En el 2006 ganó el premio Alfaguara de novela por Abril Rojo. Desde entonces su carrera ha ido en ascenso y no solo como escritor de novelas, sino también como periodista, guionista y casi todo lo que requiera contar una historia.  En su propósito de narrar, ahora nos presenta su nuevo libro «Y líbranos del mal». ¿El tema principal? los abusos sexuales cometidos dentro de la Iglesia Católica contados a través de la mirada de Jimmy, un adolescente extranjero quien viaja al Perú para ver a su abuela.   Pero, este no fue el único tema sobre el que se animó a hablar Santiago. Para esta revista, también mostró su apreciación sobre el actual gobierno de Pedro castillo, cuán optimista es sobre el futuro del país y cuán peruano se siente. 

Por Salvador Sampén 

¿Qué pasa con el sexo cuando no hablas de sexo?

Me impactó la historia de un chico que fue sodálite. Creo que está en el libro de Pedro Salinas y Paola Ugaz o alguien me la contó. Alguien deja la congregación sin mayor problema con ella y tiene una pareja. Cuando le muestra a su pareja sus ejercicios espirituales, ella le aclara que no se llaman ejercicios espirituales sino sexo. Es una muestra de cómo funciona la secta y controla tu mente cortando tus relaciones con el mundo y eliminando cualquier cosa que contradiga al líder. Nadie te puede dar otra versión de la vida. Puedes ver perros y creer que son gatos si todo el mundo a tu alrededor dicen que son gatos.

Comentaste en varias oportunidades que a veces te olvidas que hay cosas que no puedes decir, ¿escribes sobre cosas que no son políticamente correctas?

Siempre escribo sobre cosas de las que no hay que hablar. Me parece interesante. Cuando un tema es tabú, es una invitación a hablar sobre él en esas cosas que no queremos ver de nosotros mismos. Gracias a esta cualidad o defecto de no vivir aquí, de vivir en España y de no ser ahí, de trabajar en México pero tampoco ser de ahí, cuando explotan las cosas, no tengo el nivel de presión de alguien que está metido en una misma sociedad. Tengo mucha libertad pero también me meto en muchos líos.

¿Cuánto tiempo te tomó hacer este libro?

Siempre me preguntan lo mismo pero es difícil decir. Sentarme y escribir es un proceso de un año. Trato de que sea continuo por el ritmo. Quiero que tenga un ritmo hipnótico y para eso es necesaria la constancia. Las cosas que van dando vueltas, las historias que voy pensando tienen 10, 15 años de vida. Trabajo mucho mi memoria. Esta novela, y la anterior, y la anterior, y la anterior se remiten a cosas del pasado que intento quitarme de encima. Es terapéutico, saco cosas de adentro que me molestan.

«Siempre escribo sobre cosas de las que no hay que hablar. Me parece interesante. Cuando un tema es tabú, es una invitación a hablar sobre él». Santiago Roncagliolo.

 

¿Por qué Jimmy, el personaje principal, es extranjero?

Quería una mirada que pudiese hablar no solamente de lo que pasa con su padre sino lo que pasa en toda la sociedad. Lo que pasa con su padre es posible por una sociedad que es clasista, racista, machista y si estás dentro de ella, no tienes esa distancia. Quería que él viniese de afuera y el lector lo sintiera. Además, no quería hacer una novela sobre el caso peruano. Me gustaría que un mexicano, un sudafricano, un tailandés la lean y encuentren en ella seres humanos que se les parecen.

¿Por qué contar la historia desde la mirada de un adolescente?

Me interesan los adolescentes porque lo están viviendo todo por primera vez. La adolescencia es el estreno de la adultez y por eso se viven cosas con una intensidad que no se volverá a tener. Son personajes agradecidos porque están llenos de dudas, miedos, pasión. Tienen que decidir quiénes son y están en un momento dramático de su vida.

Un personaje que llama mucho la atención es la abuela en quien, tal vez, plasmaste esa diferencia generacional de personas que estuvieron más influenciadas por el catolicismo.

Entre otras cosas, sí. También me interesaba la historia del emigrante. Yo soy un emigrante y un emigrante se inventa su historia. Tiene el privilegio de cambiarlo todo en un nuevo lugar, pero su madre, sus padres se quedan con el recuerdo que deja y del que huye. Jimmy cruza la barrera entre los dos. Va del personaje que su padre inventa en Estados Unidos al que su abuela recuerda en Perú. Otra cosa que también quería mostrar es esa visión de la Lima antigua que casi ya no existe. El mundo de la abuela ya está desapareciendo.

Mencionaste que en Latinoamérica las personas dan muchas vueltas para hablar, ¿este libro lo pensaste para un público así o para un público más acostumbrado a recibir palabras más directas?

