Conscientes de la polarizada coyuntura política que hoy vive el Perú, en COSAS creemos que es necesario, como medio de comunicación progresista y plural, sentar una posición contra propuestas que amenazan la libertad y la democracia. Hoy más que nunca, desde este espacio, exhortamos a todos los peruanos a hacernos cargo.
Por Adriana Miró Quesada
En los casi 30 años que tenemos en COSAS, nos hemos dedicado a hablar de lo positivo y alegre de la vida, con la firme creencia de que resaltar lo bueno, tiene en sí, un efecto multiplicador. En estos años, como nuestros lectores habituales habrán percibido, hemos difundido tanto a personajes que resaltan por sus atributos y privilegios, como a quienes brillan por sus logros y méritos. En estos casi 30 años, hemos sido entusiastas admiradores y difusores del talento, patrimonio e historia de nuestro país, considerando la diversidad de nuestra cultura y herencia como nuestra mayor riqueza.
Somos un medio plural y liberal; y a la vez, una empresa independiente que requiere de nuestra libertad politica y económica para substistir y dar empleo. Esto nos lleva a pronunciar nuestro rechazo a la opción de Perú Libre, opción que consideramos una propuesta política radical, divisora y dictatorial. Una opción que se resiste a deslindar de la tiranía del chavismo y socialismo del siglo 21 que oprime a la región Latinoamericana. Una opción que, abiertamente, desprecia la democracia, la diversidad y busca restringir la autonomía de la gente. Una opción que a viva voz nos exige vernos a nosotros mismos como víctimas u opresores, quitándonos agencia y humanidad.
Todo esto no es una percepción subjetiva, como muchos en el centro -cegados quizás por la frustración- pretenden sostener. A diferencia de los inicios del socialismo en Venezuela, hoy las pruebas del tenor autoritario y violento de esta propuesta son públicas y accesibles a todos por medio de las redes. Basta con ver unos cuantos videos internos del partido, para que entendamos que, más allá de lo que puedan manifestar en sus erráticas declaraciones a la prensa, el cambio de sistema que buscan viene con una convicción ciega, y un radicalismo voraz. Un fanatismo tan ferviente y auténtico que no logran, ni al parecer pretenden, disimular.
A esta propuesta se acoge hoy casi el 40% del país. Entendemos esto como un grito de ayuda de un importante sector de la población, y sentimos hondamente su protesta. Empatizamos con quien, en su desesperación ante tanta miseria y desolación, pueda pensar “No tengo nada que perder”. A ellos queremos manifestar nuestra solidaridad, y animarlos a reflexionar sobre lo que aún tenemos: un país libre. Como lo ha demostrado la historia en el mundo, y el presente de nuestros vecinos Venezolanos, siempre se puede estar peor. Nosotros, a pesar de todo, sí tenemos aún mucho que perder si sacrificamos nuestra libertad en el camino.
En las últimas tres décadas, bajo la economía social de mercado y la constitución del ´93, nuestro país ha crecido a mayor ritmo que en toda la región. Pero, como sabemos, en estas 3 décadas no se han cerrado las brechas sociales que aún nos oprimen. Y es que en este periodo, como desde el inicio de nuestra república, salvo en breves intervalos, hemos tenido gobiernos infiltrados permanentemente por la corrupción.
De la permanencia de estas brechas, hoy se quiere responsabilizar al modelo económico y echarlo por la borda. Pero hablemos claro y no nos restemos responsabilidad. Somos nosotros quienes durante décadas hemos elegido a esos gobiernos corruptos, incluso dictatoriales, tanto de derecha como de izquierda, que nos robaron sistemáticamente nuestras oportunidades y futuro. Fuimos nosotros con nuestro voto, y no el modelo, quienes permitimos que se destruyan nuestras instituciones y se haya delinquido impunemente desde todos los flancos políticos, y en todos los niveles de gobierno.
Con este oscuro bagaje a cuestas, responsabilizar al modelo económico o a tal o cual gobernante, como el gestor de nuestras desgracias, es un facilismo que solo hará que estas brechas se perpetúen y nos polaricemos aún más como sociedad. Nuestra situación actual tiene causas tan complejas como diversas, y ningun gobernante u opción politica podrá, por si misma, resolverla; solo nosotros unidos.
En este momento decisivo, elegimos mirar hacia adelante. Basta de indignarnos inútilmente por las opciones que hoy tenemos, (y que, como democracia, hemos elegido). Si somos realmente liberales, enfoquémonos en el hecho de que, entre ambas opciones, con sus pros y contras, hoy hay una que minimiza y ofende el logro más noble de la humanidad: la democracia. Votar en contra de esta última es nuestra prueba, y estamos a tiempo; aún nos queda nuestra libertad. Hagámonos cargo de defenderla, y en libertad, hagámonos cargo de construir juntos una sociedad con igualdad de oportunidades para todos.
A todas las personas emprendedoras, liberales, libres, autónomas y luchadoras que nos leen, les decimos: Hagámonos cargo juntos.
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