Es difícil calificar el estilo de Vick Vanlian, el diseñador libanés de origen armenio que está empezando a aparecer en las revistas especializadas como uno de los nombres del momento. Su propio departamento en Beirut nos revela un espíritu ecléctico y fetichista que no le teme a la irreverencia ni al color.
Por Laura Alzubide / Fotos de Marco Pinarelli
Desde la infancia, Vick Vanlian (Beirut, 1977) respiraba diseño. Su padre era el propietario de Galerie Vanlian, una de las tiendas especializadas más importantes del Líbano, fundada hace más de cincuenta años. Era tan solo un niño cuando visitó por primera vez el Salón Internacional del Mueble de Milán. Se embarcó en su primer proyecto, una casa en las montañas, durante su segundo año en la universidad. Tras graduarse en Diseño Interior por la Lebanese American University, empezó a trabajar en el negocio familiar, hasta abrir su propia firma en 2004. “Quería darle un giro a lo que estaba acostumbrado y, simplemente, diseñar lo que quisiera, lo que estuviera en la cabeza, cualquier cosa”, ha explicado el diseñador en alguna ocasión.
Libertad creativa. Si hay dos palabras que caracterizan este departamento en Beirut son estas. Vick Vanlian se propuso evocar emociones en su propia casa, crear algo que fuera diferente y hermoso. Y lo consiguió. Trescientos metros cuadrados. Pisos de sólida madera de roble y muros blancos. Un lienzo inmaculado donde disponer su colección de mobiliario y accesorios y obras de arte. El reto de diseñar para uno mismo. “Fue complicado, porque me fascina una amplia variedad de estilos y tengo una gran colección de arte y mobiliario”, confiesa el diseñador. “Dejé detalles de diseño interior muy sencillos y pequeños, para que el mobiliario y el arte maquillaran la historia de mi casa. Así, de vez en cuando, puedo cambiar las cosas y darles un aire nuevo”.
El código del color
En el exterior, desde la terraza, se impone el paisaje de ruinas romanas que “hubiera sido criminal opacar”. “Soy un gran aficionado al arte y siempre compro obras que me encantan, así que las piezas que hay en la casa siempre están cambiando”, explica el diseñador. “La paleta de colores fue creada de manera natural, porque todo el mobiliario que tengo me encanta y no cambiaría los colores para que encajaran en el diseño”.
En la sala de estar principal predomina el blanco, con algunas pinceladas de color. La puerta rescatada de una fábrica de Coca-Cola en el lado del comedor. El espejo inspirado en el motor de un avión. En el corredor, están ubicadas las obras de arte favoritas de la colección de Vanlian. La antesala para el dormitorio, un espacio que juega con otro color, otras sensaciones. El azul apela a la serenidad, pero también es juguetón. Aquí destaca la cabecera de la cama, realizada por la artista italiana Emanuela Crotti: el marco de un espejo del siglo XIX con imágenes que apelan al amor, la protección, la fertilidad y la prosperidad.
“Me encanta el art déco, los cincuenta y los setenta; estoy obsesionado con la cultura pop y siempre sueño sobre el futuro”, afirma Vanlian cuando se le pregunta cómo etiquetar su ecléctico estilo. “Todo ello, más mi amor a la vida, es lo que define mi trabajo”.
Fotos: cortesía de Vick Vanlian
Artículo publicado en la revista CASAS #248