó la colección.
Qué gracioso que con esa foto justamente…
Por eso lo cuento. Son contradicciones que suceden. La foto del Che se convirtió en un bien totalmente capitalizable. Me interesaba continuar recolectando. Art Basel iba a iniciar en diciembre de 2001, pero la caída de las torres y los temores que surgieron llevaron a que se suspenda la feria. Los siguientes años fui. Yo conocía la feria desde sus inicios en los setentas. Comencé a escoger piezas de fotógrafos que no conocía y fui armando la colección: fotógrafos alemanes, franceses, italianos…
¿Cuándo aparece el interés por Chambi y el Perú?
Cuando me doy cuenta de que estoy coleccionando cosas europeas de alto costo y que en el Perú se vendían fotografías vintage locales de fines del siglo XIX y comienzos del XX a precios en soles muy razonables. Decidimos hacer una feria fotográfica en el Centro de la Imagen. Aparecieron galerías argentinas, chilenas, colombianas, que trajeron cosas de la región. Comencé a comprar mucha fotografía peruana y latinoamericana.
Sobre la fotografía en el Perú
Cuando creas el Centro de la imagen, ¿Cuál era el estado de la fotografía en el Perú? ¿Había mucha gente que se dedicara a ello?
Mucha gente no, pero sí se había marcado un inicio con la aparición de la galería Secuencia en San Isidro, liderada por Billy Hare y varios fotógrafos peruanos de los años sesenta. Funcionó durante algunos años. Fernando de Trazegnies estuvo involucrado en eso junto a varias personas. Lamentablemente, se deshizo después de uno ocho o diez años de funcionar. Desapareció Secuencia y nosotros retomamos lo que ellos hacían. Yo formé una asociación sin fines de lucro en el 2003 para la que invité a Fernando y a otras personas a ser parte. Funciona hasta ahora. Ahí desarrollamos la carrera de Fotografía e hicimos una feria. Yo, a la vez, iba armando mi colección fuera del Centro y con la obra de algunos alumnos del Centro que veíamos con cierto potencial
¿Aún sigues comprando fotos?
Sí, totalmente. Este año he bajado un poco. Bajé un poco porque el año pasado, antes de elecciones, me ofrecieron comprar el local del Centro y decidimos venderlo. Después recibí una oferta muy simbólica para la compra del Centro de la Imagen. Ahora, con la venta, todo se volvió parte de la nueva Corriente Alterna.
¿Cómo te sentiste con esa venta?
Terrible, malísimo.
¿Por qué decidiste, entonces, venderlo?
Porque las cosas estaban cambiando. Hay una dinámica complicada en el país y prefiero dejarlo en manos de una organización más grande y sólida, que cuenta con toda una estructura de desarrollo educativo: colegios primarios, secundarios, escuelas técnicas y eventualmente universidades. Sin embargo, me apenó mucho porque había dado veinte años o más a ese proyecto. Tuve que tomar una decisión y tardó mucho. Finalmente, pensé que era mejor que dejarla en esa solidez.
¿Tú crees que, en el Perú, en el mercado del arte, se ha privilegiado a la pintura antes que a la fotografía?
No creo. Hay sitios donde estudiar ambas. Por el lado de la producción, la fotografía ha ido tomando su sitio en lo que es foto documental, fotoperiodismo y fotografía artística.
¿Y moda? ¿Mario Testino?
Sucede que la fotografía de moda se desarrolla mucho más en países en donde hay creación de moda. En Perú hay muy poca. Existen unos cuantos diseñadores de moda, pero no son una industria. Desarrollar la técnica para fotografía de moda es complejo. Mario Testino se fue del Perú hace cuarenta años o un poco más y se dedicó a eso. Se especializó y a eso se debe su fama.
Entonces, no tenemos el caso de Blow Up de Antonioni en el que la fotografía de moda tiene más acogida que la documental…
No, no es nuestro caso. Londres es muy diferente. Cada lugar tiene sus condiciones. Eso se ve muy evidentemente en las
¿Alguna vez se ha intentado hacer un museo exclusivamente de fotografía en Perú?
Sí, lo hemos pensado y discutido. Llegamos a buscar un local en Barranco. Finalmente decidí que no. Crear un museo es una tremenda responsabilidad. Uno no crea un museo para que dure cinco o diez años, espera que perdure en el tiempo. Yo no tengo una descendencia que se quiera dedicar a eso. Además, la inversión para crear un museo de esa naturaleza es alta. Acabo de estar en Estonia y en Tallin hay un museo de la fotografía muy humilde, pero muy bien presentado. Tienen cámaras, fotos y, más que nada, resaltan la importancia de un fotógrafo de guerra estonio. Mi idea era algo más formal.
Estaba el Mate, pero cerró…
Sí, hemos hablado con Mario (Testino), pero él no sabe si lo reabre o no. Hay muchas posibilidades. Sucede que el Perú ha tomado un camino culinario muy importante durante los últimos veinte años. Un local como el Mate puede servir para ser un restaurante de primer nivel.
Bueno, pero hay varios ya…
Sí, claro, pero siguen apareciendo. Basta ver la lista de nombres premiados Summum para notarlo. Es interesantísimo ver la cantidad de restaurantes nuevos que aparecen, viven y sobreviven muy bien. Creo que eso tiene para rato.
Sobre la subasta del MALI
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Comentabas que estarás en la subasta de arte del Mali de fotografía…
Sí, yo estoy en el concejo del Mali desde hace unos años. Este año decidieron rehacer un remate de fotografía exclusivamente después de diez años sin hacerlo. Con Stefano Klima hemos empezado a seleccionar un grupo de fotos de la colección para donar al Mali; otras las escogemos para el remate; y también hemos convocado a fotógrafos para que se unan.
¿Hay algún eje en la selección para esa subasta?
No hemos definido un eje aún. Recién hemos iniciado a ver fotografías. Por el momento hay de todo: contemporáneas, antiguas y de diversos lugares.
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