Mirar atrás

Eduardo Moll ha regresado sobre sus pasos. Este quiebre –en contra de los lugares comunes– no ha significado un retroceso para sus pinturas. Mirar los orígenes, a veces, es otra forma de reinventarse. Y eso, justamente, es lo que parece ocurrir con su trabajo más reciente. Del pasado al presente combina una serie de cuadros vinculados a sus primeros acercamientos al minimalismo y el hard edge, con ensamblajes que coquetean con sus incursiones en el pop art. Se presenta hasta el 3 de junio, en La Galería.

El guardián

Según la cosmovisión andina, eran los guías para entrar al mundo de los muertos. Por eso, muchos pueblos precolombinos sacrificaban a los perros calatos cuando morían sus dueños. Karla Novy se obsesionó con ellos durante una visita a la huaca Mateo Salado. Desde entonces, ha investigado su representación en las culturas Chavín, Mochica, Chimú y Chancay, entre otras. Su exposición, Elegante desnudez, reúne esculturas de cera, bronce, aluminio, resina y cerámica sobre este símbolo nacional. Se exhibe en el Centro Cultural Ccori Wasi, hasta el 28 de mayo.

Catalizadores de cambio

El eje de 11 fotógrafos / 11 proyectos es la transformación de los espacios urbanos y naturales. Así, a través de la mirada documental y conceptual, analiza la relación del paisaje con la ciudad, la arquitectura y la idea de progreso. La muestra reúne las series más recientes de Morfi Jiménez, Sebastián Mejía, Maricel Delgado, Sergio Fernández y Hans Stoll, artistas que componen la plataforma independiente Carlos Caamaño Proyecto Fotográfico. Se puede visitar hasta el 4 de junio, en la Galería Juan Pardo Heeren.

Alusiones naturales

El eje creativo de Carlos Runcie Tanaka siempre ha estado vinculado a la naturaleza. Tiene, claro, piezas inspiradas en cerámicas prehispánicas que funcionan –como dice el curador Jorge Villacorta– como anclaje cultural. Pero, en lo demás, la naturaleza siempre estuvo allí. Agazapada detrás de animales marinos, cactus e, incluso, fósiles. “Litoral” hace un repaso de su producción artística (1987-2017) a través de ochenta piezas. Las formas orgánicas, aquí, se llevan el protagonismo. Se exhibe desde el 26 de mayo al 30 de julio, en el MAC.

Para no olvidar

La fiebre del caucho nos parece ajena, hasta remota. Y, sin embargo, está en las fibras de nuestra historia. Todo empezó con un equilibrio roto: si las comunidades indígenas del Amazonas habían logrado convivir en armonía con su entorno, aquello empezó a resquebrajarse en 1736. Eran tiempos de campañas de exploración, y el francés Charles-Marie de La Condamine llegó, como otros, a conocer la región. Allí encontraría el árbol con babas de goma, ese que daría origen al caucho.

Fotografía tomada por la Comisión Consular del río Putumayo y afluentes (1912).

Un siglo más tarde, con la llegada de la migración europea y la creciente industrialización, la ambición se impondría. Lo demás, es una historia conocida: los caucheros llegando –uno tras otro– en busca de riquezas, la esclavización de los indígenas para extraer más babas y las torturas que acabaron con alrededor de treinta mil personas en la región de Putumayo.

“El hombre corazón de piedra”, de Santiago Yahuarcani.

Memorias del caucho: Revelaciones del bosque humano analiza este periodo histórico a partir de fotografías, animaciones, infografías, documentos y una serie pictórica de Rember Yahuarcani, Brus Rubio y Santiago Yahuarcani, entre otros artistas amazónicos. La exposición estará abierta al público en el LUM, hasta el 30 de julio.

Por Gloria Ziegler