Con el renovado fervor por la hispanidad y el barroco, recibimos la visita de dos literatas de gran humor y erudición. Su podcast “Las hijas de Felipe” relata de forma amena la cotidianidad y extravagancias de la vida en los conventos de los siglos XVI y XVII, durante el Siglo de Oro del Imperio español. Junto a COSAS, conversaron sobre su llegada al Perú y su próximo segmento sobre Santa Rosa de Lima.
Por: Belén Medina Pizarro | Fotos: Arden y Kelly Granda
Ana Garriga y Carmen Urbita se conocieron mientras cursaban el doctorado en la Universidad de Brown, unidas por un interés compartido: la vida de las monjas en los siglos XVI y XVII. Fascinadas por la subjetividad femenina y la escritura conventual, durante la pandemia lanzaron el podcast “Las hijas de Felipe”, cuyo nombre alude a Felipe II, figura clave del periodo más esplendoroso del Imperio español. A raíz del gran interés que recibieron por parte de la audiencia, llevaron sus micrófonos a ciudades como Barcelona, París y Berlín. En abril, visitaron Lima gracias a la Pontificia Universidad Católica del Perú y el Museo Pedro de Osma, y grabaron su primer episodio en Latinoamérica, cuyo tema central es la figura de Santa Rosa de Lima.

Carmen Urbita y Ana Garriga son las voces detrás del popular podcast “Las hijas de Felipe”. (Créditos: Kelly Granda)
¿Cómo ha sido abordar la figura de Santa Rosa, considerando la escasez de fuentes directas sobre su vida?
Carmen Urbita: Fue difícil, porque no existe una sola Santa Rosa. No ha quedado registro escrito de ella y es difícil interpretar a la Santa Rosa-persona, porque está muy mediada por la Santa Rosa-ícono, que ha sido además muy reinterpretada. Entonces, lo único que pudimos hacer fue interpretar las interpretaciones y hacer la nuestra.
Perú es un país con una tradición barroca y conventual excepcional. ¿Qué otros temas les interesaría investigar?
Carmen Urbita: Hace poco visitamos el Museo Pedro de Osma y nos daban ganas de quedarnos a vivir ahí e investigar cada una de esas vírgenes, arcángeles, etc.
Ana Garriga: Nuestra entrada fue Santa Rosa, pero al quitarle las capas hagiográficas de reconstrucción hagiográfica, ves que Lima tuvo un fervor espiritual único en el mundo hispano del siglo XVII.
Tienen un gran público en Europa y ahora se expanden a Latinoamérica. ¿Qué desafíos encuentran al abordar temas históricos para esta región?
Carmen Urbita: Tenemos mucha curiosidad, porque fue nuestro primer podcast aquí, y hablar de Santa Rosa de Lima en Lima implica una gran responsabilidad. Entonces, obviamente, lo tenemos que hacer desde nuestro lugar.
Ana Garriga: Aunque nuestros episodios se nutren con muchísima frecuencia de casos españoles, intentamos presentar una visión de la historia española de los siglos XVI y XVII muy poco grandilocuente y que está muy alejada de las grandes narrativas del éxito imperialista. Intentamos desmontar estas narrativas y presentar una metrópolis atravesada por el trasiego transatlántico.
Ustedes iniciaron el podcast hace cinco años. ¿Cómo se ha consolidado su identidad a lo largo de los años?
Carmen Urbita: Poco a poco. Empezó como una conversación entre amigas, para amigas, y gracias al boca a boca fuimos recibiendo las respuestas de las nuevas oyentes. Qué les gustaba más, qué monjas recordaban y qué palabras también. Así, la identidad fue creciendo con la audiencia; es una identidad muy colectiva.
Ana Garriga: Hemos estado atentas a lo que mejor se recibía y a lo que no tanto. El podcast dejó de ser solo eso y se ha abierto a nuevas oportunidades. Cuando te invitan a un museo, piensas: “Quizá esto sea un filón que podemos explorar”.
¿Cuáles han sido esos temas que despertaron más interés?
Ana Garriga: Aunque no comenzamos con un enfoque en cultura conventual, los episodios sobre monjas fueron siempre los que más alboroto suscitaban y los que más gustaban. Al principio hablábamos de especulación inmobiliaria, astrología, entre otros temas, pero, para entender la vida de las mujeres antes del siglo XVIII, es imprescindible mirar a los conventos.
Carmen Urbita: También influye nuestra pasión por el tema. Se nota cuando algo nos entusiasma, y eso conecta. Además, hay una verdadera obsesión por traer la vida conventual al siglo XXI.
¿Se mantienen elementos del barroco en nuestra vida cotidiana?
Ana Garriga: Durante nuestro doctorado, tuvimos un seminario con Stephanie Merrim, quien investigaba sobre Sor Juana y el Barroco de Indias. Ella planteaba que el barroco era un concepto elástico y portátil, una plataforma cultural que funcionó porque se podía exportar a todos lados.
Carmen Urbita: Inspiradas por aquello que decía Merrim, nos sirve para pensar que el barroco es transportable al siglo XXI. Los momentos de crisis, exceso y contradicción son comunes, y por eso usamos el concepto de anacronismo estratégico para hablar del don de la bilocación de las monjas y del FOMO (fear-of-missing-out) que tenemos todas, y tiene sentido.
Ana Garriga: Tenemos un gran empeño por desestructurar la idea del barroco como algo pesimista y oscuro. Buscamos trazar genealogías celebratorias que nos permitan mirar al presente, sobre todo, mirando a través de intersticios poco explorados. Apenas hablamos de las grandes voces del barroco, como Quevedo.
Carmen Urbita: Incluso, cuando aparecen esas grandes figuras, como Felipe II, intentamos ver el otro lado, a través de sus hijas o de la intimidad epistolar, y no a través de grandes hazañas.
¿Cómo actualizan los temas barrocos y por qué la vida conventual sigue generando interés?
Carmen Urbita: Lo traemos al presente haciéndolo muy personal, algo que no siempre permite en la práctica académica. Nosotras nos acercamos a un texto y, aunque lo hacemos con las herramientas analíticas de la formación académica, lo hacemos también desde la emoción. Nos metemos mucho en los temas y, al hacer eso, ya estamos metiendo el presente.
Ana Garriga: Abrir una rendijita en la intimidad de estas mujeres, un espacio de sociabilidad compartida, creo que a la gente le da sosiego. En general, cualquier mirada a excentricidades del pasado interesan. Una vez, nuestro productor nos dijo: “Si hay algo que a ti te fascina muchísimo, es que no estás sola”, y nuestro podcast demuestra eso.
¿Por qué creen que el formato podcast funciona tan bien?
Carmen Urbita: Está la parte práctica, pero, luego, también hay una parte de reivindicar lo íntimo. Entonces, si no lo haces video-podcast, si no haces grandes aspavientos técnicos, el podcast te permite que siga siendo como una conversación íntima; sentir que estás en un “refugio terapéutico”, como nosotras lo llamamos.
Ana Garriga: Escucharlo con audífonos genera una sensación de cercanía muy fuerte y relaciones parasociales intensas.
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