Fundadora del Ballet Municipal de Lima y maestra de generaciones, Lucy Telge celebra nueve décadas de vida dedicadas a la danza. En exclusiva para COSAS, repasa su trayectoria marcada por la disciplina, la fe y un amor inquebrantable por la danza clásica.
Por Gabriel Gargurevich Pazos
Ponerse a contar la cantidad de veces que Lucy Telge ha dado entrevistas sería una tarea absurda por lo largo y tedioso del proceso. Yo la he entrevistado un par de veces, pero hace muchísimos años, ni me acuerdo para qué revistas, con una grabadora de cassettes. Se lo cuento y ella sonríe, con esa sonrisa apacible que contradice eso de que hay que ser “un tiburón” en esta vida para conseguir los objetivos que uno se propone.
Empezó a dar clases de ballet en 1958, mientras estudiaba ballet en la Asociación de Artistas Aficionados. Posteriormente, amplió su formación en el extranjero, especializándose en la enseñanza de la danza en prestigiosas instituciones como el Harkness House for Ballet Arts, la School of American Ballet en Nueva York, la John Cranko Schule en Stuttgart y la Académie de Danse Classique Princesse Grace de Mónaco. En 1967 fundó su propia academia de ballet, la Asociación Choreartium, conocida en la actualidad como el “Estudio de Ballet Lucy Telge”. Años después, el 29 de marzo de 1983, la Municipalidad de Lima aprueba su propuesta para la creación del Ballet Municipal de Lima, institución que sigue dirigiendo en la actualidad.
Por el Ballet Municipal siempre me quieren hacer entrevistas… –dice Lucy con total parsimonia y una media sonrisa. La luz del sol le da a un lado de la cara. Estamos sentado frente al ventanal de la sala de su casa, antigua, señorial y, por qué no, histórica. Las cortinas están cerradas, pero son blancas, casi transparentes.

En la academia Lucy Telge con sus alumnas, en 1985.
Tienes una trayectoria inmensa. ¿Estás a punto de cumplir 90 años?
Exactamente. Y a Dios gracias estoy todavía consciente, porque hay mucha gente de mi edad que ya no piensa igual.
Veo libros por todos lados en tu casa, sobre todo de ballet.
Yo leía mucho para aprender más. También viajaba para aprender en las academias, en las compañías; felizmente, en todas partes me han dado cabida, me permitían ver clases, tomar apuntes. Para mantenerse bien con los años también hay que ejercitar la cabeza. Pero últimamente tuve un tumor muy feo, de seis centímetros y medio, pero que a Dios gracias desapareció, hace tres años; todavía me hacen chequeos. El otro día le pregunté al doctor: “¿Dígame, esto sucede normalmente?”. El doctor respondió que es un caso muy raro; desapareció el tumor por completo y no volvió a aparecer. Yo ya he ido a Lourdes dos veces para agradecerle a la Virgen, y me voy a volver a ir ahora en junio otra vez.

En puntas a la edad de 3 años.
Lourdes, donde se encuentra el famoso Santuario de la Virgen de Lourdes, está en Francia, en la región de Occitania, al suroeste del país, cerca de los Pirineos. Es uno de los principales destinos de peregrinación católica del mundo, conocido por las apariciones marianas que, según la tradición, tuvo Santa Bernadette Soubirous en 1858. Hace sesenta años, Lucy estuvo en Lourdes con sus padres, por una lesión que tenía en el pie; le fastidiaba un poco cuando bailaba, y tenía intenciones de pedir a la Virgen que la ayudara con eso, pero cuenta que vio tanta gente que estaba tan mal, que pensó que no debía fastidiar a la Virgen.
“Puede ser que un día más adelante te necesite realmente”, le dije a la Virgen. Vi tantos niños enfermos, tantas personas adultas en camillas; era ridículo que yo pidiera por un asunto así.

