¿Hubo algo que los sorprendiera?
Muchos venían de la experiencia de Bosnia, con un ambiente muy cerrado. Acá se sorprendieron de lo fácil que era conseguir las entrevistas y de lo contenta que estaba la gente de hablar de sí mismos y sus trabajos.
¿Cuál dirías que fue la entrevista que más destacó?
Charlotte, una de nuestras colaboradoras, quería hablar de Sendero y el VRAEM, pero es un tema muy difícil porque pocas personas quieren dar declaraciones, especialmente los funcionarios públicos. Incluso había conversado con alguien del Ministerio de Asuntos Exteriores que le había contado locuras del Estado, pero que no estaba dispuesto a ser citado. Casi en el último día consiguió una entrevista con un funcionario público que acababa de ser despedido por hacer una denuncia de malos manejos y estaba molesto.
¿Qué ideas querías que se llevaran del Perú y que finalmente se publicaran?
Creo que a la gente le gustó Lima más de lo que creyó que le iba a gustar. Yo quería hablar sobre la diversidad del país. De Perú puedes escribir desde política hasta la herencia de sociedades milenarias cuyo impacto sigue vigente. Lo mejor fue que yo no tuve que hacer nada en especial. El mismo país despertó un interés que no había visto antes y mi equipo llegó a conclusiones muy profundas y acertadas si las comparas al corto periodo que pasamos en Perú.
Cuéntame de ti antes de Yale.
Mi papá hizo su postgrado en Yale y desde niña crecí escuchando historias geniales sobre este lugar. En el colegio me dediqué a estudiar porque para postular necesitas muy buenas notas. Hice esgrima en el equipo nacional y trabajé algunos meses en Techo. Creo que esto último fue lo que despertó mi interés en temas de desarrollo.
¿Cómo fue ingresar a Yale?
Así como otras niñas quieren ser astronautas, yo quería estudiar acá. Cuando cumplí 15 en lugar de ir a Disney o similares, nos vinimos a la universidad a hacer un tour. Ingresar fue uno de los momentos más felices. Y no lo esperaba del todo porque no quería crearme falsas expectativas. También tenía backups.
¿A dónde más postulaste?
Apliqué a diez universidades. Ingresé a Yale, Harvard, UPenn y Darmouth. Cuando ingresé a Harvard lo pensé un instante, porque es más conocida, pero Yale era el sueño.
¿Tenías claro lo que querías estudiar?
Sí en Estudios Latinoamericanos, pero también quería Ciencias Políticas. Luego tomé una primera clase y me pareció poco aplicable a la realidad, así que me decidí por Global Affairs.
¿Qué es lo que más te gusta?
La variedad. Estoy tomando una clase de astrofísica sobre la búsqueda de vida en exoplanetas, y una de cine radical latinoamericano de los 40s a los 60s, ambas el mismo día. Esa combinación de materias es para mí la magia de Yale.
¿Qué planes para después de graduarte?
Me encantaría trabajar en el Banco Mundial. Haré una pasantía ahí en verano y veré qué tal. Me gustaría trabajar en Estados Unidos unos años antes de regresar, porque pienso vivir en el Perú o en Latinoamerica. Me encantan los temas ligados a la responsabilidad social, me encanta escribir. Son varias cosas las que me llaman la atención. Veamos dónde termino.
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Por Alejandra Nieto
Fotos cortesía de The Yale Globalist