Tres funcionarios de impecable trayectoria fueron maltratos por la burocracia gubernamental. El ministro Salas dice que solo ha acatado las normativas.
Por Sergio Herrera
El pasado 16 de junio, la directora en Patrimonio Inmaterial del Ministerio Cultura, Soledad Mujica, fue cesada de su cargo. Mujica Bayly ejerció una notable labor en el Mincul gestionando con éxito el nombramiento del Patrimonio Cultural de la Humanidad de festividades andinas célebres. Como el arte textil de Taquile y la fiesta de la Virgen de la Candelaria. Su despido fue justificado por la aplicación de la Ley 31419, publicada el 15 de febrero del 2022. La normativa reciente establece las disposiciones para garantizar la idoneidad en el acceso y ejercicio de la función pública de funcionarios y directivos de libre designación y remoción. De acuerdo a la norma, Mujica, si bien contaba con una amplia experiencia en el sector, no tiene estudios superiores. Por ello, no calificaría para el cargo. Sin embargo, la experta especifica que esta ley no debería aplicarse con efecto retroactivo.
Otros perjudicados
Pero Mujica no fue la única afectada por la nueva legislación. El 17 de junio, otro nombre clave del Ministerio fue cesado. Se trata de Régulo Franco, miembro de la Dirección Desconcentrada de Cultura de La Libertad y del Proyecto Especial Complejo Arqueológico Chan Chan. Su despido se dio a pesar que un mes antes el ministro Salas había firmado su nombramiento. Franco es un arqueólogo reconocido por el hallazgo de la Dama de Cao y es uno de los mayores expertos en culturas prehispánicas del norte peruano. La Cámara de Turismo de La Libertad protestó por su despido. «Este atropello que aleja aún más a los ciudadanos de las autoridades y afecta la de por sí poca legitimidad de la política», sostuvo en un comunicado.
Recientemente, en una entrevista para Cosas, la propia Soledad Mujica se solidarizó con el despido de Franco. «Es doloroso ver que hay gente preparada que tiene capacidades y que las ha demostrado, se vayan. No estoy hablando solamente por mí, pienso en Régulo Franco también, que lo sacaron hace poco. Ahí tenemos la Dama de Cao y todo el complejo arqueológico ‘El Brujo’, que es su trabajo de décadas. Lo llamaron al ministerio y al mes lo sacaron. Y vienen más; esta semana yo creo que va a haber más gente valiosa que va a salir”, declaró.
Finalmente, el 23 de junio, Marcela Olivas, de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Áncash, recibió una llamada de un asesor de la secretaría del Mincul. Se le pedía su renuncia. Hasta entonces, Oliva se desempeñaba desde noviembre del 2011 como Directora del Museo Nacional de Chavín de Huántar. «Pregunté los motivos, no fueron precisos, fue una conversación de tres minutos», denunció. A pesar del carácter irregular de estos ceses, el ministro Salas deslindó cualquier responsabilidad en estos casos. «No es una decisión que haya salido de mi despacho; ha recibido informes de Recursos Humanos y la Oficina de Asesoría Jurídica», declaró.
Ex ministros de Cultura se pronuncian
El despido de Mujica estuvo lejos de pasar desapercibido. Por ello, dos ex ministros de Cultura publicaron un comunicado para la revista Cosas donde se solidarizan con la situación de la veterana funcionaria. Para empezar, Diana Álvarez Calderón destacó que la fama internacional de festividades regionales como la Virgen de la Candelaria no hubiese posible sin el trabajo de Mujica. «Estos reconocimientos hubieran sido imposibles sin el conocimiento y liderazgo de esta funcionaria pública, que en sus resultados ha demostrado ser, incuestionablemente, la persona más calificada que existe en el país, sostuvo Álvarez Calderón, titular del Mincul durante el gobierno de Ollanta Humala (2013-2016).
Por su parte, el arqueólogo Luis Jaime Castillo, ministro de Cultura en la administración de Martín Vizcarra (2019), también se pronunció sobre el caso de Mujica. Castillo destacó cómo la ahora ex directora pudo lograr el reconocimiento de expresiones patrimoniales con un presupuesto mínimo, «Las naciones ricas gastan hasta 20 millones de dólares en el pago de consultores y expertos internacionales para realizar estas gestiones ante la Unesco. Soledad Mujica logró el reconocimiento de once expresiones de nuestro patrimonio con un presupuesto mínimo, ahorrándole al país millones de dólares».
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