Perder a Lionel Messi no tiene por qué ser una catástrofe para el F.C. Barcelona. Puede ser una oportunidad. El multimillonario salario de la estrella argentina ha inflado la planilla de todo el club. Su salida permitiría una reestructuración.
Por Alex Webb, sindicado de Bloomberg.
El equipo de fútbol catalán es, por ingresos, el club deportivo más rico del mundo, más rico incluso que los Dallas Cowboys de la NFL. Pero el salario anual de Lionel Messi de 71 millones de euros (84 millones de dólares) tiene un efecto distorsionador en la estructura de costos del Barca, permitiendo que otros jugadores (peores) busquen un salario comparable y arrastrando los costos generales hacia arriba.
El año pasado, el club registró un beneficio neto que representa solo el 0,5% de sus 837 millones de euros en ventas. La salida de Messi, que presentó una solicitud de transferencia esta semana, debería permitirle restablecer las expectativas salariales y asignar su capital de manera más eficiente.
La poca ganancia se debe en parte a que el club es propiedad de sus 142.000 miembros, lo que significa que reinvierte todas las ganancias en el equipo de juego. A medida que aumentaron los ingresos del club, también lo hicieron los salarios de los jugadores.
El efecto Messi
El aumento del 44% en los ingresos entre 2017 y 2019 fue acompañado por un aumento proporcional en los salarios de los jugadores. El mayor impulso de ventas provino de un nuevo acuerdo de patrocinio con Nike Inc., que comenzó en 2018. Se informó que el valor al menos 155 millones de euros por temporada, aunque terminó siendo un poco menor después de que el Barca recuperó algo de sus derechos de marketing.
Ese acuerdo le dio a Messi la oportunidad de obtener un aumento salarial propio. Siguieron contratos extraordinarios para otros jugadores como el delantero Luis Suárez, el mediocampista Frenkie de Jong y la estrella francesa Antoine Griezmann.
Planilla millonaria
La planilla total del Barça supera ya los 485 millones de euros al año, la más alta de cualquier equipo de fútbol del mundo. Pero el rendimiento en el campo no se ha mantenido. El equipo no ha podido ganar la Champions League, la competencia de fútbol de clubes más importante de Europa, desde 2015. Cuando el Liverpool ganó el torneo en 2019, su gasto salarial era de solo 276 millones de euros y tenía cinco jugadores más en la planilla.
Debido a que los enormes gastos del Barcelona no se han visto retribuidos con copas, el club se ha vuelto poco rentable. Lo que lo ha salvado han sido algunas transferencias de jugadores.
Por ejemplo, el año pasado cambió al portero de segunda elección Jasper Cillessen por el Neto del Valencia en un intercambio directo. Pero debido a la forma en que se amortizan los valores de los jugadores durante la duración de su contrato, eso podría haber permitido al Barca registrar un aumento en el valor de sus activos intangibles (sus jugadores), sin tener que pagar dinero extra. Esto puede traducirse en una ganancia contable a nivel operativo, aunque no haya ingresos en efectivo involucrados.
Una estructura complicada
La estructura de propiedad del gigante catalán hace que el flujo de caja sea más importante de lo que podría ser para los equipos con accionistas. Cuanto más gasta en jugadores, menos reserva para tiempos de escasez.
Ser propiedad de los aficionados significa que el Barca no puede vender una participación en sí misma si alguna vez se encuentra en dificultades financieras. O, al menos, no puede hacerlo sin la aprobación de los miembros, lo que lo hace casi imposible.
Ese modelo basado en fans también significa que puede pedir prestado mucho menos que sus grandes rivales. Manchester United Plc tiene una deuda neta 2,7 veces por debajo del Ebitda, una medida de ganancias, pero los estatutos de Barcelona limitan su deuda al doble del Ebitda. Incluso con esos límites, siempre necesitará un flujo constante de efectivo para cubrir sus costos de endeudamiento y proporcionar un colchón financiero.
El Barca sin Messi
La anticipada partida de Messi no será indolora para los contadores del Barca. Si bien tiene una cláusula de rescisión de 700 millones de euros en su contrato, está tratando de invocar una disposición que le permitiría irse gratis.
Parece poco probable que Barcelona permita que eso suceda, pero el valor actual neto de una salida puede hacer que valga la pena incluso un acuerdo a precio reducido. Los ahorros que se harían con el fin de su contrato serían de gran valor en la crisis.
Una venta no solo reduciría el gasto en el propio Messi, sino que también frenaría el efecto inflacionario en otros salarios. Eso podría ser esencial a medida que nos adentramos en la primera temporada completa, en la que los estadios vacíos por la pandemia reducirán las ventas de los clubes.
La megaestrella argentina ha sido el talismán de un club que se consideró, en un momento, el mejor equipo de la historia, y ayudó a transformar al Barça en un gigante que mueve muchísimo dinero. Los fans pueden preguntar cómo se reemplaza lo irremplazable, pero el declive nos llega a todos eventualmente. Ahora es un buen momento para presionar el botón de reinicio.