GASTRONOMÍA. Bringing It Home: Favorite Recipes from a Life of Adventurous Eating. Gail Simmons
Los fanáticos del reality culinario “Top Chef” la conocen muy bien: Gail Simmons ha sido durante casi diez años una de sus conductoras, amén de juez implacable del talento gastronómico de los concursantes. Hoy, es ella quien se somete al escrutinio público con su primer libro de cocina, en el que ha recopilado las recetas de los platos que suele preparar en casa. Simmons también dedica algunas de sus creaciones a quienes ella considera sus “mentores” en el mundo de los fogones, como los chefs Tom Colicchio, Hugh Acheson y Marcus Samuelsson, todos presencias habituales en cada nueva temporada de “Top Chef”. Grand Central Life & Style, 288 páginas. Disponible en internet.
BIOGRAFÍA. Leonardo Da Vinci. Walter Isaacson.
Isaacson, que ya ha probado su talento para la biografía extensa y acuciosa con celebrados volúmenes dedicados a Albert Einstein, Benjamin Franklin y Steve Jobs, asedia la figura casi inefable del inventor, artista y científico italiano. Para acometer una empresa de tal envergadura, el autor utilizó como fuente principal las más de 7200 páginas de apuntes y anotaciones dejados por Da Vinci, “el más grande registro de la curiosidad jamás creado”, según Isaacson. Simon & Schuster, 624 páginas. En internet.
CÓMIC. The Art of Rick and Morty. James Siciliano.
Un colorido e irreverente libro consagrado a la serie animada que no ha tardado de ponerse de moda entre hipsters y aficionados a los dibujos animados para adultos, con su sentido del humor disparatado y sus referencias a la ciencia ficción. Solo para fanáticos (que no son pocos). Dark Horse Comics, 224 páginas. En internet.
BEST SELLER. El hombre que perseguía su sombra. David Lagercrantz.
El caso de la exitosa saga conocida como “Millenium” es único. Pese a que su creador, el sueco Stieg Larsson, falleció en 2004, cada una de sus nuevas entregas (esta es la segunda a cargo de su compatriota David Lagercrantz y la quinta de la serie en general) no ha dejado de ser un sobrecogedor éxito de lectoría en todo el mundo. Quienes viven obsesionados con las aventuras y desventuras de Lisbeth Salander, la implacable heroína del universo elucuburado por Larsson, tienen un motivo de regocijo con este esperado lanzamiento. Ediciones Destino, 602 páginas. En librerías.
IN MEMÓRIAM: BRIAN ALDISS (1925-2017)
El tiempo se detuvo para el último gran maestro de la ciencia ficción.
Permítanme partir de tres citas. La primera: “El escritor de ciencia ficción debe comprender el mundo en el que vive. Los astros están lejos, el aquí y el ahora son la base de la imaginación; la buena ciencia ficción es una metáfora del presente”. La segunda: “El futuro no existe, el escritor de ciencia ficción lo usa como un espejo colgado en la pared para mirarse a sí mismo y a su época”. Tercera y última: “No hablo de escapismo; hablo de una literatura que se ocupa de la realidad del mundo cambiante y también de una literatura que actúa como conciencia”.
La bibliografía de Aldiss supera los cien títulos.
Estas tres certeras frases, lanzadas durante una entrevista para “El País” en 1993, resumen la vocación y ética literaria del británico Brian Aldiss e impregnan su descomunal legado: más de cien libros, entre los firmados como autor y editor; un observador de su tiempo que transitó con desenvoltura por los caminos del ensayo, el cuento y la novela. “La nave estelar”, “Invernáculo” y “A cabeza descalza» figuran entre sus títulos más conocidos en español, pero, hasta el final de su longeva existencia, Aldiss Sentía predilección por la trilogía de “Heliconia”, publicada en la primera mitad de los ochenta, saga que narra el auge y caída de una civilización que se extendía miles de años en un planeta en el que las estaciones climatológicas duraban siglos. Yen este universo lejano, Aldiss se instala a reflexionar, a su manera, sobre la dialéctica histórica de Hegel. He aquí la más fascinante contradicción de este escritor: afirmar que la ciencia ficción debía estar dirigida al “hombre de la calle”, pero, sin embargo, jamás ponérsela fácil. Yacaso no exista mayor elogio de un autor para su lector: considerarlo, en el diálogo virtual que se establece a través de las páginas de un libro, un interlocutor tan inteligente y cultivado como él.
Por Miguel Farfán
