El diseñador peruano Jorge Salinas tiene un talento único para coser emociones, recuerdos y raíces peruanas en prendas. Hace de su universo textil un tributo íntimo a sus padres, con quienes enfrentó desafíos y comparte todos sus logros.

Por: María Jesús Sarca Antonio | Fotos: Paolo Rally

Jorge Salinas es un creador que lleva al Perú en cada puntada. Sus prendas cuentan la historia de la maestría textil del país y también las memorias que lo acompañan desde niño. En sus piezas –que más de una vez se lucieron en Milan Fashion Week y en los Latin American Fashion Awards, donde fue nominado por personalidades de la talla de Donatella Versace– llevan un detalle que pocos notan: la fuerza de su padre y de su madre.

Con su padre, Leonardo, a quien dedica su pisco Don Salinas y con quien hoy disfruta “como si fueran jóvenes otra vez”.

En su hogar, lo que domina el ambiente son los recuerdos: paredes llenas de cuadros de su familia, del matrimonio de sus padres, imágenes de él montando caballo, una foto con ellos y un lienzo que proclama “Gamarra es Perú”. Una jaula vacía, sin ave, llama la atención como símbolo del ímpetu heredado de sus padres provincianos, que partieron de su lugar natal hacia Lima en busca de oportunidades. Esa misma fuerza impulsó a Jorge a dejar el país, estudiar Diseño de Modas en Filadelfia y conquistar las pasarelas del mundo.

Jorge llega a la sesión acompañado de su padre. Antes de saludar al equipo, se asegura de que él esté cómodo y pueda descansar hasta su turno frente a la cámara. Solo entonces pregunta: “¿Cuál es el plan?”. Esa manera directa de encarar el trabajo es una herencia de su madre, Claudia Alarcón, quien no pudo asistir por su delicado estado de salud. Desde niño, ella diseñaba y fabricaba sus propias prendas bajo el nombre de Clauditex, mientras papá se encargaba de venderlas. Fue este entorno familiar el que despertó en JGanador del premio “Proyecto Artesanal del Año” en los Latin American Fashion Awardsorge su pasión por la moda y el diseño.

Jorge junto a su hermana Milagros, su padre y su madre, en su graduación como diseñador de modas, en mayo de 1994.

Frente al lente, Jorge sabe cómo posar, permite al fotógrafo capturar lo necesario y pasa al siguiente look con un ritmo ágil. Revisa el cronograma y pregunta cada paso, consciente del tiempo, como si administrara varias responsabilidades en paralelo.

Aun así, en medio de ese ritmo firme, su atención se detiene por completo cuando su padre aparece en escena. Jorge deja el encuadre, lo toma del brazo, guía sus pasos con una delicadeza que contrasta con su carácter directo. En nuestra conversación, sus respuestas son concisas, seguras. Conoce su historia con nitidez y reconoce que el camino que recorrió –y los logros que hoy celebra– no existirían sin sus padres.

“Gracias a ellos estoy donde estoy. Me dejaron tomar un camino
que no era fácil para un diseñador en el Perú”.

Leonardo, de La Libertad, y Claudia, de Apurímac, le transmitieron desde pequeño los colores de la cultura peruana. “Me enseñaron del valor cultural que tiene el Perú, a través de sus fiestas costumbristas, la comida, las danzas. Como provincianos y emprendedores, me han enseñado sin querer queriendo, y eso es lo que estoy transformando en moda”, señala.

Ganador del premio “Proyecto Artesanal del Año” en los Latin American Fashion Awards.

En 2016, la detección de un cáncer en su padre puso a la familia frente a la vulnerabilidad. Me asusté, pensé que había terminado todo para él”, dice. La intervención médica permitió que Leonardo continuara activo y lúcido a sus 91 años: “Teníamos que hacer lo necesario para poder salvarlo, y se logró. Hoy es una persona nueva, y estoy disfrutando con él todos los días, yendo a la playa, a comer, tomando un buen vino o de nuestro pisco, conversando como si fuéramos jóvenes otra vez. Le agradezco a la vida y a Dios”, reflexiona, y señala el pisco Don Salinas, que creó como un homenaje en vida para su padre.

Su madre aprendió sola todo lo que sabe de confecciones, y le enseñó a desarrollar disciplina y fortaleza desde niño. “Mi mamá tiene un carácter muy fuerte, yo también lo tengo, y siempre me enseñó las cosas con claridad, muy directas, de cómo desarrollarme en el mundo textil, porque a ella le fue duro crear su propia marca en los años 80”, comenta.

Jorge y sus padres en Miami Fashion Week, donde su colección “Paracas” obtuvo el galardón a Mejor Colección, año 2000.

“Mis padres me enseñaron el valor cultural del Perú. Todo eso hoy lo transformo en moda”.

Además de la enseñanza técnica, recuerda el talento de su madre en tejido y un poco de crochet, aplicado a piezas personales y pequeñas producciones. Hoy, Jorge desea que su madre, que se encuentra delicada de salud, pueda contemplar todos los premios y reconocimientos, como su último galardón al “Proyecto Artesanal del Año” en los Latin American Fashion Awards: “Creo que estaría muy feliz de poder ver todo esto”. También reconoce que le hace falta su apreciación y apoyo en el proceso creativo: “Me habría gustado que mi mamá pudiera celebrarlo a mi lado o que sea parte del proceso de cada pieza que se va creando. Eso me falta. Esa visión, esa mano, esa ayuda, esa voz que me hace entender cuando el diseño ya está listo o si aún no. Como una mentora al lado mío”.

Jorge trabaja con artesanas de diversas regiones del país para confeccionar prendas hechas a mano.

Otro instante en el que se suaviza su carácter es con sus mascotas. Una manada de dieciséis perros, todos rescatados, curados y profundamente afectuosos. Viven con él en un patio amplio, tres veces más grande que la casa, un refugio campestre lejos del bullicio de Lima. La ubicación fue elegida porque queda cerca al Club Hípico de Huachipa, donde Jorge solía montar caballo. Aunque ese espacio es su hogar, prefiere pasar más tiempo en casa de sus padres y cuidar de ellos: “Gracias a ellos estoy donde estoy, por la carrera que me dejaron tomar cuando era difícil ser diseñador de moda en el Perú”.

Con parte de sus dieciséis perros rescatados, en el refugio campestre que construyó en su hogar.

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