Lucy en variación de “Cascanueces” y como reina de las Willis.
¿Piensas en la muerte?
Yo siempre digo que uno no sabe ni cuándo ni cómo ni dónde le va a llegar. Lo único que podemos hacer es estar bien preparados.
¿Y cómo se está bien preparado?
Portándose bien.
¿Y eso qué significa?
Simplemente llevar una vida bien, tratando de no hacerle mal a nadie.
¿Te hicieron mucho mal en tu vida? ¿Tú dirías que has tenido más ángeles que demonios en tu vida?
En realidad, a Dios gracias, no he tenido demonios en mi vida.
¿Tampoco internos?
No, mayormente. Mi marido [el reconocido arquitecto Alfredo Linder] era lo mejor de lo mejor. En casi cincuenta años que hemos vivido juntos nunca hemos tenido un pleito. Nos llevábamos de perlas.
¿Quién de los dos cedía?
Bueno, a veces cedía uno y a veces el otro.
En las entrevistas siempre dices que tus alumnos y alumnas son como tus hijos.
Es así porque yo me casé, pero no tuve hijos. Si hubiera tenido hijos, me hubiera dedicado íntegramente a los chicos y no hubiera podido hacer todo lo que hice. Me he podido entregar a full y a Dios gracias. Alfredo, mi marido, era muy condescendiente en ese sentido, me dejaba hacer todo lo que yo quisiera.

Imágenes de su matrimonio religioso y civil, 1965.
Ante todo, mucha calma
Años atrás, había algunos alumnos varones que se tenían que escapar de su casa para poder asistir a las clases de Lucy, porque sus padres no querían que practicaran ballet. Incluso hubo casos en que los padres, al encontrarles las mallas para bailar, se las cortaron con tijeras. Pero eso ya pertenece al pasado.

Explicando a sus alumnos en los ensayos de “Don Quijote”
¿Te gusta que los medios te llamen “La Dama del Ballet”?
Me lo han dicho muchas veces –dice casi riendo.
¿Qué es ser una dama para ti, en todo caso?
Una persona correcta, bien portada. Raramente pierdo yo los estribos. Generalmente, cuando sucede algo, me trato de contener lo más posible; no me gusta gritar a la gente; pienso que se debe tratar a la gente como te gustaría que te traten a ti.

Con sus primeras alumnas en una presentación en la AAA.
¿Te subiste a una moto alguna vez?
A moto no, pero a motoneta sí, cuando tenía 15, 16, 18 años; algún amigo tenía una motoneta y yo la probé alguna vez. Pero nunca he tenido moto, me parece verdaderamente peligroso.
El año pasado, Frederick Ayllón, uno de los alumnos más queridos por Lucy y destacado miembro del Ballet Municipal, falleció en un accidente de moto.

En 2006, recibió la Orden del Sol del Perú en grado de Comendador.
¿Para qué estamos en esta vida?
Para la próxima vida. Yo estoy segura de que con la muerte pasamos a un estado superior donde estará Dios, y ojalá podamos verlo frente a frente. Dios me ha ayudado muchísimo para salir adelante, yo tengo mucha fe, voy a misa a diario… Y con esto que me ha pasado últimamente [la desaparición del tumor], no te puedes imaginar; no me alcanzará la vida para agradecer.
En 2006, recibió la condecoración de la Orden del Sol del Perú en el grado de Comendador. En julio de 2017, la Royal Academy of Dance (RAD) de Londres le otorgó el “President’s Award”, en reconocimiento a su aporte al ballet clásico. Este prestigioso galardón, entregado en el Imperial College de Londres, representa la máxima distinción que puede recibir un maestro o maestra por su trayectoria en la danza.

Recibiendo el President’s Award en Londres, 2017
¿Te vas a Miami para celebrar tus 90 años?
Me voy esta noche, pero porque tengo que traer las zapatillas de punta para las chicas, para la temporada que tenemos ahora con “El Corsario” en abril. A mí me encanta esa obra.
El Ballet Municipal de Lima, dirigido por Lucy Telge, abre su temporada 2025 con “El Corsario”, clásico del reportorio mundial. “El Corsario” está inspirado en un poema de Lord Byron, con música original de Adolphe Adam, complementada por compositores como Léo Delibes, Cesare Pugni y Riccardo Drigo. La coreografía original fue creada por Joseph Mazilier en 1856 y posteriormente adaptada por Marius Petipa, cuya versión es la más representada en la actualidad. Serán diez funciones, del 11 al 27 de abril, en el Teatro Municipal.
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