Profesionales de Prolima intervienen fachada, portadas, carpinterías, zócalos, enlucidos, esculturas, pavimentos y accesos del emblemático conjunto dominico. Lo primero en develarse será la gran torre, que recuperará el brío y belleza del siglo XVIII. Toda la obra se concretará este 2023.
Por Prolima
Es inevitable caminar por el cruce de los jirones Conde de Superunda y Camaná sin esforzar el cuello para levantar la vista: un castillo de andamios de cincuenta metros de altura reviste la torre de Santo Domingo, que en su momento fuera el punto más alto del Centro Histórico de Lima. Allí, oculta temporalmente, la imponente estructura viene siendo intervenida por docenas de especialistas bajo los más altos estándares de conservación y restauración. Una vez develada, podremos verla tal y como lo hicieron los limeños a fines del siglo XVIII.
Su puesta en valor abarca diversos frentes: retiro de capas de pintura moderna de la superficie y sus elementos ornamentales, mantenimiento de toda la carpintería de madera y de metal, conservación de sus campanas y restauración de la escultura del arcángel de madera ubicada en su punto más alto. Todo este procedimiento es una valiosa porción del proyecto integral para recuperar tanto la iglesia como el convento dominico, en la que ha sido definida por sus encargados como una de las acciones más ambiciosas que ejecuta hasta la fecha el Programa Municipal para la Recuperación del Centro Histórico (Prolima).
En el apartado de iglesias, Prolima ya recuperó las fachadas de Nuestra Señora de Copacabana, la Recoleta, Santa Rosa de los Padres, San José de las Descalzas y Nuestra Señora de la Soledad. Hoy por hoy también interviene el conjunto de la Buena Muerte, en Barrios Altos. Pero con Santo Domingo cruza el umbral hacia el grupo de las iglesias mayores de Lima, completado por San Francisco, La Merced, San Agustín, San Pedro y la Catedral, cuya futura puesta en valor ha sido planificada desde la elaboración del Plan Maestro.
Recuperar Santo Domingo
El origen del conjunto de Santo Domingo se remonta a la mismísima configuración primigenia de la Ciudad de los Reyes. En el siglo XVI, durante el trazado de Lima, la Orden de los Predicadores, también conocidos como dominicos, recibió dos solares en los que levantó su primera edificación entre los años 1536 y 1578. El paso de los años trajo una serie de agregados y modificaciones -incluyendo un revestimiento de concreto en la torre, tras el terremoto de 1940- que derivaron en la antigua versión de color melón.
Su valor histórico, su condición de Patrimonio Cultural de la Nación (1972) y la magnitud de sus dimensiones requieren, literalmente, de un rosario de acciones. Además de la intervención en la torre, Prolima desarrolla un trabajo especializado para liberar de pintura moderna la superficie y molduras de la portada de la iglesia del Rosario y retirar los resanes de todos sus elementos en piedra. En cuanto a la capilla de la Veracruz, adyacente a la iglesia y convento, se han retirado más de 400 metros cuadrados de cemento, se consolidaron los soportes de ladrillo y adobe en mal estado y se restituirán -en base a lineamientos históricos- piezas faltantes, como cruces forjadas, balaustres de madera y vitrales. Asimismo, se conservarán los zócalos de piedra y las coberturas en techos y cúpulas, que aún tienen elementos originales.
Además, ya se culminó con la consolidación de los techos en ambas estructuras, paso clave para una puesta en valor que perdure en el tiempo.
En el 2022, Prolima concretó la recuperación integral de la plazuela de Santo Domingo, que está justo al frente del conjunto. Se renovaron los pisos con canto rodado, se instalaron bancas para el descanso, se colocó una nueva iluminación y se sembraron árboles de jacarandá que poco a poco siguen incrementando su follaje. En paralelo, la comuna limeña concretó la peatonalización del cruce de los jirones Conde de Superunda y Camaná, lo que dinamizó la zona como área prioritaria para el tránsito peatonal de vecinos, comerciales y visitantes, además de mejorar la sensación de seguridad y confort.
La puesta en valor del conjunto es el paso final. En base a la visión integral con la que se viene revitalizando el Centro Histórico de Lima, el proyecto de Santo Domingo contempla una nueva propuesta de pavimento de adoquín de arcilla para el atrio principal, así como la incorporación de los hallazgos hechos por el Equipo de Arqueología de Lima en la zona cercana al acceso del Museo, hacia el jirón Camaná. De igual manera, se prevé un nuevo sistema de iluminación LED para todo el conjunto, lo que permitirá su conexión con el espacio público ya recuperado.
A la fecha, la recuperación avanza a paso ligero para las tres entregas que Prolima tiene planificadas: la primera es la de la torre; le seguirá un segundo tramo concentrado en la capilla de la Veracruz y una serie de hallazgos que serán integrados a la recuperación; y la fase final, que se concluirá este 2023. Será por entonces cuando tanto limeños como visitantes de la ciudad podamos disfrutar de la policromía original, arquitectura y acabados del conjunto de Santo Domingo, un rincón de Lima que, gracias a la planificación y el compromiso, recuperará la belleza que nunca debió perder.
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