Es el segundo templo que Prolima recupera en esta zona del Centro Histórico, una de las más ricas en cuanto a patrimonio cultural. El objetivo a mediano plazo es integrarlo a la ruta turística de la ciudad, junto a otras cuatro iglesias que se vienen restaurando en Barrios Altos
Por Jaro Adrianzén Fotos César Campos
Hasta hace unos meses, el conjunto religioso de la Buena Muerte era uno de los tantos rincones de Barrios Altos deteriorados por el paso del tiempo: su fachada había perdido elementos ornamentales en portadas, ventanas, cúpulas, balaustradas y torres. Y sus colores, además, desentonaban con la riqueza de su historia.
El proceso de restauración
Hoy por hoy, el escenario en el cruce de los jirones Áncash y Paruro es completamente distinto. La recuperación de la iglesia, convento y clínica se basó en la evidencia histórica de grabados, imágenes y escritos para devolverle lo perdido: se restituyeron hornacinas, pedestales, ánforas y cruces; y se restauraron los zócalos y pedestales originales de piedra.
La versión que conocemos del conjunto de la Buena Muerte fue construida hacia 1758, tras una reconstrucción obligada por el terremoto de 1746. Imágenes de aquella época también presentaban por lo menos dos balcones encajonados en los frentes de los jirones Áncash y Paruro, cuya restitución fue contemplada por el equipo de Prolima, a cargo de la recuperación del Centro Histórico.
La presentación del conjunto religioso
Durante una presentación en julio pasado, además, los vecinos disfrutaron de nuevo del tradicional sonido de sus campanas, ajeno al paisaje sonoro de Barrios Altos durante varios lustros. Esto se sumó a otras acciones especializadas como el uso del sistema constructivo original, con ladrillo y canto rodado, para poner en valor la escalinata principal de la iglesia; o la restitución de la eucaristía de madera en el frontis, de la que solo quedaba su anclaje.
Luego de retirar más de 19 capas de pintura moderna de la fachada, y tras un estudio in situ y en laboratorio, se determinaron los colores finales para el conjunto, salvaguardando sus valores originarios. También se pusieron en valor los hallazgos de pintura mural en puntos como la portada y el frontis del jirón Paruro. Allí se halló la impronta del cartel de un antiguo negocio, “Lechería”, que fue conservado.
El proyecto de restauración del conjunto de la Buena Muerte es el segundo que la Municipalidad de Lima, a través de Prolima, ejecuta en Barrios Altos —anteriormente, fue la iglesia de San José de las Descalzas, en la plaza Italia. Y ahora mismo viene recuperando los templos de Trinitarias, que está frente a la Buena Muerte; Santiago Apóstol, Nuestra Señora del Prado y Santo Cristo de las Maravillas.
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