El aporte de Rafael Larco Hoyle a la arqueología va más allá de las 45,000 piezas que alberga el Museo Larco, que fundó en 1926. El científico, nacido en Trujillo un día como hoy del año 1901, dedicó gran parte de su vida a explorar territorios de la costa norte en busca de evidencia de las culturas precolombinas.
Su pasión por la ciencia la heredó de su padre, Don Rafael Larco Herrera. A los 13 años, lo envió a Estados Unidos a estudiar para que, a su vuelta, se encargue de las empresas y finanzas familiares. Sin embargo, al volver, a los 23 años, su interés cambió por completo cuando su padre le obsequió su colección arqueológica. Se trataba de más de 600 vasijas y un impresionante huaco retrato Mochica que fueron el núcleo de lo que años más tarde se convertiría en el Museo Larco.
Desde ese momento, Larco Hoyle comenzó a adquirir colecciones de restos precolombinos de otras familias y a explorar y excavar con su familia en valles, laderas de montañas y desolados lugares en busca de más piezas. Para 1966, el museo ya contaba con 40,000 objetos, entre los que destacaban trabajos de cerámica, metales, textiles y madera. Dado el tamaño de la colección y a intereses comerciales de la familia, el museo fue trasladado desde la costa norte a Lima.
Larco Hoyle es considerado uno de los pioneros de la arqueología peruana. Sin su determinación para investigar en este campo, no hubiera sido posible conocer, por ejemplo, la mitología y estructura sociopolítica de los Mochica. Hoy el Museo Larco alberga exposiciones permanentes y temporales que muestran lo mejor del arte erótico, textil, escultórico elaborados durante cerca de 5,000 años de historia del Perú.