Alejandro Jaime se encontraba estudiando una maestría de Historia del Arte y trabajando en un proyecto distinto cuando Holoceno irrumpió en su mente. Sin mayor control o premeditación, una serie de imágenes empezaron a emerger bajo un mismo concepto. Entonces decidió dejar todo de lado y dedicarle tiempo a este torrente de ideas que comenzaba a tener. Así nació el trabajo que se expone, hasta el 15 de enero, en Wu Galería. Una exhibición tan fuerte y poética que, en un inicio, su texto curatorial era precisamente un poema. Nosotros lo visitamos en medio de la instalación para que él nos cuente más acerca de esta muestra que mezcla figuras, soportes y materiales.

¿Cómo llegaste a la concepción de Holoceno?
El conjunto de imágenes de acá se genera a partir de este cambio de era que estamos viviendo ahorita, donde el holoceno es todo el período en el que el hombre desarrolla la civilización y termina para que entre otra a la que llaman el antropoceno, donde el hombre genera las modificaciones globales a causa de sus actividades. Entonces el hombre no se transforma a partir del medio ambiente, sino a partir de sí mismo. Me interesa pensar en imágenes alegóricas de este cambio de era.

¿Cómo fuiste decidiendo qué obras iban a formar esto?
En realidad mi proceso es aleatorio. No hay un método, todo fluye solo. No he pensado de manera preliminar cómo iba a ser el proyecto, sino fueron imágenes que fueron surgiendo y yo las fui construyendo.

¿Y cuánto tiempo duró todo este proceso?
Yo estaba haciendo en realidad otro proyecto. Empecé a trabajarlo a comienzos de 2016, y conforme avanzaba un trabajo, que es el del mapa de allá (señala una de sus obras), me di cuenta que yo quería comenzar a trabajar otro tipo de imágenes, desligado a ese proyecto. Entonces me dediqué solamente a esto dándole un tono más íntimo a cómo pensaba estas imágenes del cambio de era.

¿Qué te interesó tanto del tema o qué pasó exactamente que te hizo dejar el otro proyecto?
Porque eran imágenes que me venían de manera recurrente a la mente. Las pensaba y no paraba de pensar. Encima estoy estudiando ahorita una maestría de Historia del Arte. Y en las clases mientras más leía textos de la maestría, mientras más accedía a contenido, las imágenes se iban construyendo solas en mi cabeza y en mis cuadernos. Entonces esa dinámica suelta sin estar pensando mucho, sin racionalizar mucho un proyecto me gustó. Entonces quise soltar las imágenes sin pensar tanto y ponerme a pintar.

¿Crees que ese proceso esté relacionado con el componente poético que hay en muchas de las imágenes?
Claro. Es como más pulsaciones emotivas. De hecho. Porque tienen un montón de carga nostálgica. Son alegorías. Son animales que han aparecido a partir de experiencias personales, de memorias, de referencias históricas. Son cosas que yo tenía adentro y que han adquirido forma a partir de la maestría en realidad.

Por Omar Mejía Yóplac
Video de Jimena Gallarday
Fotos de Edi Hirose