Segunda parte: el año musical en el Perú

Aunque la escena local y la música peruana también sufrieron pérdidas que seguimos lamentando (desde la cantante afroperuana Lucila Campos hasta el bajista Carlos Magán, conocido como ‘Boui’, un queridísimo emblema de la movida subte que, caprichos del destino, partió apenas dos días después del músico británico que inspiró su apodo), el 2016 quizás será recordado mejor por los amantes del rock en el Perú como el año en el que, al fin, los Rolling Stones pudieron aporrear en vivo por primera vez su legendario repertorio en las Tres Veces Coronada. Y no solo ellos: también pasaron por escenarios limeños actos masivos como Coldplay; leyendas vivientes, como John Cale o Iggy Pop; bandas y solistas perfectamente vigentes, como Tame ImpalaFoals, Nacho Vegas, Kurt Vile y Courtney Barnett, entre muchos otros;  viejos saurios ya en declive pero con ansias de ‘cash’, como Guns N’ Roses y Aerosmith; y unas cuantas ‘raras avis’, como Deafheaven, Esperanza Spalding y Julia Holter, que animaron algunas de las noches más singulares y gratificantes del último año en la ciudad.

En lo que respecta a los lanzamientos locales, el disco más inspirador del año sin duda le pertenece a El Hombre Misterioso, que editó una honesta y valiente producción impregnada de poesía y consignas disidentes, en la que Santiago Pillado y sus compinches han sabido desplegar todas las posibilidades, los riesgos y las apuestas sonoras de una banda absolutamente indefinible y necesaria como esta. En la misma línea podríamos ubicar el (¿post?) rock casi enteramente instrumental de los siempre valiosos Kinder, que en “Migraciones” contaron además con la colaboración de destacados músicos locales, como el mismo Santiago Pillado, Sergio Saba (de Cecimonster vs Donka) y la fascinante Cristina Valentina.

Los dos sellos independientes locales que mejor hicieron las cosas este año están muy bien representados en nuestro top 10 nacional: por un lado, A Tutiplén, responsables de los discos (todos en ediciones impecables, por cierto) de El Hombre Misterioso, Gomas (“Amuleto”) y El Aire; por el otro, Faro Discos, con un fantástico recopilatorio editado originalmente en cassette que reunió a las bandas de su catálogo, como Mundaka (que también mereció un lugar para ellos solos en nuestra lista con “Sonata Tropical del Ártico”, una maravillosa ópera prima salpicada de guitarras surf y espíritu indie), Los Zapping, Dan Dan Dero, Almirante Ackbar, Juan Gris, Serto Mercurio, Submarino y más.

El grupo Tourista lanzó -de manera espectacular, dicho sea de paso, ante una multitud que abarrotó el jardín del MAC en Barranco- una de las producciones más esperadas y que mejor suenan de los últimos tiempos en la escena alternativa local, un trampolín desde el que deberían pegar el salto definitivo hacia otros confines: esta es la agrupación peruana de mayor proyección internacional del momento. Y nos da mucho gusto que ese lugar sea hoy ocupado por Tourista y no por, ay, conjuntos anodinos e intercambiables como los Libido o TK del ayer.

Entre los más veteranos, Voz Propia le rindió tributo a Boui y a sus tres décadas de historia con el emotivo “Una vida feliz”, mientras que José Javier Castro y El Aire recuperaron viejos temas del archivo para darle forma al excelente “II”.  Finalmente, cerrando nuestro listado de los diez mejores discos peruanos del año tenemos a Estado de Sitio, que dejó atrás el corsé del hardcore melódico que propicia pogos circulares en los festivales para ampliar su abanico de influencias y referentes en el ecléctico y estimulante “Directo al sol”; y el trío Menores, que editó un EP de hip hop atmosférico y etéreo (“Tierra de nadie”) que se eleva por encima de cualquier preconcepto o cliché sonoro asociado a ese género gracias al excéntrico aporte de la DJ y productora Orieta Chrem.

Otros lanzamientos locales de interés que aparecieron este año fueron las nuevas producciones de los venerables Aeropajitas (“El cielo sangra”), Rafo Ráez y los Paranoias (“Sauna de coca”) y Tres Al Hilo (“El rock n roll ha vuelto”). También es imprescindible mencionar lo último de Radiopostales (“Mapas y películas”), Cric Faluzi (“20 cm de paraíso”), el inclasificable debut de Mitad Humana; y, desde Arequipa, Comfuzztible (“Sauce fucsia”) y su rock de garaje de linaje ‘Manganzoideano’. Para terminar, vale la pena destacar el proyecto “Todos están invitados”, de Kanaku & el Tigre, una serie de colaboraciones de la banda local con colegas foráneos que reinventó y, en algunos casos, mejoró de manera notoria las canciones de “Quema quema quema”, el celebrado segundo álbum del conjunto liderado por Nico Saba, Bruno Bellatíny Marcial Rey. ¿El bluff del año? We The Lion, discretos epígonos nacionales de Mumford & Sons y The Lumineers que seguramente seguirán siendo requeridos en el futuro para musicalizar comerciales de TV, pero que hasta hoy no han dado una sola razón de peso que justifique tanto hype.

Dentro de doce meses la seguimos.

Por Raúl Cachay