Me escribí a mí. Solamente puedes escribir lo que te emocione a ti. No puedes fingirlo. Lo que quieres hacer es producir emociones a otras personas y solo tienes las tuyas como referencia. Entonces, nunca pienso en un público o algo así. Pienso en qué cosa me haría sufrir, qué cosa me haría llorar, me daría miedo y escribo sobre eso. El periodismo cuenta historias que ocurren fuera y las tienes que investigar, pero en la literatura cuentas cosas que ocurren dentro. En el fondo pones un mapa de lo que está en tu cabeza.

En varias entrevistas has mencionado que en todos lados te sientes extranjero, pero ¿te sientes peruano? 

¡Si! Me hacen sentir muy peruano los libros y los lectores. Cada vez que vengo a Perú, el nivel de conexión con la gente que lee mis libros me hace sentir que sigo siendo uno de ellos. Sienten los detalles, los matices, el humor. Entienden la referencia a un spot publicitario de galletas del año 91. Reconocen su universo en mis libros y eso me hace sentir que ese sigue siendo mi universo. Mi idea, ahora que acabó la pandemia, es tratar de pasar más tiempo en el Perú cada año.

Entonces, no te pesa el Perú. No transmites esa sensación a diferencia de muchos otros escritores. 

No. Me encanta el Perú. Me parece además que a su manera absurda, contradictoria y torpe: avanza. Es un país que con todos sus desastres, es mucho mejor que en el que yo crecí durante los ochentas y noventas. Uno siempre se queja de lo que pasa, pero si lo pones en perspectiva, lo entiendes. Creo que es un país que ha ido superando muchas cosas. Pero, otras no. Por ejemplo, ahora que murió Abimael, me llamó la atención que muere cuando por primera vez hay simpatizantes de él en un gobierno y la oposición es la hija de quien lo metió preso. Piensas: bueno, ahora ya no nos matamos. Pero también reflexiono: los problemas siguen siendo los mismos. 

«El periodismo cuenta historias que ocurren fuera y las tienes que investigar, pero en la literatura cuentas cosas que ocurren dentro». Santiago Roncagliolo

Sin embargo, eres optimista.

Crecer en el infierno, con toques de queda y autos que pueden volar en cualquier momento te hace pensar que todo puede ser peor. Hay cosas que desesperan a gente que vivió más feliz. Lo peor, para mí, ya pasó o es más difícil empeorarlo.

¿Cómo ves al Perú de aquí a unos años?

Creo que no tiene más remedio que ponerse de acuerdo. La dinámica de los extremos ya la vivimos y conduce a la violencia. Y ya sabemos que después de la violencia te das cuenta que ninguno va a poder acabar con el otro, es físicamente imposible. Tenemos que aprender a ponernos de acuerdo y hacer un proyecto de país donde quepan las personas que piensan diferente. No es una fantasía, es la única posibilidad.

¿A eso te referías con que Pedro Castillo tiene problemas más serios que la cultura?

Tiene presiones importantes para gobernar para sus votantes de la primera vuelta, pero es el presidente de todos los peruanos. Creo que tiene más problemas entre sus amigos que entre sus enemigos. Tiene que convertirse en un presidente también para la gente que no lo votó y la que no lo votó en primera vuelta es mucha más de la que lo votó.

¿Crees que el gobierno de Pedro Castillo dure los cinco años?

Creo que hay un argumento importante contra la vacancia: empezamos vacando a un tecnócrata liberal y acabamos en Castillo. Si vacas a Castillo, no sabes qué va a venir después. Esta incertidumbre hace que las interrupciones institucionales sean muy peligrosas. Es más fácil lidiar con lo que tienes- un presidente con poco poder en el Congreso- que hacer saltar por los aires un gobierno.

«Yo cada día tengo ideas más raras. Puedo estar de acuerdo con la izquierda y con la derecha. Valoro a la gente que tiene matices y creo que es muy bueno para ser escritor y navegar entre los personajes». Santiago Roncagliolo

¿Estás de acuerdo con la frase de  Jaime Bayly quien afirma que en el Perú solo hay dos grandes políticos, los curas y los militares? ¿Eso quisiste plasmar en Y líbranos del mal?

No tanto. Creo que ahora mismo hay dos grandes facciones que son la extrema izquierda y la extrema derecha. Creo que lo que dice Bayly fue verdad durante mucho tiempo porque no había nada en la izquierda, durante 30 años no han gobernado.

Muchos escritores tienen gran impacto en las columnas de opinión, ¿te gustaría buscar lo mismo?

De hecho, no hago columnas de opinión ni opino en las redes sociales. Para ser un buen columnista tienes que tener opiniones muy contundentes y ser muy reconocible. Vargas Llosa representa al liberalismo y es muy constante y consistente. García Márquez era un admirador de Cuba consistente o constantemente. Entonces, la gente te quiere o te odia. Yo cada día tengo ideas más raras. Puedo estar de acuerdo con la izquierda y con la derecha. Valoro a la gente que tiene matices y creo que es muy bueno para ser escritor y navegar entre los personajes.

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