Mucho se ha hablado en el pasado de que el orden en que nacen los hijos podría tener una injerencia directa en su personalidad. ¿Seguirá el nuevo royal baby los patrones de conducta que se esperan de un tercer hijo?
Según los expertos en psicología, los primogénitos, como el príncipe George, tienden a ser líderes naturales y una especie de pequeños adultos desde edad temprana; mientras que es creencia popular que el hijo del medio, como es el caso de la princesa Charlotte, corre el riesgo de sentirse algo dejado de lado por sus padres, y es por eso que necesitan llamar la atención desesperadamente. “Algunos se tiñen el cabello de morado o se vuelven fanáticos de una banda en particular, porque necesitan con urgencia una identidad”, declara la terapista de niños y familia y autora del libro “Birth Order Blue”, Meri Wallace.
Se supone que el tercer hijo de una pareja, por su parte, tiende a ser el más sociable, extrovertido y encantador. Esto, como bien corroboran las estadísticas, podría relacionarse con una actitud menos disciplinada y una tendencia a la rebeldía o, cuando menos, a la travesura.
Pero todo depende de cómo se enfoque el asunto: mientras unos alegan que el tercer hijo podría ser el más engreído y hasta manipulador; otros le dan la vuelta al asunto, y afirman que, más bien, se trataría de un niño de espíritu libre, con inclinación por las artes, la aventura y la exploración.
Si a todas estas posibles características de los terceros hijos, agregamos el factor realeza a la ecuación, ¿cómo terminará siendo el nuevo hijo de Kate Middleton y el príncipe William?
Las ventajas de ser el tercero
El editor de la revista Time, Jeffrey Kluger, se tomó el trabajo de evaluar lo que la psicología explica sobre el tercer hijo y aterrizarlo al caso particular del nuevo royal baby, para echar luces sobre la posible personalidad.
Según Kluger, quien escribió una satírica carta abierta al recién nacido en la web del medio, el solo hecho de ser el hijo menor podría traer ventajas interesantes para el pequeño.
Para comenzar, se explaya sobre lo que se espera del primer hijo. “Los primogénitos de la historia han tendido a ser más altos, más sanos, mejor educados y, en última instancia, más ricos que los hermanos menores. Son más propensos a heredar el negocio familiar: el Reino Unido de Gran Bretaña, por ejemplo. Sus coeficientes de inteligencia son incluso algunos puntos más altos que sus hermanos pequeños”, afirma el hombre de letras.
Pero esos factores no deben desalentar al recién nacido. “Algunas cosas asegurarán tu supervivencia”, advierte, antes de escribir que “para empezar, le hiciste a tu hermana Charlotte un gran favor al nacer niño, lo que significa que le molestará mucho menos tu llegada”.
El editor se apoya, también, en la ciencia, al afirmar que lo que creemos sobre el orden en que nacen los hijos es más que un mito o una creencia popular. “La vieja idea de que los niños del medio se convierten en el polluelo olvidado en el nido familiar no es solo una noción. Múltiples estudios han encontrado que reciben menos atención de los padres que los mayores y los menores, y pueden terminar con problemas de autoestima en la edad adulta como resultado”, confirma.
Según sus investigaciones, en una familia de tres hijos, ayuda mucho si el segundo hijo es de un género diferente de los otros dos. “Charlotte, como princesa única de la familia entre un par de príncipes, recibirá mucha más atención de la que habría tenido si también hubieras sido una princesa”, le dice el editor al recién nacido.
El escritor hace énfasis en los estudios que demuestran que los más jóvenes de «camadas humanas» tienden a ser mejores que sus hermanos mayores al leer estados de ánimo y expresiones, y así intuir lo que hay en la mente de otras personas. “Una habilidad útil si quieres agacharte antes de que tu hermano mayor lance un puñete”, bromea.
¿El hijo rebelde?
Pero, como advierte Kluger, también hay potenciales riesgos en torno a la personalidad del último bebé nacido. “Al igual que tu hermana, la Princesa Charlotte, siempre estarás buscando formas de invertir la estructura de poder de la familia. En la mayoría de las familias estables, eso no es posible, por lo que los últimos nacidos encuentran otras formas de convertirse en personas que toman riesgos».
Además, según explica el hombre de prensa, lso terceros hijos son estadísticamente más probables, por ejemplo, de terminar jugando deportes de contacto como el hockey que los más seguros como el tenis, mientras que en los negocios, tienden a correr más riesgos. «Son ese CEO entrante que comienza de nuevo en lugar de simplificar y mejorar las cosas en una empresa», afirma. «Un estudio incluso encontró que cuando los hermanos participan en manifestaciones políticas, los últimos nacidos son los más propensos a ser arrestados”, explica, sorprendentemente, Kluger.
“Las probabilidades son bastante buenas de que no termines en las barricadas, por supuesto”, prosigue, antes de añadir que el negocio personal que estará ayudando a ejecutar el pequeño royal baby no ha sido radicalmente reinventado desde aproximadamente 1215.