Suzanne Stone, en To Die For

El 1995 Nicole Kidman era un nombre que empezaba a resonar en Hollywood. Por eso fue involucrada de inmediato con la reanudación de una franquicia que Tim Burton, esta vez como productor, no quería dejar abandonada. Así llegó a fatal y vergonzosa Batman Forever, por la que Joel Schumacher ya pidió las disculpas necesarias. Pero ese mismo año, aunque muchos no lo recuerdan, ella protagonizó To Die For, del genial Gus Van Sant. En la piel de una mujer capaz de todo por alcanzar la fama (un paralelo irónico con la propia carrera de la actriz en ese momento) la australiana entregó la que para muchos es una de sus primeras obras maestras.

Alice Harford, en Eyes Wide Shut

En la última película de Stanley Kubrick, Nicole Kidman entrega una actuación inolvidable. Más allá de presentarse etérea o pasional, la actriz consigue transmitir la desnudez emocional de su personaje dentro de una historia que le exige tanto física como emocionalmente. 

Sue Brierly, en Lion

Una de las películas más comentadas del año pasado tuvo como columna principal a Dev Patel. Pero la aparición sobria e inteligente de Nicole Kidman, convertida en una madre adoptiva que debe enfrentarse y aceptar las inquietudes de su hijo sobre su familia original, suman en el desarrollo del filme. No por nada se llevó muchas nominaciones por este papel.