La Casa de la Cultura Criolla “Rosa Mercedes Ayarza”, ubicada en el Centro Histórico de Lima, celebra su primer aniversario consolidándose como un espacio público y democrático para la salvaguarda y difusión de la música criolla. A la fecha, ya cuenta más de 13 mil visitas, una treintena de eventos realizados y una serie de talleres vinculados al canto, la música y la danza.
Por Daniel Flores Apaza Fotos Prolima
Hoy, como ayer, todos los sabores de la Lima de antaño confluyen en la antigua Calle Mariquitas (Jr. Moquegua), en la casa solariega signada con el número 376. Y es que la Casa de la Cultura Criolla recibe diariamente, de martes a domingo (de 9:00 am a 5:00 pm), a visitantes locales y foráneos, que buscan conectarse con el espíritu criollo que ofrece este lugar.
Octubre es el mes morado en que se engalana Lima, como recuerda un evocador vals. Y precisamente un 17 de octubre del año 2022 se inauguró oficialmente la Casa de la Cultura Criolla “Rosa Mercedes Ayarza”, en la primorosamente restaurada casona que fuera no solo la morada de esta ilustre dama limeña, sino también el escenario obligado de la vida cultural y social de la Lima de mediados del siglo XX.
Ese mismo día, la viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales del Ministerio de Cultura, declaraba oficialmente como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación a la “Música y Canción Criolla: prácticas, saberes y espacios de transmisión en Lima Metropolitana y la Provincia Constitucional del Callao”.
Ambos acontecimientos, que coincidieron al mismo tiempo y lugar, fueron el resultado de dos años y medio de trabajo constante: por un lado, la declaratoria de esta expresión cultural supuso la elaboración de un expediente basado en una profunda investigación bibliográfica y documental, que incluyó la publicación de un libro (Recuperando la Memoria de Lima 3: La Música Criolla de Lima, 2021), así como el despliegue de 22 mesas de trabajo participativo con más de 200 portadores de todas las edades (maestros cultores, cantantes, músicos, bailarines, académicos, coleccionistas y aficionados al criollismo). Por otro lado, la puesta en valor de la casona de la Calle Mariquitas, en donde habitó Rosa Mercedes Ayarza, significó una delicada labor de albañilería, carpintería y museografía, para devolverle a la arquitectura histórica sus valores culturales del pasado, que habían sido dañados y recubiertos por años de abandono y descuido.
La casa, que es hoy de propiedad de la Municipalidad Metropolitana de Lima, en gestiones pasadas estuvo a punto de ser vendida para fines comerciales. No obstante, luego de la aprobación del Plan Maestro del Centro Histórico de Lima, Prolima se avocó a la tarea de rescatarla del olvido, ejecutando un proyecto de restauración y adecuación a nuevo uso como centro cultural. Se diseñaron 10 salas temáticas: el recorrido se inicia en el zaguán, un maravilloso espacio de transición entre lo público y lo privado que en la Lima de antaño era frecuentado por los vendedores callejeros, llamados pregoneros, quienes entregaban ahí los productos artesanales que ofrecían a la venta. En este espacio destaca la pintura mural original del siglo XVIII que fue encontrada en el arco, así como el fanal con pescante giratorio, único en el Centro Histórico de Lima; luego sigue la Sala Interpretativa, un espacio que narra la historia de la casa, del barrio, de su emplazamiento urbano en la Lima virreinal y nos enseña algunos objetos originales de la vida cotidiana de la Lima de Rosa Mercedes. Continuando el recorrido, se accede al patio principal, que guarda un típico aire limeño con pisos de canto rodado y mármol, así como plantas típicas de Lima.
El guion museográfico continúa por el chiflón, angosto pasaje de conexión entre los patios de la casa virreinal típica. En medio de él se encuentra la Sala Audiovisual, en donde conviene detenerse para ver un breve filme sobre el proyecto de salvaguardia que lleva adelante la Casa. Terminando el chiflón se llega al traspatio, que antiguamente albergaba los ambientes de servicio: ahí está la cocina, ambientada con los utensilios de la Lima de antaño, algunos de los cuales inspiraron a Rosa Mercedes a plasmar su imaginario culinario en los Antiguos Pregones Limeños, que además se encuentran expuestos en las paredes como parte de la museografía.
También se encuentra la Sala de Trajes, con una muestra representativa de la evolución de la indumentaria típica limeña. A la izquierda se ubica la Sala de Genealogía, que expone un mapa exploratorio sobre los ritmos populares que han coexistido a lo largo de los siglos en Lima, Hispanoamérica y Europa. El recorrido continúa con la Sala de Organología, con una exposición de los instrumentos musicales que han permitido, durante los siglos, la riqueza del mestizaje musical criollo. A continuación, se llega a la Sala de Personajes, un espacio dedicado a la memoria de determinadas personalidades representativas de la expresión cultural musical criolla. A su costado se ubica la Sala Rosa Mercedes Ayarza, que custodia la exposición permanente sobre su vida, obra y memoria. En ella destacan fotos familiares inéditas y otros registros personales con sus discípulos más destacados, como Chabuca Granda, Alejandro Granda, Luis Alva o Plácido Domingo.
El recorrido continúa con el salón principal de la casa, en donde se lleva a cabo los eventos que se programan mensualmente. Finalmente, la visita culmina con la Sala de Difusión, espacio didáctico que narra la transición de la música criolla desde su difusión artesanal tradicional, hasta convertirse en una industria musical gracias a los adelantos tecnológicos del siglo XX: la pianola de rollo, el fonógrafo y el organillo permitieron, junto con la literatura de cordel, el despegue de una industria que catapultó la popularidad de esta expresión cultural durante muchas décadas.
De este modo, luego de 53 años, esta casa ha vuelto a figurar en el mapa cultural de Lima y las actividades musicales y culturales retornaron a su salón principal. Volvió el público, volvieron los muebles, los objetos personales de Rosa Mercedes, hasta su piano de cola de mediados del siglo XIX con el que ella aprendió a tocar de niña.
Este establecimiento se encuentra así, abierto a todos los ciudadanos de Lima y del mundo, especialmente a los portadores de la expresión cultural, quienes tienen en la Casa de la Cultura Criolla un espacio democrático y público que los acoge y en el que pueden ser parte de su variada agenda cultural mes a mes.
Últimamente, los ambientes de la casa acogen aproximadamente a 2,000 personas cada mes. En lo que va de este primer año de atención al público, la casa ha recibido cerca de 13,000 visitas; ha albergado cerca de 35 eventos y en ella se dictan permanentemente 5 talleres de diferentes disciplinas vinculadas con el canto, la música y el baile.
De este modo, Prolima viene cumpliendo con su compromiso de salvaguardia de la música criolla como patrimonio cultural de la nación, al constituirse la Casa de la Cultura Criolla “Rosa Mercedes Ayarza” como aquel espacio permanente que, desde la Municipalidad de Lima, custodia, difunde y transmite las memorias, prácticas y saberes de esta expresión cultural para las futuras generaciones.
*Daniel Flores Apaza es arquitecto de Prolima y director de la Casa de la Cultura Criolla “Rosa Mercedes Ayarza”.
Puede descargar el libro “La Música Criolla de Lima” aquí.
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