¿Qué fue lo que nos dejó musicalmente el 2015? Mucho para escuchar. Y también mucho para discutir y reflexionar. ¿El formato del elepé sigue en franca agonía frente al imperio del intercambio digital? La británica Adele y las más de 15 millones de copias vendidas por “25”, su tercer álbum, indicarían lo contrario. Pero es probable que eso haya sido nada más que un espejismo. En el futuro inmediato, harán falta muchas Adele para revertir cifras que desde hace varios lustros experimentan un permanente espiral descendente.

"To Pimp a Butterfly", de Kendrick Lamar.

«To Pimp a Butterfly», de Kendrick Lamar.

En 2015 fueron editadas varias obras maestras en la escena musical internacional. La más contundente de ellas fue el inagotable “To Pimp a Butterfly” del rapero Kendrick Lamar , sin duda el disco más importante del año que pasó y uno de los documentos definitivos de la creatividad y la beligerancia del hip hop contemporáneo. Otros lanzamientos imprescindibles, en orden de preferencia: “Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit”, ópera prima de la australiana Courtney Barnett (2); “No Cities to Love”, triunfal retorno del trío femenino de punk rock Sleater-Kinney; “Art Angels”, de la indefinible Grimes; y el devastador “Carrie & Lowell”, del estadounidense Sufjan Stevens.

La australiana Courtney Barnett presentó “Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit”

La australiana Courtney Barnett presentó “Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit”.

El medio local también nos ofreció motivos de regocijo. El lanzamiento más ambicioso fue “PANGEA”, de la exintegrante de Las Amigas de Nadie Ale Hop, una box set que incluye exploraciones audiovisuales a cargo de diversos realizadores locales que no solo sirven de complemento a las canciones, sino que permitían entregar una propuesta estética todavía más gratificante y completa, que transita de la efervescencia pop al ensimismamiento experimental con una soltura increíble.

Ale Hop, ex Amigas de Nadie, lanzó "PANGEA".

Ale Hop, ex Amigas de Nadie, lanzó «PANGEA».

Otros discos memorables que nos dejó la escena peruana el año pasado (una vez más en orden de preferencia): “Nadie incendia el mundo”, tercer álbum de Cocaína, una banda de infinitas posibilidades que cada vez suena mejor; “Impredecible”, el mejor trabajo hasta la fecha de los exitosos Bareto; el indie rock proteico y luminoso de Submarino en “Bravo Zulu”; las viñetas sonoras con vapores post-rock del guitarrista Zetangas en “G-Bone” y “Zetangas and the Monsters of Comida 2”; el sombrío “Carcasse”, de Natasha Luna; “Quema Quema Quema”, de Kanaku & El Tigre; “Transmissions”, de 3 AM; “PorNeros”, de Mi Puga Mi Pishgo –una de las revelaciones del año–; y “Rompecabezas de mí”, de la cantautora Daniella Saettone.

La banda peruana Cocaína.

La banda peruana Cocaína.

Finalmente, en el rubro de reediciones locales, vale la pena mencionar la box set “Puedes creer tantas veces”, dedicada a los esenciales tres primeros discos de Miki González; la recopilación “20 Monstruos!”, de la agrupación instrumental Los Protones; y el esfuerzo del sello INFOPESA por recuperar su viejo catálogo, uno de los más nutridos e influyentes de la industria discográfica nacional.

Por Raúl Cachay