La oposición tiene que buscar consensos con los parlamentarios que no han decidido respaldar la vacancia. Pero aquello no se logra vociferando insultos ni burlas, sino conversando.

Por Andrés Romaña

La oposición se encuentra fragmentada y, a pesar de haber logrado presentar una moción de vacancia contra el presidente Castillo, difícilmente esta pueda prosperar. Esto se debe a que no es una oposición madura ni una que tiene una agenda en común entre los diversos grupos que podrían inclinarse a favor de una vacancia. Lo cierto es que no hay plan.

Cuando la congresista Patricia Chirinos anunció que recolectaría firmas para presentar una moción de vacancia, parlamentarios de distintos partidos mostraron su incomodidad, aun estando a favor de la vacancia, debido a que fue un acto improvisado y sin ninguna estrategia para convencer a los demás parlamentarios.

Sin embargo, a pesar de que no hubo coordinación, el apoyo parlamentario hacia la vacancia comenzó a cobrar fuerza. Fue el discurso de buscar la forma que el presidente le dé explicaciones al país por todos los escándalos suyos y de su entorno, así como los nombramientos de funcionarios impresentables en cargos de alta jerarquía. Fue ese objetivo el que logró convencer a varios congresistas que, si bien no era momento para una vacancia, sí lo era para exigirle al mandatario que rinda cuentas ante el Congreso de la República.

La oposición tiene que buscar consensos con los parlamentarios que no han decidido respaldar la vacancia. Pero aquello no se logra vociferando insultos ni burlas, sino conversando. Varios congresistas temen ser tildados de “golpistas” por periodistas y opinólogos, así como lo hicieron contra quienes apoyaron la vacancia de Martín Vizcarra. Por ello, los parlamentarios deben de leer el diario de debates del Congreso Constituyente Democrático (CCD), donde queda claro que la vacancia por incapacidad moral no se refiere a incapacidad mental, sino a un tema ético.

Es por ello que incluso a Fujimori se lo quiso vacar cuando aseguró, sin prueba alguna, que había senadores involucrados en el narcotráfico. Difícilmente, quienes hoy tildan de “golpistas” a quienes apoyan la vacancia, lo habrían hecho contra diputados y senadores que buscaron vacar a Fujimori en 1991.

Entonces, buscar apoyo para la vacancia pasa primero por entender la Constitución, conocer la historia y leer a quienes la escribieron hace 29 años. Por ello, la vacancia no puede ser torpe ni express, sino algo consensuado con las diferentes bancadas y con un plan de qué se hará luego de que Pedro Castillo sea vacado. Porque sobran los motivos para declararlo incapaz moral permanente, pero, en el Perú y en la política, los motivos no bastan.

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